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Red Internacional
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Ante la proscripción. Propuesta política a las organizaciones del Encuentro Popular Alternativo y otras corrientes y activistas

El Gobierno de Maduro ha concretado un diseño de elecciones presidenciales a su medida. Si bien ha obstaculizado a figuras claves de la oposición subordinada a Estados Unidos, todo el arco ideológico de la derecha opositora tendrá candidatos, así como también, por supuesto, el PSUV y sus satélites. Es decir, los intereses patronales y capitalistas no dejarán de estar representados en la contienda, muy al contrario: la totalidad de candidatos expresan esos intereses. En cambio, es el arco político que cuestiona por izquierda las políticas de entreguismo nacional y capitalismo salvaje del Gobierno el que, a consecuencia de las proscripciones políticas, no podrá tener candidatos.

Miércoles 3 de abril

Esta situación, lejos de ser motivo para quedarnos de brazos cruzados, es una razón para que, unitariamente, intervengamos en esta situación con una campaña donde se exprese la independencia política de la clase trabajadora.

Desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) nos dirigimos a las distintas organizaciones que componen el Encuentro Popular Alternativo (PCV, MPA, PSL, Marea Socialista y PPT-APR), y a las otras corrientes y activistas que concuerden con este planteamiento, a llevar adelante una campaña común para denunciar cómo el escenario electoral venidero, lejos de la supuesta “pluralidad” y “diversidad ideológica” que propagandiza el gobierno, en realidad lleva el signo de dejar por fuera, sobre todo, a quienes cuestionan el implícito consenso entreguista y antiobrero que hay en el país. De las 13 candidaturas y más de 30 partidos, ninguno expresa las necesidades e intereses de la clase trabajadora y los sectores empobrecidos del país.

Desde hace un tiempo venimos articulando y luchando en frente único por una serie de derechos económicos (salarios, contratos colectivos, etc.) y políticos (libertad de los trabajadores presos, etc.), incluyendo la lucha contra las proscripciones electorales. Como continuidad de esa dinámica, proponemos dos ejes concretos que podríamos poner en la calle en breve tiempo, si nos ponemos de acuerdo sobre los contenidos y la manera de llevar a cabo una campaña de estas características.

Contra las proscripciones, por el respeto de los derechos a la participación política de los partidos y corrientes de izquierda

Sobre este primer eje ya hemos dado un primer paso como lo fue la reciente acción unitaria contra las proscripciones frente al Consejo Nacional Electoral. Continuemos ese esfuerzo unitario, redoblando la denuncia y exigiendo se respeten las garantías y derechos a la participación política. Son varias las organizaciones que tienen vulnerados sus derechos políticos por los más diversos procedimientos y maniobras: intervención judicial, negativa a permitirles registro, silencio administrativo ante solicitudes, inhabilitaciones personales, etc. En el caso específico de las organizaciones que cuestionan las políticas de capitalismo salvaje y entreguismo nacional, estas restricciones antidemocráticas buscan evitar que se expresen política y electoralmente voces que pueden disputarle por izquierda a la farsa de gobierno “obrerista”.

De allí que en esta propuesta, si bien partimos de oponernos a las proscripciones en general, en defensa del derecho democrático del pueblo venezolano a que no sea el gobierno de turno quien le imponga por quién puede votar y por quién no, planteamos poner énfasis en el hecho de cómo todos los factores políticos ubicados a la izquierda de Maduro han sido proscriptos o inhabilitados. Le tienen temor a que voces anticapitalistas y que enfrentan al Gobierno por izquierda se expresen, buscando callar a los que nos oponemos a sus políticas antiobreras y antipopulares. Pero llamamos a redoblar este esfuerzo unitario, denunciando que a las fuerzas que nos reclamamos de los trabajadores, los campesinos y los sectores populares se le proscribe abiertamente.

Las condiciones impuestas por el Gobierno impidieron a la llamada Plataforma Unitaria inscribir a María Corina Machado y a su primera sustituta designada, permitiéndole inscribir un segundo sustituto y a Manuel Rosales, uno de los dos será el candidato de esa coalición, o los dos, depende de lo que negocien. Los otros partidos que no pertenecen a esa coalición y conviven hace algunos años con el Gobierno, tendrán también sus candidatos. Así las cosas, aun en las condiciones de un régimen autoritario, el arco político patronal tendrá sus candidatos y opciones, tanto en el candidato del Gobierno como en los de oposición.

