Sábado 29 de noviembre de 2014
Verónica Landa @lierolaliero y Marta Clar @MartaClar1/ Barcelona
Su primer centro en el Estado Español abrió en Sevilla. Ya lo dicen en página web: “en Princelandia educamos jugando”. Una educación basada en inculcar valores sexistas y patriarcales encubiertos en la enseñanza de “buenos hábitos de higiene personal”.
Desde Sevilla han ido ampliando su implantación territorial hasta dar el salto a otros continentes. La creación de estos spa para niñas ha suscitado muchas críticas por parte de los colectivos feministas bajo el hagstag #StopPrincelandia. El motivo: el fomento de la educación sexista.
El objetivo de Princelandia es que las niñas se sientan princesas por un día y para ello ofrecen servicios de manicura y pedicura, maquillaje o desfiles de modelos. Se presentan como una alternativa para sacar a las niñas de la vorágine de las nuevas tecnologías, pero que en el fondo no hace más que comercializar con los estereotipos de género.
Se enorgullecen de inculcar, aunque sea por un día, unos valores en las niñas que son los grandes estereotipos patriarcales que pesan sobre la figura de la mujer en nuestra sociedad. Unos valores que les envía un mensaje claro: las mujeres debemos mantenernos siempre bellas.
Es así cómo esta empresa, que se muestra ante el público como una "alternativa divertida, lúdica y a la vez pedagógica", se aleja irremediablemente —o va en contra—de los principios de igualdad y equidad de género que desde diferentes colectivos se proponen en los programas educativos.
Por su parte, Princelandia, que ha sido galardonada con premios a la mejor iniciativa celebrando el éxito de la franquicia y su carácter emprendedor, no hace si no educar en la agudización de un modelo patriarcal mediante la reproducción de conductas sexistas usando como pretexto la inculcación de hábitos higiénicos y saludables para las niñas.
Así es cómo detrás de esta oferta de aparente diversión y entretenimiento para las más jóvenes, la empresa sigue reproduciendo modelos evidentemente sexistas anclados en la imagen de la mujer como cuerpo-objeto: pasarelas top model o el énfasis constante en la necesidad de adornar y mantener el cuerpo según rígidos cánones de belleza.
Machismo, cada vez más extendido entre los jóvenes
En un reciente artículo de Celeste Murillo para La Izquierda Diario, se dice que "los cuentos, los juegos y cualquier otro producto cultural hablan de la sociedad en la que vivimos".
Es así que en el Estado español aumentan escandalosamente los casos de abuso y violencia machista entre los jóvenes. De los 48 casos registrados de mujeres asesinadas durante el 2013, 13 eran chicas menores de edad. Además durante el mismo año fueron juzgados 151 menores por violencia machista (un 5% más que el año anterior). Por otro lado, en la Comunidad de Madrid, un 5,3% de las chicas entre 14 y 16 años había soportado imposiciones de conductas sexuales por parte de sus parejas que ellas rechazaban.
Estos datos, que no pueden dejarnos indiferentes, nos obligan a poner en cuestión un modelo educativo estrechamente vinculado a la reproducción de los estereotipos de género tradicionales que reproducen iniciativas como Princelandia, que a través de su propuesta de "la niña que se convierte en princesa por un día" naturaliza la idea de la mujer como ser pasivo y potencia cánones de belleza que la convierten en un mero objeto de deseo para los hombres.