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Raquel Varela: “La Revolución de los claveles fue una revolución del siglo XXI”

Raquel Varela: “La Revolución de los claveles fue una revolución del siglo XXI”

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Presentación de dos libros sobre la Revolución de los claveles. Con la autora, Raquel Varela, acompañada por Josefina Martínez.

Presentación en Casa Marx de Madrid de los libros: “Historia popular de la Revolución de los claveles” (Verso, 2024) y el comic “El pueblo es quien más ordena” (Verso y Txalaparta, 2024) de la historiadora portuguesa Raquel Varela. Compartimos el video completo de la charla.

Intervención de Josefina Martínez:

Es un placer poder presentar este libro hoy en Casa Marx. Raquel Varela es una reconocida historiadora de la clase obrera en Portugal y ha escrito una maravillosa historia de la Revolución de los claveles. En este libro, Historia popular de la Revolución de los Claveles (Verso, 2024), que pueden comprar en la librería de Casa Marx, no solo encontrarán un riguroso trabajo de documentación, una gran riqueza de fuentes, y un relato histórico atrapante, sino también un punto de vista marxista para abordar la realidad social.

Me parece especialmente relevante la publicación de estos dos libros, en el 50 aniversario de la Revolución de los claveles. La última gran revolución en Europa occidental, aquí al lado, que muy poco se recuerda y muy poco se reflexiona sobre sus lecciones. Como explica Raquel en su libro, en las últimas décadas se ha impuesto una historiografía liberal que borra la revolución de la historia, que borra la lucha de clases, y que nos muestra la historia contemporánea de países como Portugal o como el Estado español, como si hubiera sido un proceso con un destino predeterminado, más o menos evolutivo, desde las dictaduras a las democracias liberales (eso que se ha llamado transiciones), como si este hubiera sido el único resultado histórico posible. Es decir, como si estas democracias restringidas, capitalistas, incluso manteniendo a monarquías reaccionarias como la borbónica, fueran el único horizonte de las luchas sociales de entonces, y las de ahora. En el caso de Portugal, se borra así de la historia nada menos que una enorme y profunda revolución que cuestionaba el poder capitalista, una situación de dualidad de poderes que como explica Raquel, les costó 19 meses derrotar.

Por eso, recuperar la historia de las revoluciones, y en especial la profunda revolución portuguesa, es hoy fundamental. Y creo que es clave para abrir la imaginación sobre las posibilidades revolucionarias de la clase obrera y los sectores populares. En un momento en que lo que prima son los discursos de odio reaccionarios de las extremas derecha, del individualismo de todos contra todos. Y que, por otro lado, los progresistas de turno, lo único que proponen es que nos conformemos con el “mal menor”, es decir, que nos resignemos a este presente de explotación, precariedad y opresiones que reproduce el capitalismo.

Dicho esto, quisiera destacar algunas cuestiones que Raquel desarrolla en su libro, seguramente ella explicará más algunos, pero los que me han resultado más interesantes y sugerentes de su lectura sobre la revolución.

1. En primer lugar, el libro cuenta con una estupenda cronología, al final de cada capítulo, que permite seguir, día por día, las acciones obreras y populares que van marcando el curso de la revolución: infinidad de huelgas, ocupaciones de fábrica y lugares de trabajo, manifestaciones, ocupaciones de viviendas, asambleas, reuniones de coordinación, y las experiencias de control obrero. Una simple lectura confirma lo que Raquel afirma en el libro: en momentos revolucionarios, el tiempo histórico cambia, y en dos años se concentran más luchas y experiencias de control obrero que en décadas. Por eso, este bienio rosso portugués se podría comparar con el bienio rosso italiano, o los años revolucionarios en Rusia.

2. En segundo lugar, Raquel destaca la relación entre revolución anticolonial y revolución en la metrópoli. Esto es clave en la Revolución portuguesa, que comienza justamente con las luchas de los campesinos y trabajadores en las colonias portuguesas africanas 13 años antes, que terminan quebrando la capacidad de control del ejército colonial, despertando la solidaridad del pueblo portugués con los pueblos colonizados, y llevando finalmente al proceso de liberación. El levantamiento de los capitanes, el 25 de abril de 1974, expresa a un sector del ejército que se niega a continuar la guerra colonial. Pero ese golpe militar, que lleva a la caída de la larga dictadura de Salazar-Caetano, abre paso a un profundo proceso revolucionario desde abajo, que se desplegará en las calles, en los lugares de trabajo, en los barrios y los centros de estudio.

