La corrida cambiaria se desató ante la incertidumbre política y la crisis por escasez de dólares. Pero el problema no es (sólo) la sequía. En los últimos tres años ingresaron al país U$S 48.500 millones por el saldo comercial. ¿Por qué esos dólares hoy no están? ¿Por qué vías se dilapidaron?
Lucía Ortega @OrtegaLu_
Miércoles 26 de abril de 2023 10:46
La escasez de dólares no es (sólo) por la sequía
La corrida cambiaria en el dólar paralelo ocurre en un contexto de escasez de dólares que se terminó de detonar por la sequía. Pero el problema es otro. En los últimos tres años ingresaron al país U$S 48.500 millones por el saldo comercial, pero las reservas del Banco Central cayeron en U$S 5.000 millones. ¿Por qué esos dólares hoy no están? ¿Por qué vías se dilapidaron?
El problema no es (sólo) la sequía
Se estima que las pérdidas por la sequía que afecta a la producción de soja y cereales alcanzarán unos U$S 20.000 millones de dólares que no ingresarán este año al país por exportaciones. A esto, hay que sumarle el efecto fiscal y el efecto en la actividad económica.
Pero la falta de dólares no es resultado de este evento climático extraordinario (que, vale decir, tampoco es meramente un fenómeno "natural" sino producto del calentamiento global al que lleva la voracidad del capitalismo), que se empezará a sentir en los próximos meses por la menor liquidación de dólares del agro. En los últimos tres años hubieron exportaciones récord, tanto por volumen como principalmente por precios internacionales altos, y sin embargo nada de eso quedó en el país.
De acuerdo a datos del Banco Central, desde diciembre de 2019 a febrero de este año el saldo comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones) arrojó un resultado positivo de U$S 48.490 millones. Para tomar dimensión del asunto, es un monto superior al préstamo que desembolsó el FMI en el macrismo y que fue validado y reestructurado por el Frente de Todos.
También ingresaron dólares por desembolsos del FMI y otros organismos internacionales por U$S 7.018 millones, y otros U$S 2.553 millones por inversión extranjera directa.
Sin embargo, en el mismo período las reservas contables del Banco Central cayeron en U$S 5.063 millones. ¿Cómo se dilapidaron todos los dólares que ingresaron? La respuesta está en que, a pesar del cepo cambiario, hubo un "vía libre" para los especuladores.
Las ventanillas de la fuga
Los principales rubros por los que salieron los dólares del superávit comercial fueron los pagos de deuda, tanto de intereses como de capital, por el sector privado y por el sector público. Por esa vía se dilapidaron más de U$S 40.000 millones.
También se escapó una gran parte por el saldo de servicios como fletes y viajes y transporte de pasajeros, la remisión de utilidades y dividendos por las empresas extranjeras, la "fuga de capitales" identificada como Formación de activos externos, y la intervención en los dólares financieros (MEP y CCL) con bonos, que es otra forma de fuga.
Veamos más en detalle.
- Pago de intereses netos:
La deuda externa es una fuerte carga. Los pagos de intereses al FMI sumaron U$S 5.086 millones, que si bien en parte fueron cancelados con los propios desembolsos del acuerdo de facilidades extendidas, en adelante habrá que devolverlos aún con creces.
Sin embargo, también se destaca una importante utilización de dólares para el pago de intereses de deuda por el sector privado (grandes empresas), de U$S 8.404 millones.
- Pago de capital de deuda:
Los pagos por préstamos financieros fueron una de las salidas principales. Y también fue el accionar del sector privado, esto es, de los grupos económicos tanto locales como extranjeros que operan en el país y que han tomado deuda en el exterior o deuda interna en dólares. De los U$S 18.922 millones que se filtraron por esta vía, más del 95 % corresponde a las empresas y sólo el resto fue cancelado por el sector público.
