A 4 años de la cuarta transformación tengo una sensación de enojo y frustración al constatar que la Reforma de la Reforma de López Obrador ha sido en realidad una burla más para el magisterio.
Miércoles 30 de noviembre de 2022
Después de ofrecer en repetidas ocasiones que no quedaría ni un punto ni una coma de la mal llamada reforma educativa peñista, la única ganancia fue la eliminación de la evaluación de desempeño.
Sin embargo, el servicio profesional docente permanece con el nombre de carrera para los maestros y maestras a través de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM) y en vez de mejorar los requisitos para el ingreso y la promoción horizontal o vertical, empeoraron. Se establecen 8 niveles con 4 años de permanencia entre cada uno de ellos, sin mencionar los filtros para acceder, irregularidades y poca transparencia en el proceso.
Ánimo a los nuevos en el sistema, en cuanto puedan participar no pierdan ni un segundo en su carrera contra el destino. Si pasan todo a la primera, tal vez lleguen al último nivel cuando tengan 34 años de servicio, sólo para jubilarse con sueldo de plaza inicial porque los estímulos ganados no forman parte del sueldo base.
Los compañeros de nuevo ingreso desafortunadamente siguen desinformados y desorganizados por lo que no exigen al gobierno la desaparición de este programa y que asuma el compromiso de salarios dignos para todos los trabajadores de la educación, por lo que siguen cayendo en el juego de competir de manera individual por la ilusión de un mejor salario.
Otro punto engañoso es que se puede acceder a una segunda plaza, en otro nivel educativo y que haya compatibilidad horaria y espacial. Esto es una mentira. Con 25 horas semanales de trabajo no habrá compatibilidad horaria, más que completar 15 horas con secundaria o media superior, siempre y cuando la licenciatura estudiada sea aceptada en dicho nivel y se cubra el perfil exigido.
Constatamos que la cuarta transformación forma parte de la continuidad de un sistema capitalista y neoliberal, que precariza al trabajador y que no tiene intención de mejorar sus condiciones laborales y respetar sus derechos adquiridos.
De nosotros depende organizarnos y conseguir lo que por derecho nos corresponde. Ya no podemos seguir creyendo que un mesías llegará a mejorar nuestro futuro, asumamos nuestra responsabilidad para que consigamos con nuestra lucha este cambio real.
Debemos pelear por la abrogación de la Reforma Educativa de Peña Nieto, por la eliminación de la ley del USICAMM, salarios dignos para todos los trabajadores de la educación, respeto a la seguridad social, incrementos salariales a activos y jubilados en el mismo porcentaje de incremento del salario mínimo, y la defensa de la educación pública.