Huelga de mujeres del 8 de Marzo. La propuesta: pararlo todo. El debate: paro solo de mujeres o huelga general de toda la clase obrera, la juventud y el movimiento estudiantil.
Miércoles 7 de marzo de 2018
En todos los sectores del movimiento feminista se está dando el mismo debate. Las mujeres queremos pararlo todo, pero ¿con qué acciones y con qué métodos? Por primera vez en el Estado español se conmemorará el 8 de marzo con la convocatoria de una importante jornada de huelga general, por parte de la izquierda sindical. Lo mismo se replicará en países como Argentina, como parte de este Paro Internacional de Mujeres.
El debate se da entre un sector que opina que la huelga debe de ser secundada únicamente por las mujeres. Que el 8 de marzo, ninguna de nosotras acuda al trabajo, ni a la universidad, ni se responsabilice de las pesadas tareas del hogar para visibilizar que las mujeres somos el 50% de la población, y que además sufrimos la doble explotación que nos obliga a realizar las tareas de cuidados después de nuestra jornada laboral.
Desde esta perspectiva, también se busca visibilizar que las mujeres no ocupamos altos cargos ni en las empresas privadas ni en el sector público, pero sí destacamos en aquellos sectores más precarizados.
Otros sectores del movimiento de mujeres, se plantea que es necesario que este 8 de marzo se convierta en una gran jornada de huelga general contra la violencia machista y por los derechos de las mujeres. Desde Pan y Rosas creemos, junto a muchas mujeres, que para que esto se convierta en una realidad y sea posible “pararlo todo” es necesario que no solo las mujeres, sino el conjunto de la clase trabajadora y la juventud, tomen en sus manos los reclamos de las mujeres y acudan a la huelga.
Las mujeres ocupamos los puestos de trabajo más precarizados y además somos el 70% de los pobres del mundo; la juventud, precaria y sin futuro hemos sido expulsados de las aulas a raíz de las contrarreformas que se han ido aplicando y soportamos un paro juvenil de alrededor de un 40%; las inmigrantes, que se enfrentan a las xenófobas leyes de extranjería, perseguidas y encerradas en CIES y además sufren una triple explotación por mujeres, trabajadoras e inmigrantes. Somos una parte mayoritaria de la clase trabajadora y tenemos motivos de sobra para llamar a una gran huelga general.
Las multitudinarias movilizaciones por los derechos de las mujeres en todo el mundo, expresan al mismo tiempo un enérgico rechazo a las políticas neoliberales que venimos sufriendo.
Porque el capitalismo en connivencia con el patriarcado forman una alianza criminal que descarga su peso sobre las mujeres. Es gracias a la doble jornada de explotación a la que éstas están sometidas que el capitalismo se nutre de más ganancias.
El peso del patriarcado obliga a que todo el trabajo doméstico y de cuidados caiga sobre las mujeres de forma gratuita. Así las guarderías, residencias de ancianos, cuidados de personas dependientes, trabajo doméstico, pasan al ámbito privado y recae en cada familia, y en particular en las mujeres de éstas, realizar estas tareas y en caso de poder permitírselo, contratar a alguien para que las realice, en su mayoría mujeres inmigrantes.
Es la clase capitalista, la que diseña e impone leyes que nos empobrecen y nos obligan a vivir una vida de miseria. La que diseña y aprueba reformas laborales que precarizan el trabajo de la mayoría y someten a las mujeres a las peores condiciones; la que diseña y aprueba leyes xenófobas y racistas como la Ley de Extranjería que condena a miles de inmigrantes a trabajos semiesclavos, como es el caso de las trabajadoras domésticas y de cuidados; la misma que privatiza la sanidad y la educación, expulsando de las aulas a centenares de miles de jóvenes con menos recursos. La misma, que impone enormes recortes con el único objetivo de seguir aumentando más y más sus beneficios económicos.
Es junto a nuestros compañeros que podemos parar fábricas, transportes, cerrar universidades y centros de estudios. En definitiva afectar a las ganancias capitalistas.
Es vaciando las aulas y cerrando las puertas de las facultades que podemos luchar contra los rectores de estas universidades-empresa que encubren agresiones y acoso que muchas veces perpetran profesores contra alumnas. No vamos a tolerar las agresiones machistas, racistas ni LGTBIfobicas en nuestras aulas. Seguimos luchando por comisiones de mujeres y LGTBI independientes de su casta universitaria. Exigir que ya basta de precarizar a nuestras profesoras asociadas o al personal no docente.
Es cerrando las universidades junto a nuestros compañeros que exigimos la gratuidad de la educación y la reincorporación de todas aquellas compañeras y compañeros que han tenido que dejar su educación a medias por los precios de las matrículas. Es llamando a nuestros compañeros a sumarse a nuestra lucha, levantando nuestras reivindicaciones que podemos realmente pararlo todo. Incluso los sectores masculinizados, como el transporte o los portuarios.
Y del mismo modo es necesario que la huelga del 8 de marzo llegue a los centros de trabajo, para romper con la tranquila cotidianeidad de la patronal que convierte nuestra explotación en su fuente de riqueza, mientras permite o alienta los abusos y la violencia machista que también sufrimos en el trabajo.
Porque las mujeres no queremos seguir sufriendo esta doble explotación, este 8 de marzo es necesario salir a exigir guarderías gratuitas en los centros de trabajo, pagadas por la patronal y las grandes fortunas. Porque estamos hartas de la precariedad, y de que a nosotras se nos pague menos por el mismo trabajo, este 8 de marzo, también saldremos a exigir “a igual trabajo, igual salario”. Pero no queremos salarios de hambre, ni ser trabajadoras pobres, ni pluriempleadas para llegar a final de mes, exigimos un salario digno para todas y todos ya.
Por eso la huelga de este 8 de Marzo con las mujeres al frente, seguidas de la juventud, la clase trabajadora y el resto de sectores oprimidos, levantando las reivindicaciones de todos ellos, poniendo en el centro la lucha por los derechos de las mujeres, paralizando la producción y afectando a las ganancias capitalistas, puede ser la chispa que reactive grandes movimientos de lucha.
A pesar de la convocatoria de CCOO y UGT a paros de dos horas, la jornada del 8M puede convertirse en una gran jornada de huelga general y convertirse en el gran motor que permita extender todas estas reivindicaciones y este movimiento más allá del 8M. Como ha ocurrido tantas veces en la historia, como fue la huelga de las obreras textiles de Petrogrado de 1917 que dio lugar a la Revolución Rusa.
Recuperando la histórica alianza entre el movimiento feminista, el movimiento estudiantil, la clase trabajadora y los sectores oprimidos Y haciendo uso de los métodos de la huelga, tradición de lucha y organización de la clase trabajadora como los piquetes, ocupaciones, parando fábricas, paralizando el transporte, saliendo a las calles. Y el movimiento estudiantil ocupando facultades, vaciando las aulas. Así haremos que la tierra tiemble de nuevo. Porque los derechos no se piden, se conquistan. ¡Y si una mujer avanza, ningún hombre retrocede!