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Red Internacional
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Escuelas en pandemia. Presencialidad y frío en Córdoba ¿Hay algo para hacer?

El frío en las aulas en el marco de la pandemia y el aumento de contagios abre un debate profundo sobre las condiciones de la educación y de los miles de estudiantes que no cuentan con abrigo ni alimentación nutritiva y caliente.

Lunes 10 de mayo de 2021 18:58

Foto Ilustrativa

Foto Ilustrativa

En esta semana docentes y directivos hicieron visible la situación de muchos estudiantes ante la llegada del frío, combinado con el hambre y la falta de comida en las escuelas, en las que “por protocolo” no se han habilitado los comedores ni tampoco las viandas calientes.

Pero sabemos que el frío y el hambre no son dos factores nuevos en las escuelas. Por un lado, las han convertido en un refugio para que muchos estudiantes puedan comer, por el otro, nos quisieron acostumbrar a trabajar y estudiar en aulas con vidrios rotos, sin calefacción, con construcciones baratas en las cuales no hay paredes aislantes y el frío es insoportable al igual que el calor en verano.

Esto es producto de años y años de desfinanciamiento de la educación pública. Los gobiernos vienen destinando los recursos a las ganancias de los empresarios y pago de deudas creadas para beneficio de unos pocos. Esta situación de décadas, hoy es agravada por la pandemia y los aumentos de contagios, pero también la agudización de la crisis donde el aumento de pobreza y desocupación golpea a miles de familias, a nuestros estudiantes.

Así lo describe una docente de una escuela periférica en Arguello: “El ajuste se manifiesta en estudiantes que ingresan sin desayunar a aulas frías y sin la copa de leche, tan necesaria para calmar el hambre y aprender aquello que se intenta enseñar”

Un protocolo que no tiene en cuenta las condiciones de los estudiantes

El protocolo exige que las ventilaciones de las aulas estén garantizadas. De lo que no habla es qué hacer con las y los estudiantes que no poseen abrigos, estudiantes que en sus casas tampoco tienen garantizada una alimentación nutritiva y caliente y menos calefacción u hogares que permitan que el frío no sea impiadoso.

“Se comienza a ver a las y los estudiantes sufrir el frío, la falta de abrigo es notable, por eso las maestras buscamos en un ropero comunitario que tenemos, donde guardamos buzos o camperas que se han dejado años anteriores y nadie reclama, para darle a algunos chicos que fueron estos días desde que empezó el frío, sin ningún abrigo. Hay chicos que faltan porque se enferman, están resfriados, por frío que también pasan en sus casas” nos comentó una maestra de la escuela Provincial Entre Ríos donde asisten estudiantes de zonas muy vulneradas.

Ante los primeros fríos vemos las consecuencias: alimentos que el gobierno no está garantizando ni en la escuela ni en el mismo hogar de nuestros y nuestras estudiantes. Hogares que, por otro lado, han sido objeto de mayor miseria ya que han visto reducidos sus ingresos durante todo el 2020 y este año, con una inflación que se come toda changa que se pueda conseguir.

¿Hasta cuándo vamos a permitir que nos impongan naturalizar que las escuelas sean depósitos para paliar el hambre, que nuestros estudiantes y sus familias vivan estas penurias y que la docencia trabajemos en estas condiciones?

El clima no se puede evitar, pero sí se pueden evitar sus consecuencias

Los gobiernos y sus ministerios detrás de un escritorio, con calefacción y vacunados resuelven protocolos y medidas que profundizan estas contradicciones porque es más barato que poner los recursos que se necesitan.

Hoy para sostener una presencialidad segura los discursos no alcanzan. Como viene exigiendo la docencia es urgente garantizar mayor frecuencia en los transportes con choferes vacunados y los insumos necesarios en todas las unidades, resolver los problemas de infraestructura y la falta de insumos en las escuelas, la vacunación para toda la comunidad educativa, la apertura del Paicor para garantizar comida y viandas calientes, mayor personal docente, de limpieza y de Paicor para garantizar todos los cuidados sin que se genere una sobrecarga laboral que se agudiza día tras día.

Voces de las escuelas cordobesas: la odisea de viajar hacinados

Sin estas medidas y ante la escalada de contagios y el frío, el cierre temporal de la presencialidad será más temprano que tarde. Por esto, es urgente que el Ministro Walter Grahovac comience desde ahora proveyendo los recursos tecnológicos a esos estudiantes que no los tienen, al igual que urge que Schiaretti exija a las multimillonarias empresas la liberación de WIFI, para que ningún estudiante se quede sin la posibilidad de acceder a internet.

Estas demandas que la docencia viene haciendo a los gobiernos, también fueron expresadas en el plenario de delegados de UEPC exigiendo a la conducción que salga de la pasividad y pase a la acción, las asambleas escolares son urgentes para profundizar el debate y la organización de las escuelas junto a las comunidades educativas. Unirnos a las familias por los reclamos de una educación segura, en la presencialidad como en la virtualidad sin exclusiones. Es necesario una gran coordinación entre las escuelas, que cada una y uno de la comunidad educativa seamos un motor para exigir y llevar adelante las demandas que tenemos, no solo como trabajadores de la educación sino también como actores necesarios para que esta realidad cambie.

Que no nos gane la resignación

Las escuelas son ese espacio en el que se hace visible lo que nos quieren esconder, en Córdoba esta semana vimos la cara real y cruda de la situación en la que viven nuestras y nuestros estudiantes.

La salida no puede ser ver esto con resignación, debemos enfrentar este ajuste brutal que se ve reflejado en las familias de nuestras escuelas, que se lleva puesto nuestras condiciones laborales y sobre todo nos está condenado al sálvese quien pueda.

En esta pelea por las demandas urgentes no podemos perder de vista una gran tarea que es organizarnos para enfrentar un ajuste que viene por todas nuestras conquistas. Tampoco podemos ser ajenos al deterioro de la vida de miles que cada vez son arrojados a mayor miseria. Seguir naturalizando la alienación laboral que nos somete a pensar solo en cómo llegar a fin de mes es renunciar a una vida que valga la pena ser vivida.

En el camino de la organización, muchas y muchos docentes hemos empezado, junto a La Izquierda Diario, a visibilizar y seguir exigiendo lo que consideramos urgente para que la educación deje de ser un discurso vacío de los que día a día se encargan de destruir la educación pública.

¡Sumate! Que no te gane la resignación