El portavoz de UP en el Congreso ve arriesgado aceptar las enmiendas anunciadas por ERC y EH-Bildu porque la CEOE podría dejar de apoyar la reforma. Esto sería justamente lo que quiere el PP de Casado.
Santiago Lupe @SantiagoLupeBCN
Jueves 30 de diciembre de 2021
De los creadores de “criticar enviar tanquetas a Cádiz es hacerle el juego a la derecha”, “denunciar el envío del Ejército a Ceuta es hacerle el juego a la derecha” o “no votar a una antiabortista para el Constitucional es hacerle el juego a la derecha”.... llega la definitiva: “hacer algo de izquierdas es hacerle el juego a la derecha”.
Así se ha despachado Jaume Asens, dirigente de los Comunes y portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, en una entrevista para el diario El País. Preguntado sobre las enmiendas anunciadas por sus socios de ERC y EH-Bildu, que apuntan a algunos de los aspectos de la reforma laboral del PP que la de Yolanda Díaz deja intactos, Asens ha asegurado que no tenían una posición tomada al respecto todavía pero que ... “existe un riesgo real de que la CEOE salga del acuerdo y este es el escenario deseado por el PP”.
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Qué lejos quedan aquellos días en que Asens y otros dirgentes de la “nueva política” criticaban el peso de “los que votan todos los días”, en referencia a las grandes empresas y la banca. El poder de los lobbies y asociaciones patronales en la definición de las leyes que resultaba obsceno y que se plasmó en el lema del 15M de “No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”. Hoy son ellos los más preocupados en que la opinión e intereses de esta ínfima minoría pese más en el Congreso que los de 22 millones de asalariados y asalariadas.
El marxista italiano Antonio Gramsci definió el malmenorismo como un movimiento regresivo que tendía a una progresiva capitulación sin límite: “enfrentados a un peligro mayor que el que antes era mayor, hay siempre un mal que es todavía menor, aunque sea mayor que el que antes era menor”. Unidas Podemos lleva dos años, mes a mes y sapo a sapo, demostrándolo con creces.
Primero había que entrar en el gobierno porque si no, no se derogaría nunca la reforma laboral del PP. Después había que derogar solo los aspectos más lesivos, porque si no, se podía romper el gobierno de coalición y quedaría intacta. Ahora, tiene que quedar intacta, porque si se derogan los aspectos más lesivos, entonces el PP entra en sintonía con la CEOE y se fortalece la derecha ¿Qué será lo próximo? ¿Tenemos que hacer nosotros una contrarreforma de pensiones porque si no la hará la derecha? Tiempo al tiempo...
Pero además de esta capitulación constante, el malmenorismo es ante todo una hoja de ruta inútil para el fin que dice perseguir: frenar a la derecha. Mientras la izquierda reformista en el poder sigue aplicando políticas cada vez más escoradas a la derecha, cuando no homologables a las de la derecha dura – como en materia de migración u orden público -, el PP de Casado y la extrema derecha de Vox se siguen fortaleciendo en las encuestas.
Indalecio Prieto, dirigente del ala derecha del PSOE en los años 30, en un arranque de sinceridad reconoció en 1934 que la victoria electoral de las derechas de la CEDA y el Partido Radical en noviembre de 1933 era responsabilidad del gobierno del "bienio progresista”. A la pregunta de un periodista del Petit Journal de “¿Cómo explica usted el descontento en España y el éxito de Gil-Robles en las elecciones?” Prieto respondió tajante “Precisamente por la política derechista del régimen de izquierdas. El gobierno español de izquierda llevó a cabo una política de derechas enfrentándose a Lerrroux y Samper”.
Los gobiernos de “izquierda” que aplican políticas de derechas han sido y siguen siendo la mejor alfombra roja para el avance y ascenso de la derecha sobre el desencanto, la decepción y escepticismo que generan. Apoyarles y bailarles el agua, como hace la burocracia sindical, es el mejor juego a la derecha. Desarrollar la organización y movilización independiente de ellos y los partidos que los conforman para enfrentar sus políticas derechistas, y construir una alternativa política, una izquierda anticapitalista y de clase, son el único dique realista al avance de la derecha reaccionaria.
Santiago Lupe
Nació en Zaragoza, Estado español, en 1983. Es director de la edición española de Izquierda Diario. Historiador especializado en la guerra civil española, el franquismo y la Transición. Actualmente reside en Barcelona y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.