3. En tercer lugar, todo el libro recorre y destaca el papal protagónico de la clase obrera y los procesos de autoorganización y control obrero en el proceso revolucionario. Una clase obrera que no solo incluye a la clase trabajadora industrial, sino también a trabajadores y trabajadoras de los bancos, el comercio, la docencia, los hospitales, etc. Son esos hombres y mujeres de la clase trabajadora los que a partir del 25 de abril de 1974 empiezan a tomar su destino en sus propias manos. Lo hacen desde el primer día, desoyendo los llamados del MFA y los partidos reformistas para que “todos se queden en casa”, desbordando por abajo todos los intentos de mantener las cosas controladas desde arriba, desde el Estado capitalista. Ocupando sus lugares de trabajo y ejerciendo experiencias de control obrero en los bancos, en medios de comunicación, en fábricas, etc., lo que hacen es desarrollar una dualidad de poderes, porque ponen en cuestión quién tiene el poder, si los capitalistas o los trabajadores. Ese es el proceso más profundo de la revolución, el que determina la “ingobernabilidad” de los diferentes gobiernos frente populistas que se suceden durante 19 meses, hasta noviembre de 1975.

4. En cuarto lugar, derivado de lo anterior, Raquel Varela señala no solo que no hay identificación entre el Estado (que sigue siendo capitalista) y las luchas de los trabajadores, sino que muestra que a cada momento los partidos y fuerzas que ocupan el Estado (diferentes sectores del MFA, el PS, el PCP, fundamentalmente) actúan en dirección contraria a las luchas y las aspiraciones obreras y populares. Lo hacen tratando de limitar las huelgas o de prohibirlas, tratando de terminar con las ocupaciones de viviendas, intentando frenar los procesos de control obrero o reemplazarlos por procesos de cogestión con el Estado, para controlarlos y desarmarlos desde arriba. Es decir, en contra de que se desarrolle ese poder obrero y popular. Apostando por terminar con la revolución, para reestablecer una “normalidad” estatal capitalista.

5. En quinto lugar, quiero destacar las conclusiones que el libro de Raquel Varela plantea sobre el proceso revolucionario, polemizando con las visiones “clásicas” de la historiografía liberal. La definición teórica que hace es que el 25 de noviembre de 1975, lo que se produce es un golpe que da inicio a una contrarrevolución, un proceso para liquidar las experiencias de democracia directa. Pero esto no se hace al modo chileno o argentino, imponiendo dictaduras sangrientas, sino con el modelo de lo que se denominó “contrarrevolución democrática”. Es decir, abriendo paso a un régimen de democracia liberal sobre la base del estrangulamiento de la revolución, que permite reconstruir y normalizar el funcionamiento del Estado capitalista en los años siguientes. Para esto, el Estado también tendrá que hacer importantes concesiones, institucionalizar algunos derechos conseguidos por la revolución, a cambio de abortar ese proceso revolucionario, que podía poner en cuestión el Estado capitalista si se seguía desarrollando. Esto es clave para pensar también como fue la transición española. Las clases dominantes y el antiguo régimen aprendieron de la revolución portuguesa para darle forma a la transición pactada de este lado de la península, contando con la colaboración fundamental de las burocracias sindicales y el Partido Comunista que fueron garantes del proceso.

6. Finalmente, para darle paso después a Raquel, destacar que una de las lecciones de la RC es la enorme creatividad que la clase trabajadora y otros sectores populares pueden desplegar en momentos revolucionarios. El libro también recupera experiencias del movimiento estudiantil, universitario y secundario, luchas del movimiento de mujeres, de los artistas, del impacto de la revolución tuvo en la intelectualidad. Y como esa intervención de la clase trabajadora abrió en Portugal el debate sobre la perspectiva del socialismo en amplios sectores.

Llegados a este punto, una gran pregunta que debemos hacernos es por qué ese proceso revolucionario pudo ser derrotado. Raquel señala en su libro que:

"Aunque surgieron formas de poder paralelas durante la revolución, no se desarrollaron ni se coordinaron a nivel nacional, como una alternativa viable al poder del Estado central. De hecho, si el Estado entró en una enorme crisis, no se derrumbó. Esta falta de alternativa fue una de las razones por las que el 25 de noviembre de 1975 la derecha pudo restablecer tan fácilmente el “orden” a costa de estas formas de poder dual."

En relación con esto, desde mi punto de vista, una lección estratégica fundamental es que en Portugal no hubo en aquel momento un partido revolucionario con fuerza, inserto en la clase trabajadora y la juventud, que levantara hasta el final esa perspectiva de independencia de clase, y apostara por desarrollar la autoorganización obrera y popular en sentido revolucionario, contra el Estado central. Porque el control obrero no era suficiente, había que derrotar al Estado capitalista, construir un gobierno propio de los trabajadores y proponerse avanzar hacia el socialismo. Ese hubiera abierto otro futuro posible de la revolución, y aunque no podemos asegurar cuál hubiera sido el resultado, la historia hubiera sido otra. Esa lección queremos recuperarla hoy con fuerza. Porque, en un mundo que nos lleva cada vez más a guerras, crisis y catástrofes, seguramente volveremos a ver procesos revolucionarios. De lo que se trata es de prepararnos con antelación para esos momentos.

El combate por la historia, por la historia de la clase obrera, de las revoluciones, por la teoría marxista, es una parte fundamental de esa preparación, y por eso celebramos la publicación de este libro y llamamos a todos y todas a leerlo.


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