Estas prácticas de violentar derechos a la participación política corren en simultáneo con la violación de otros derechos democráticos elementales, como el derecho a la protesta, a la huelga, a la organización sindical, entre otros. Todas esas medidas, claramente antidemocráticas, contra organizaciones y candidatos, atentan contra el derecho del pueblo a decidir por quién votar.

Sabemos que el adelanto precipitado de las elecciones como las medidas de habilitar e inhabilitar a placer partidos y candidatos, forman parte de una política para ir a unas elecciones presidenciales del 28 de julio que le garanticen una “reelección” a un gobierno antiobrero y antipopular, altamente repudiado.

Frente a esto, en dos recientes textos que hemos publicado (¿Qué referencia política necesitamos construir y proponer desde la izquierda anticapitalista? y El Gobierno de Maduro consuma elecciones a su medida), hemos planteado que hay que continuar denunciando las proscripciones y exigir respeto al derecho a la participación política, llevando a cabo acciones unitarias para enfrentar el autoritarismo gubernamental en esta materia, y pelear por el derecho a tener expresión político-electoral.

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Denunciar, desde una perspectiva de clase, que tanto el Gobierno represivo y antiobrero de Maduro como la oposición patronal representan intereses ajenos a los de la clase trabajadora y el pueblo pobre

Como hemos expresado, en estas elecciones amañadas, exceptuando los factores ubicados a la izquierda del Gobierno de Maduro, el arco político patronal y de derecha tendrá sus candidatos, aunque pesen proscripciones e intervenciones judiciales sobre destacadas figuras y organizaciones de ese espectro políticos, quienes abogan a favor de los intereses del capital nacional y transnacional (sean de “Occidente” o de “Oriente”), tendrán representación, tanto en el candidato del partido-Estado PSUV, como en los de oposición. No es casualidad que la proscripción haya afectado con más fuerza al arco ideológico y político ubicado a izquierda de las políticas del gobierno, que incluye hasta sectores de centroizquierda que cuestionan también los brutales ataques a los derechos democráticos y laborales. Eso está en consonancia con el sentido de las políticas de ajuste capitalista, que han significado, sobre todo, la destrucción de los derechos laborales y las condiciones de vida de los trabajadores, las trabajadoras y el pueblo pobre.

Así las cosas, el escenario es la disputa entre el Gobierno ampliamente repudiado que se juega a mantenerse en el poder sea como sea, y sus opositores patronales, unos con capacidad de derrotarlo y otros no tanto. Conducen a la clase trabajadora a un callejón sin salida, donde la disyuntiva que se les presenta es, o la continuidad del régimen antiobrero y represivo de Maduro, o el ascenso al poder de sectores de esa oposición patronal y, también antiobrera y represiva, que lleva 25 años acariciando volver a ser ellos quienes tengan sus manos sobre los recursos económicos del Estado y la gestión del capitalismo venezolano.

Por qué entonces, desde los que nos reivindicamos de la clase trabajadora y el pueblo pobre no alzamos nuestra voz de manera unificada ante este escenario tan adverso, conscientes de que aunando esfuerzos nos podemos hacer sentir con más fuerza en el escenario nacional, planteando en una sola voz: “¡No nos representan!”. Es importante dar batalla también en ese escenario tan hostil, donde, si ya de por sí en las democracias capitalistas las elecciones contienen una fuerte dosis de engaño y fraude a los explotados, mucho más lo serán esta vez, bajo un esquema profundamente autoritario y con candidaturas restringidas solo para opciones que representan intereses capitalistas. Es fundamental plantear por todo lo alto una posición que exprese independencia política de la clase trabajadora y el pueblo pobre esos sobre quienes ha recaído con brutal fuerza toda la catástrofe económica.

A contramano de esto, ya corren algunas voces desde sectores que se definen como de izquierda o centroizquierda, planteando que en estas elecciones lo fundamental es la derrota de Maduro, llamando a alinearse tras los otros factores de poder burgués. En esa tónica hemos visto también, lamentablemente, la posición de Manuel Isidro Molina, del MPA, que hacer parte del Encuentro Popular Alternativo (EPA), llamando al “voto castigo”, planteando: “Durante los próximos 4 meses impulsaremos la rebeldía cívica electoral de voto-castigo contra el madurismo, y contribuiremos a sellar su derrota el 28.07”. Abiertamente MIM está llamando a votar por el candidato que más posibilidades tenga de derrotar a Maduro, que no sería otro que uno perteneciente a lo que él mismo define como sectores neoliberales y macartistas.

