En una campaña de “vida o muerte” para el PRI, este partido priorizó debilitar al panista Ricardo Anaya, para después disputar la elección con Andrés Manuel Obrador, pero los resultados están resultando más contraproducentes para el candidato oficial.
Lunes 2 de abril de 2018
Desde antes del inicio de la campaña presidencial José Antonio Meade viene resintiendo las consecuencias de representar al PRI, por lo que continúa ubicado en el tercer lugar de las preferencias electorales.
Para posicionarlo, la dirección priísta emprendió una campaña de desprestigio contra el indefendible Ricardo Anaya, quien si bien resintió el efecto de esta ofensiva, éste fue menor al esperado según analistas. Ese golpeteo no sólo no le sumó números a José Antonio Meade, sino que los ha capitalizado Andrés Manuel López Obrador que ahora está más de 10 puntos arriba de Meade.
Y es que no enfocar las baterías contra AMLO, dejó muchos flancos libres al tabasqueño que éste ha sabido aprovechar, e incluso, le permitió realizar acuerdos con sectores reaccionarios que el PRI no pudo capitalizar a su favor. A tres meses de las elecciones, AMLO supera por 13 puntos a Ricardo Anaya y por 19 al oficialista Meade (Oráculus da de 37 a 40 puntos en las preferencias a AMLO).
Es claro que el alcance del “control de daños” es mayor al esperado por los priístas en su estrategia. Tan es así que no sólo aumenta la desbandada de perredistas hacia el Morena, sino que grupos de panistas se están afiliando a ese partido (como los que hace una semana días en Sonora renunciaron al PAN).
Esto, en la medida que AMLO se ha ido abriendo cada vez más a sectores de derecha y centro derecha. Incluso, recientemente aseguró ante los banqueros, que los empresarios e inversionistas pueden estar tranquilos, porque no afectará la reforma energética (sólo verá casos donde haya corrupción).
Pero si Meade lograra desbancar al segundo lugar a la alianza “Por México Frente”- Anaya,el ex secretario de Hacienda tendría que hacer milagros para superar por 40 puntos a López Obrador, tal como lo aseguró la dirigencia tricolor. Encima, disminuye el famoso “voto duro” priísta, y aumenta el “voto duro” a favor de AMLO.
No existen bases que refuercen el eslogan de los dirigentes y el candidato del PRI: “¡vamos a ganar!” ¿Cómo lo van a lograr? No presentan ningún plan que lo explique.
El desencanto e incertidumbre que presagian la derrota
En el “cuarto de guerra” del PRI hay desesperación aunque los dirigentes traten de ocultarlo. Pero seguramente muchos priístas se estarán preguntando ¿Hacia dónde vamos? ¿De dónde sacan que vamos a ganar? ¿Cómo revertir las tendencias? Qué pasará con el PRI -y los puestos logrados al amparo del poder-?
Y es que ven que se acerca la debacle del 1 de julio. Ellos siguen las encuestas de los especialistas: El Financiero dice que AMLO sólo necesita administrar la ventaja de 18 puntos –casi 10 millones de votantes– para ganar la presidencia.
Impotente, la dirección priísta aumenta el número de los coordinadores de campaña de su candidato, provocando con ello desorganización y falta de centralidad en el mando estratégico.
Ya la corriente Democracia Interna –encabezada por José Adolfo Murat y Ulises Ruiz– exigió a Meade un giro en la “torpe campaña” y un cambio de “estrategas” (reclamo al que podrían sumarse otros sectores priístas).
Preocupados, estos “estrategas” ven que, en la relación a las senadurías –además de la uninominales– sólo obtendrían seis plurinominales (que protegerían con la inmunidad a sus principales dirigentes). Sería un gran retroceso, pues en el 2012 –la mejor votación del PRI desde 1994–, ganaron sólo 11 plurinominales al Senado.
Un Peña Nieto y un PRI totalmente la defensiva
La máxima expresión de impotencia en el PRI, se muestra cuando Peña Nieto, queriendo rebatir algunas propuestas de AMLO para posicionar a su candidato, en días pasados reconoció (el mismo presidente de las reformas estructurales) que le cuesta trabajo explicar los beneficios de dichas reformas, pero que más adelante sí se verán sus logros.
La reciente entrevista en Milenio-TV a López Obrador –organizada para golpear al político tabasqueño– en la que el PRI apostaba para debilitar fuertemente al candidato de la coalición “Juntos haremos historia”, término siendo favorable para el dirigente del Morena. Esta entrevista, al hacerse “viral” en las redes, fue todo un autogol para el PRI y el canal televisivo.
Las alternativas ante un desastre anunciado
Sabedora de que no cuenta con fuerza suficiente para revertir las tendencias electorales de aquí al 1° de julio, la dirigencia del PRI tiene que escoger entre algunas variantes para no quedar semi-liquidado en estas elecciones.
Una es que apueste a que los votos de Margarita Zavala se destinen al tricolor si Meade supera a Anaya y de ahí buscar el necesario “empate técnico” –para eso le fue otorgado el registro como candidata independiente–, pero de no ser así, no le servirá de mucho esa maniobra.
Otra es que divida a la alianza encabezada por Anaya, negociando canonjías e impunidad, si alguna de sus fuerzas –sobre todo el PRD–, ven que no avanza nada su campaña. Por lo que podríamos ver nuevas acusaciones contra Anaya. Esta apuesta tiene el riesgo de provocar que, como reacción, otro sector vote por López Obrador, lo que sería contraproducente para Meade
Sin embargo, si el PRI aventajara de manera considerable a la alianza PAN-PRD-MC, intentaría con todos los medios de que dispone, imponerse mediante un fraude pese a la polarización que provocara esta medida. Pero sería la última que el PRI preferiría usar, pero el autoritarismo del PRI y el temor a perder el poder, esté en su naturaleza
Otra opción es acordar una transición pacífica con López Obrador si éste mantiene la ventaja de cuando menos 10 puntos sobre Meade. Lo que implicaría negociar que AMLO no encarcelaría a lo que llama la “mafia en el poder” a cambio de reconocerle el triunfo electoral (AMLO ya anunció que no encarcelará a Peña Nieto), pero esto seguramente desencantaría a muchos de sus seguidores.
Mario Caballero
Nació en Veracruz, en 1949. Es fundador del Movimiento de Trabajadores Socialistas de México.