De acuerdo a un informe del CEPA, una parte menor responde a la cancelación neta de préstamos y títulos con el exterior. Lo que ocurrió es fundamentalmente un reemplazo de deuda local en dólares por deuda en pesos. Esta "cancelación neta de financiaciones locales" no se puede explicar por una necesidad de los bancos ya que los depósitos en moneda extranjera se mantuvieron intactos en un 95% del stock. La explicación, según el CEPA, es que "los sectores exportadores buscaron reemplazar la deuda local en dólares por deuda en moneda local".
Como señala el economista Pablo Anino, este es un mecanismo que, muchas veces, encubre un fraude al Banco Central porque las empresas piden dólares para pagar deuda intrafirma: es decir, para pagarse a ellas mismas. Se trata de un mecanismo para sacar dólares hacia sus casas centrales, radicadas en las potencias económicas.
- Servicios:
Otra salida importante tuvo que ver con la cuenta de servicios. Entre los que se incluye un encarecimiento de los fletes (que son prestados especialmente por compañías extranjeras), y una salida por Viajes y transporte de pasajeros.
- Fuga de capitales:
Por Formación de activos externos salieron del Balance Cambiario unos U$S 4.778 millones, de los cuales 9 de cada 10 dólares correspondieron al sector privado no financiero, y el resto por el sector financiero (bancos fundamentalmente).
- Utilidades y dividendos:
La estructura dependiente y extranjerizada hace que permanentemente las empresas busquen sacar sus ganancias afuera. Por esta vía declarada, se fueron unos U$S 545 millones.
- Intervención MEL/CCL con bonos:
En la jornada de este martes en donde subió el dólar blue pero también los dólares financieros (dólar MEP o bolsa y el contado con liquidación), el Banco Central intervino vendiendo dólares contra bonos para evitar que suba la cotización del dólar MEP. También el gobierno vendió bonos en pesos, para lograr el mismo resultado (lo que hundió aun más el precio de la deuda pública local).
Esas intervenciones le han costado muy caro al Banco Central, convalidando la fuga de divisas en el caso de las operación de contado con liquidación y la demanda de los especuladores contra la moneda local. En total, en los últimos tres años se perdieron unos U$S 2.777 millones por esta vía.
- Evasión:
Además de estas operaciones registradas por el Banco Central, el superávit comercial podría ser incluso más elevado si no se realizaran permanentes maniobras de subfacturación de exportaciones por los los grandes exportadores, para no tener que liquidarlas y de paso pagar menos impuestos (retenciones), como lo que se demostró en el caso Vicentín.
O el acceso al tipo de cambio oficial "barato" por importadores es aprovechado para sobrefacturar importaciones entre empresas del mismo grupo económico y así fugar divisas.
Un saqueo histórico
Más allá de los factores inmediatos que explican la corrida hacia el dólar, la escasez recurrente de divisas tiene causas profundas vinculadas con el atraso productivo y la dependencia que sufre el país debido al saqueo de las potencias imperialistas.
En este río revuelto operan los grandes capitalistas y los bancos para sacar provecho y especular con una devaluación, al mismo tiempo que presionar para que la misma ocurra.
Una devaluación es una medida que genera beneficios extraordinarios para unos pocos y significa una transferencia de ingresos desde el pueblo trabajador hacia el gran capital.
Si bien por el momento sube el dólar paralelo (blue y financieros) y estos costos empiezan a trasladarse por los empresarios a las cadenas de precios, una devaluación del tipo de cambio oficial sería un golpe aún más feroz para la clase trabajadora. Esta implicaría un mayor combustible a la inflación, y destrozaría los salarios.
Se necesitan medidas de otra clase para para la inflación, recomponer las reservas del país y reorganizar la economía sobre otras bases, poniendo por delante las necesidades de las mayorías sociales y del desarrollo del país y no la sed de ganancias de los poderosos de siempre.
Para ello hay que rechazar el acuerdo con el Fondo y el pago de la fraudulenta deuda, nacionalizar los bancos y poner en pie una banca estatal única bajo control de los trabajadores y nacionalizar el comercio exterior.
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Lucía Ortega
Economista UBA. Coeditora de la sección de Economía de La Izquierda Diario.