El pasado 24 de abril la juventud salió a las calles en Guadalajara y en la Ciudad de México para repudiar la versión de la Fiscalía del Estado sobre el caso de los tres estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV).
Miércoles 25 de abril de 2018
El motor de la movilización es el cuestionamiento de la nueva “verdad histórica “ que busca ser instalada para dar carpetazo al caso e imponer una derrota al movimiento estudiantil que ha dado muestras de recomposición con las asambleas interuniversitarias como forma de autoorganización.
La juventud que se moviliza está compuesta por jóvenes que ya antes se movilizaron por la aparición con vida de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y por un sector de jóvenes más nuevo pero que ha crecido en el contexto de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, una política que hizo estallar la violencia en todo México llevándonos a enfrentar la ola de violencia actual.
Es en ese contexto que vemos resurgir la movilización ante el proceso de desaparición de los estudiantes de cine y donde se hace presente el cuestionamiento a la versión oficial de las autoriades locales y del gobierno. Ellos quieren imponer su “verdad histórica” como pasó con el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y de los cuales continúa la exigencia por justicia. En las movilizaciones está presente la no confianza en el Estado y sus instituciones.
Mantener la independencia política de la movilización es fundamental pues en ella radica su fortalecimiento y extensión, pero además porque ha cuestionado los métodos de la FEU, que es una organización al servicio de Grupo Universidad y Rectoría con Raúl Padilla a la cabeza.
Los intentos de organizarse en forma democrática recuperando el método asambleario constituyen un gran paso para levantar un movimiento estudiantil de masas, la perspectiva de independencia de clase, donde sean los estudiantes y sus organizaciones independientes del Estado los que tomen las decisiones e impulsen un plan de lucha para frenar la violencia.
La tarea que tiene la juventud indignada por las desapariciones y juvenicidios es seguir fortaleciendo la organización, llamando a nutrir masivamente la Asamblea Interuniversitaria. Esto pasa por poner en pie asambleas en todos los centros de estudio, donde se voten delegados que tengan mandato de base y que sean rotativos y revocables.
La Interuniversitaria tiene que votar un plan de lucha que combine la movilización en las calles con la búsqueda de alianzas con organizaciones de trabajadores, organizaciones sociales, el movimiento de mujeres, los familiares de desaparecidos, etc.
Debemos movilizarnos bajo la exigencia de una comisión de investigación independiente encabezada por familiares y organizaciones, que tenga pleno acceso a todos los archivos de la investigación del Estado, así como plenos recursos para trabajar y poder garantizar una investigación clara y hasta el final.
Una comisión como la que proponemos debe desconfiar de que la Fiscalía y el gobierno por sí solos van a esclarecer lo que ha sucedido con los estudiantes. Para ello es fundamental desplegar la más amplia movilización combativa en las calles, con los familiares de los estudiantes desaparecidos. Hoy como en 2014 con los 43 de Ayotzinapa volvemos a gritar bien fuerte #Fue el Estado.