El jueves 19, tras dos meses y medio de lucha, una multitud de obreros y familiares, junto a las organizaciones que acompañamos la lucha, nos reunimos en los portones de 27 de Febrero para acompañar el reingreso. Entraron marchando al grito de “unidad de los trabajadores”, después de un conflicto durísimo que enfrentó a Vicentin, al sindicato que firmó los despidos, a los ministerios de trabajo, a la policía y a la justicia. Todo el estado contra los trabajadores. Queda el sabor amargo de no haber logrado la reinstalación de 5 de los 25 trabajadores despedidos, pero muchas fuerzas para seguir peleando y la satisfacción de que los trabajadores dieron todo. Acá, algunas ideas de esta lucha enorme que marca un antes y un después y que el PTS acompañó desde el primer día.
Facundo Durán @FakuDuran
Viernes 20 de enero de 2023 21:41
Una enorme lucha de los obreros portuarios
Fueron dos meses y medio de una lucha heroica. La primer pelea había arrancado en agosto y terminado en un triunfo. Esta nueva pelea arrancó el 6 de noviembre con el sindicato “a la cabeza” y se cierra esta etapa el 19, con la liberación de los detenidos y el reingreso de los trabajadores marchando por el portón principal.
A principios de noviembre los trabajadores empezaron el reclamo salarial. La patronal de Vicentin responde con 25 despidos y los trabajadores lanzan la huelga. Son 6 días de paro total y piquetes en el acceso de 27 de febrero. La patronal empieza el chantaje y busca extender la jornada laboral 2 horas por turno. El Ministerio de Trabajo larga una extensa Conciliación Obligatoria de un mes que solo estiró los tiempos y permitió a TPR seguir produciendo.
El SUPA, el sindicato de los portuarios, se encargó de defenderla y de asegurar que el gobierno nacional apoyaba a los obreros. Nada de eso sucedió: el gobierno una vez más jugó a favor de Vicentin, como cuando se negó a expropiarla. El 6 de diciembre, pese a la vigencia de la Conciliación, la patronal realiza descuentos masivos y los portuarios vuelven al paro y cortan la Circunvalación.
La base obrera presiona al sindicato y movilizan por la ciudad, a las reuniones en los Ministerios de la nación y la provincia y viajan a Buenos Aires. El reclamo es el aumento y la reincorporación de los 25 compañeros: “por unas fiestas sin familias en las calles”, dicen. En medio de una fuerte campaña de los dueños de los medios, el sindicato busca cerrar el conflicto dejando compañeros en la calle.
La traición de la conducción y las asambleas masivas
El 6 de enero y a espaldas de los laburantes la conducción del Supa firma un acuerdo en el que la patronal retrocede extender la jornada horaria, se otorga un aumento, se comprometen al pago de parte de los días de paro y se reincorporan 20 de los 25 despedidos. Los laburantes rechazan el acuerdo: días antes, una asamblea en las puertas del sindicato había resuelto masivamente continuar la lucha hasta hasta reincorporar a todos, pese a que la sede sindical estaba militarizada y con la presencia de patotas. Con la firma del acta, el sindicato se cruza de vereda abiertamente y empieza a recorrer los medios atacando a los trabajadores. Asamblea tras asamblea, los laburantes mantienen la unidad y deciden continuar la pelea por la reincorporación de los 5 trabajadores. Entran todos o no entra ninguno. Y en todos estos días el sindicato demostró ser una cascara vacía que no tiene trabajadores que lo apoye.
Una pelea contra la empresa, el gobierno nacional, el de Perotti y el sindicato
Son dos semanas más de una lucha heroica, donde los trabajadores luchan contra viento y marea para que vuelvan a entrar todos. Luchan contra la patronal, que viola las conciliaciones obligatorias, se niega a pagar y envía intimaciones por telegramas a las familias obreras, con amenazas de despidos. Contra el estado, que desde los ministerios de trabajo deja actuar a la empresa y envía dos represiones contra las familias obreras con gas pimienta, gases lacrimógenos y balas de goma, golpeando niños y mujeres, y llevándose a tres laburantes detenidos. Contra la justicia que demostró una vez mas que trabaja para los mas poderosos. Contra la cámara empresaria de la UIA, que lanzó una campaña nacional contra los obreros reclamando que se liberen los portones y se prohíba el paro. Y contra quien mas bronca genera: el sindicato que trata de quebrar la lucha por todos los medios que tiene, organizando carneros para volver a ingresar.
Una nueva organización democrática que tiene que continuar: asamblea, comité de lucha, comisión de mujeres
Quienes somo parte del PTS, que desde un primer momento tenemos el orgullo de haber acompañado esta lucha enorme, además de buscar el apoyo solidario de otras organizaciones, buscamos aportar algunas ideas y experiencias de otras luchas.
La asamblea, como método para que se decida entre todos, fue fundamental para mantener la unidad hasta el final. Pese a que siempre existen diferentes opiniones, se hace lo que resuelve la mayoría. Un viejo portuario lo sintetizó claro: “antes te avisaban por mensajito, o se hacía lo que decía el que mas jetoneaba. De ahora en más decidimos entre todos”. También se avanzó en la organización con la votación de una Comisión de Lucha para conducir colectivamente el conflicto, aunque no se desarrolló hasta el final. El Fondo de Huelga para sostener las necesidades de la lucha y de cada compañero y la formación de una Comisión de Mujeres en los últimos días, cuando las esposas, parejas, madres, hijas y hermanas se agarraron de los brazos y se pusieron frente al portón para que nadie ingrese, algo muy pero muy importante. Son formas para mantenerse organizados y sin que nadie decida por los demás. Que todo se resuelva por mayoría y minoría, entre todos los laburantes.