Nosotros sostenemos que no se trata de cambiar unos verdugos por otros. Esa posición de, castigue al gobierno sin importar por cuál opción política se esté votando, es despolitizante para los trabajadores, es la reedición de un campismo político donde se le presentan a la clase trabajadora solo dos campos, donde uno sería el “progresivo”, cuando en realidad se trata de dos campos reaccionarios. Eso lleva a nuestra clase a abandonar cualquier identidad y posicionamiento propio como clase, conduciéndola a un callejón sin salida, donde renuncia a sostener una política propia como clase.

También con desazón, hemos visto en una entrevista a Óscar Figuera, diputado y Secretario General del PCV –también del EPA–, emplear la expresión “vote por cualquiera que no sea Maduro, nosotros llamaremos a votar por Manuel Isidro”. Aunque ha sido solo una frase y por ahora no se ha expresado en otras declaraciones ni en alguna posición oficial de su partido, nos parece problemática también, porque, ante la realidad actual de que Manuel Isidro Molina no será candidato, ¿cómo queda la expresión de votar por cualquiera que no sea Maduro? Si esta posición se desarrollase hasta el final, llevaría a una suerte de “cualquierismo”, ese “cualquiera menos esto” (el Gobierno actual), que estuvo detrás, por ejemplo, de las expectativas que en sectores populares, otrora base de apoyo de los gobiernos chavistas, despertó la ofensiva imperialista con Guaidó como cara visible, en 2019.

Es claro que un régimen reaccionario, represivo y autoritario como el de Maduro y las FFAA, con sus políticas brutalmente antiobreras, empujan a los trabajadores y sectores populares hacia los partidos de la derecha tradicional proimperialista, ante la ausencia de alternativas por izquierda. ¡Pero, justamente de eso se trata! ¡De pelear porque exista otra alternativa, otra opción con un contenido político y de clase totalmente diferente a lo que son el gobierno y sus opositores patronales! Pero eso no va a existir si se cede a un cierto “pragmatismo” o “realismo político” desprovisto de toda independencia de clase. No es así como puede ganarse un lugar propio una alternativa política propia de los explotados y oprimidos, ese sería el camino de la subordinación a otras estrategias de otros intereses de clase.

Ante la actual coyuntura electoral, desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) hemos venido sosteniendo la necesidad de una propuesta que exprese la independencia política de la clase trabajadora ante el sistema capitalista y ante cualquier proyecto que implique sostenerlo. Así lo planteamos cuando aún se discutía qué tipo de candidatura levantar ante las elecciones actuales. Ahora, a pesar de que a la izquierda la han dejado afuera, consideramos que aún en este escenario adverso, podemos sostener una campaña política durante este período electoral con estos ejes que señalamos, levantando una perspectiva propia como clase ante los grandes problemas, sobre los que los bandos que estarán en disputa el 28J tienen más acuerdos que desencuentros: el enorme endeudamiento nacional, la destrucción del salario y los derechos laborales, las condiciones de súper explotación de la clase trabajadora en general, y de la juventud en particular, el desmantelamiento de las empresas públicas, el rentismo, la subordinación nacional a las necesidades del capitalismo mundial, el colapso de la salud, la educación y los servicios públicos, la podredumbre de las fuerzas represivas, la reforzada opresión de las mujeres y la diversidad, la miseria material y la pobreza estructural (hoy extendidas como nunca antes), los graves problemas y desafíos en materia ecológica, el saqueo de los recursos naturales por las transnacionales, etc. Una campaña que propagandice la idea de un programa obrero y popular y la perspectiva estratégica de la lucha por conquistar un gobierno de los trabajadores, en alianza con los sectores populares y campesinos pobres.

Reiteramos entonces este llamado a las organizaciones del EPA, a las corrientes de izquierda y a las compañeras y compañeros sin partido que coincidan con este planteamiento. ¡Pongamos manos a la obra!