En los últimos días han estado en la palestra diferentes debates sobre la posición que debe tomar ahora el pueblo trabajador ante la crisis de las direcciones históricas del régimen, para defenderse de los ataques que se avecinan. Ante esta problemática, han salido a responder diferentes organizaciones, expresando cada uno sus diferentes estrategias.
Domingo 8 de octubre de 2017
El nuevo conglomerado que se ha constituido en nuestro país y se presenta como una alternativa, es el Frente Amplio, que sigue la tradición internacional de Syriza en Grecia o Podemos en España, organizaciones que ya se han probado en éstos últimos tiempos y terminaron en un fracaso interno y externo, al terminar cediendo a los intereses del empresariado y las castas políticas tradicionales, impotentes ante los ataques del imperialismo, y haciéndolos pesar crudamente sobre los hombros de los trabajadores.
Hoy en día el Frente Amplio se compone de 15 organizaciones, y aunque no todas se declaran de izquierda, (tienen al partido Liberal dentro, que por lo demás que lleva como candidato en Osorno a un ex funcionario del gobierno de Piñera) podemos observar cómo se constituye finalmente un pacto electoralista de "Unidad de la Izquierda" con una mezcolanza de organizaciones y líneas políticas que ya han estado a punto de implosionar el conglomerado, y han puesto entredicha esta unidad, pero que confluyen bajo un programa electoral de reformas graduales, como se puede constatar en la lista de más de 180 candidatos postulantes al congreso y a consejeros regionales, o su candidatura presidencial con Beatriz Sánchez.
Precisamente ese programa es el que tiene que expresar la capacidad de esta forma de hacer política para llevar a la victoria las demandas de la clase trabajadora y los sectores oprimidos. El programa reformista que tiene el FA, por ejemplo, no propone la expropiación, porque su propuesta es que se pueden conseguir nuestros derechos en comunión con el capital empresarial, apostando a presionar por izquierda al régimen y llegar a acuerdos en el congreso, sembrando así ilusiones en clave parlamentaria dentro de las capas que influencian y jugando finalmente un rol pasivizador.
Esto no es casual ni tampoco está solo en el FA, es una característica clave de la táctica de todo frente de unidad de la izquierda, pues sus programas conciliadores de clase no velan por acabar con el sistema de conjunto, sino por subsistir al alero del capitalismo luchando por reivindicaciones democráticas, que finalmente encuentran su tope y fin al enfrentarse a los intereses de los grandes empresarios y al aparato que despliegan para defenderlos.
¿Cuál es la alternativa?: el Frente Único Obrero como contraposición.
Las organizaciones de izquierda si deben unirse en pos de objetivos que los trabajadores y los sectores oprimidos se propongan conquistar, pero la clave está en que sean las trabajadoras y trabajadores auto organizados desde sus lugares de trabajo o sus propias organizaciones políticas, los que desarrollen la capacidad de la unidad en la acción: unidad para resistir los ataques del capitalismo, o unidad para tomar la ofensiva en su contra, es decir, para arrebatar y defender sus demandas, confiando en las fuerzas de nuestra clase y de nuestros propios métodos de lucha, exponiendo incluso, a las variantes tibias de la izquierda antineoliberal, que cuando por ejemplo, candidaturas anticapitalistas como la de Dauno Tótoro, proponen que todo parlamentario debe ganar como un trabajador, para acabar con la casta corrupta que se enriquece a costa de las vidas de millones de personas, los diputados del FA proponen la rebaja parcial de sus sueldos, pero manteniendo millonarias cifras.
El Frente Único Obrero permite justamente que los trabajadores más conscientes puedan hacer la experiencia con estas organizaciones, y sacar sus propias conclusiones.
Hoy sabemos que es imposible satisfacer la totalidad de las demandas por las que hemos luchado sin tocar la estructura del sistema, que es la propiedad privada capitalista, por lo que se necesita un despliegue real de una gran fuerza social organizada, dirigida por las y los trabajadores a través de su herramienta histórica: un Partido de Trabajadores (que debemos luchar por construir) totalmente independiente, que proponga un programa político revolucionario, que lleve hasta el final la lucha contra todas las opresiones, con el objetivo de conquistar el gobierno obrero que nos abra la perspectiva hacia una nueva sociedad, porque nuestras vidas valen más que las ganancias de unos pocos, y dentro de los márgenes de este sistema, siempre tendrán más peso las las ganancias de los empresarios que las necesidades de los trabajadores.