Un poder estratégico
El paro de los portuarios y el bloqueo de los portones mostró el poder de fuego de los obreros. Las declaraciones de la UIA que pedía que se liberen los portones, la presión de la iglesia para que los obreros muestren “gestos” y no sigan bloqueando y la represión enviada por el gobierno para liberarlos mostraba donde estaba el enorme poder para ganar. Con la extensión del conflicto empezó a haber problemas productivos en otras fábricas de la región por falta de insumos. Electrolux tuvo que parar una de sus líneas por desabastecimiento y hubo problemas productivos en Bambi, otras metalúrgicas e incluso en la General Motors. Las medidas de lucha tenían un efecto concreto: controlar el puerto tiene repercusiones mucho más allá del puerto.
Si se lograban sostener los bloqueos el problema productivo de otras empresas se hubiera transformado en una gran presión que mostraba el poder enorme de los portuarios, capaces de afectar la producción en la región. Pero además, los piquetes y bloqueos era la forma defensiva de organizarse, para evitar la represión y el ingreso de los carneros que finalmente sucedió el lunes 16 por el ingreso de Cerrito. Por eso empresarios, el Ministerio de Trabajo y la iglesia le pedían a los obreros que llevaban meses de lucha y hambre “gestos” y “voluntad de diálogo”; porque mantener los bloqueos junto a un acampe permanente de las organizaciones solidarias y los sindicatos con los obreros y sus familias era clave para ganar. Así lo planteamos en nuestras intervenciones y más aún frente a la represión, como puede verse acá.
El apoyo de los sindicatos y organizaciones
Se lograron apoyos muy importantes como la declaración de los organismos de Derechos Humanos frente a las detenciones y el muy importante acto que propusimos desde el PTS e impulsamos junto a los laburantes del lunes 9 de enero, con la presencia de sindicatos importantes como Amsafe (docentes), ATE (estatales), SIPRUS (médicos) de Rosario Aceiteros y la CTA, los ex Combatientes de Malvinas. También participaron diputados como Carlos del Frade y nuestro compañero Alejandro Vilca, que acercó un aporte al fondo de lucha junto a Nicolás del Caño y Myriam Bregman, además de Octavio Crivaro e Irene Gamboa, referentes locales que acompañaron en los piquetes y en las acciones de lucha. O el Festival Solidario que desde la Juventud del PTS ayudamos a organizar junto a la Comisión de Lucha. Además de extender la solidaridad, con estas actividades se buscaba incidir en la opinión de la población para desarrollar el apoyo a la lucha.
Pero en un conflicto como este, donde la conducción sindical traiciona y la base da sobradas muestras de voluntad de luchar, los sindicatos combativos tienen que jugar también un rol de organización y coordinación. La coordinación no puede ser solamente por arriba, en los actos y en las acciones solidarias; sino que también hay que coordinar una gran fuerza social por abajo. Los sindicatos combativos como Amsafe, Aceiteros y ATE podían ponerse al frente para que esos trabajadores abandonados por su gremio no queden solos y que puedan contar con sindicatos recuperados de las manos de la burocracia. Frente a la crisis actual, el rol de los sindicatos recuperados no puede ser solamente defender a sus afiliados. El conflicto del puerto planteó la necesidad de coordinar las fuerzas de los trabajadores de conjunto para poder golpear como un solo puño, con un paro regional de la CTA y sindicatos como Aceiteros, con la movilización y participación de sus afiliados para que los portuarios no queden solos. Esta es una tarea estratégica que queda planteada como fundamental para los conflictos que se avecinan de la mano de los planes ajuste del gobierno para los próximos tiempos.
Prepararse para nuevas luchas
El miércoles 18, el arzobispado de Rosario se reunió con la patronal y los trabajadores despedidos. Pese a las promesas que había hecho, presionó para que obreros acepten los despidos. Al mismo tiempo la fiscalía amenazaba con nuevas represiones y detenciones. Junto con la presencia de algunos carneros y las nuevas amenazas de despidos, en una tensa asamblea pesó el desgaste y se decidió entre todos, sin desbande, que hasta acá daban las fuerzas para este primer round, sin lograr que entren los 5 compañeros. Pero se votó también y con mucha moral que no se reingresa hasta que los compañeros detenidos sean liberados.
El jueves 19, con una movilización histórica al Centro de Justicia Penal se logra la liberación de los tres detenidos. Ahí se vio que los trabajadores no se sentían derrotados, sino que primó el orgullo de una gran lucha y la unidad para defender a sus compañeros presos. Fue algo muy emotivo para todos y todas. Esa misma tarde, desde las 17, en una enorme convocatoria de las familias, los obreros y las organizaciones solidarias nos reunimos en el acceso de 27 de Febrero y Circunvalación, el ingreso principal del puerto y la base de los piquetes durante estos dos meses y medios. Y al grito de “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”, los obreros entran por la puerta grande, mostrando que pese que a no se logró todo, nadie puede decir que fueron derrotados.
Hay una experiencia enorme de lucha, con una combatividad y una unidad de la base que hace tiempo no se veía y que ni la patronal, ni el estado ni el sindicato lograron quebrar. Esa fuerza tiene que mantenerse organizada para las peleas que se vienen, para recuperar el sindicato y desde el PTS, que tenemos el orgullo de haber acompañado desde el primer día, pondremos todas nuestras fuerzas para aportar a que continúe su organización.