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Revolucionar el mundo y transformar la vida: mujeres, revolución y socialismo

ENTREVISTA A DIANA ASSUNÇÃO Y JOSEFINA MARTÍNEZ

Revolucionar el mundo y transformar la vida: mujeres, revolución y socialismo

Andrea Robles

Ideas de Izquierda

Mujeres, revolución y socialismo reúne 29 textos de Karl Marx, Friedrich Engels, Eleanor Marx, Clara Zetkin, Rosa Luxemburg, Aleksandra Kollontai, Inessa Armand, Vladimir Lenin y León Trotsky, un recorrido que abarca la lucha por la emancipación de las mujeres desde una perspectiva socialista, en más de más de un siglo de historia. Entrevistamos a Diana Assunção y Josefina Martínez, compiladoras de la primera publicación de 2023 de Ediciones IPS.

Andrea Robles: En la nota a la edición del equipo que conformaron con integrantes de Ediciones IPS de Argentina y Estado español y de Iskra de Brasil, junto con las editoras, dan cuenta de un trabajo muy importante de recopilación de fuentes que estaban desperdigadas o directamente en otros idiomas. ¿Nos pueden comentar cuál fue el criterio de la selección?

Josefina Martínez: Muchos de estos textos no se encontraban hasta ahora disponibles de forma conjunta, en una sola compilación. Y la idea era agrupar en un libro algunos escritos que permitieran conocer gran parte de lo que se ha escrito desde el marxismo revolucionario sobre la emancipación de las mujeres. Habrá quien ya conozca algunos de estos textos, pero seguramente para muchas lectoras y lectores serán una sorpresa.

El libro tiene textos de distinto tipo. Algunos son capítulos enteros, como los que tomamos de la obra clásica de Engels sobre la familia y la propiedad privada. Otros, son documentos de Congresos internacionales, como el acta de la Asociación Internacional de los Trabajadores, en septiembre de 1871, donde Marx propone formar secciones de mujeres trabajadoras. Incluye discursos, como el de Clara Zetkin ante el Congreso de Gotha de 1896, o resoluciones que tienen importancia histórica, como la que aprobó la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas de 1910. Allí se resolvió convocar un Día internacional de la Mujer, el origen del 8 de marzo, nada menos. También hay muchos artículos que fueron publicados en diarios y revistas socialistas de la época, y se encontraban dispersos. Escritos de Luxemburg, de Zetkin, de Kollontai, discursos de Lenin y Trotsky ante las conferencias de mujeres comunistas, por nombrar algunos.

La compilación está organizada en tres partes. Trabajadoras del mundo, unidas abarca los años iniciales, con escritos de Marx y Engels. En el prólogo que escribimos con Diana explicamos que ambos retoman de los socialistas utópicos, la idea de que no hay libertad en una sociedad, si no hay libertad para las mujeres. Y ligan esto a la lucha por el comunismo. La segunda parte, Mujeres y socialismo, da cuenta del salto en la organización en el período de la Segunda Internacional. Aquí destacan las batallas políticas de Zetkin y Luxemburg contra el reformismo, que también atraviesan al movimiento de mujeres socialdemócrata, la lucha contra la guerra imperialista, las conferencias internacionalistas. La tercera parte la llamamos Revolucionar el mundo, transformar la vida. Concentra una serie de trabajos sobre la emancipación de las mujeres en la Revolución rusa y la Revolución alemana, las grandes transformaciones que estaban planteadas. Y el epílogo es un texto de León Trotsky que invita a pensar las potencialidades emancipadoras del socialismo.

¿Qué aportes encontraron para pensar los desafíos de la lucha de las mujeres y sectores oprimidos hoy?

Diana Assunção: Es evidente que el mundo que vivimos hoy ha pasado por innumerables transformaciones respecto al inicio del siglo pasado, cuando las mujeres no tenían el derecho al voto o al divorcio, por ejemplo. O también cuando la jornada de trabajo de 14 horas era algo más frecuente. Pero el tema es que gran parte de esas transformaciones son resultado directo de la lucha de las mujeres y de la clase trabajadora. O sea, no se trata ni de una “acumulación gradual” de derechos ni de una “ampliación evolutiva” como señalan los que consideran que es posible una cierta humanización del capitalismo. Lo que el último siglo también demostró fue que, si no unimos la lucha por nuestros derechos con la lucha para poner fin a esta sociedad capitalista, siempre van amenazar por arrebatarnos todo lo que conquistamos con nuestra lucha.

Este entrelazamiento entre la lucha contra la opresión y la lucha contra la explotación capitalista es el principal aporte que esta compilación aporta para la actualidad porque encontramos allí fundamentos teóricos y prácticos, en base a la experiencia histórica de nuestra clase, para demostrar que no hay otro camino que no sea la lucha revolucionaria y socialista.

En este sentido, nuestro feminismo socialista es lo opuesto del feminismo liberal que solo busca la igualdad de las mujeres capitalistas para “explotarnos mejor”. Pero también nos diferenciamos de las tendencias punitivistas, que confían en el Estado capitalista para enfrentar la violencia de género, o del feminismo reformista o “popular” que apuesta a administrar desde adentro el Estado capitalista. Por ejemplo, es impresionante leer el fragmento de la Acta de la Conferencia de la Asociación Internacional de los Trabajadores que publicamos en la compilación, un texto de 1871 donde Karl Marx habla sobre la fundación de secciones especiales para mujeres argumentando, incluso, que las mujeres tienen más coraje que los hombres, citando la participación de las mujeres en la Comuna de París. O como lo mencionamos en el prólogo, la pelea de Marx por incluir en el programa la lucha por la igualdad salarial. Si vivimos en un mundo donde las mujeres siguen cobrando sueldos muy inferiores a de los hombres, más aún las mujeres negras y inmigrantes, estas ideas mantienen toda la vigencia porque logran conectar esas batallas parciales con la lucha por la revolución socialista. Por eso, ante una reactualización de la etapa de crisis, guerras y revoluciones nos parece que las ideas del feminismo socialista lejos de ser un dogma están más vigentes que nunca.

La tradición marxista, por ser la corriente más influyente del siglo pasado, sigue siendo una referencia indiscutida, a favor o en contra, pero referencia al fin, en los debates intelectuales y también en el caso del movimiento de mujeres. Es algo que puede verse en el caso de reconocidas intelectuales, como Silvia Federici, Lise Vogel, Nancy Fraser, Tithi Bhattacharya, entre muchas otras. En el caso de esta compilación, qué diálogo piensan que establece con las voces que cuestionan al marxismo en este terreno.

Josefina Martínez: Muy importante esta pregunta. La academia universitaria, por ejemplo, está llena de voces que sostienen que el marxismo ha dejado de lado siempre al género, o las opresiones en general. Y hay muchas teorías que apuntan sus armas contra el marxismo en este sentido, sobre todo en las últimas décadas, desde distintas vertientes del feminismo radical, las teorías posmodernas, o corrientes poscoloniales. Lo que tienen en común es la falsa idea de que el marxismo sería un economicismo, una especie de obrerismo corporativo, al que solo le interesan las cuestiones salariales y donde las luchas contra las opresiones, o bien son despreciadas, o se postergan para un futuro indefinido. Bueno, esa caricatura está basada en la acción del estalinismo y los Partidos Comunistas en la posguerra. Pero el marxismo revolucionario no tiene nada que ver con eso.

Esta compilación muestra que el marxismo tiene una enorme tradición de lucha por la emancipación de las mujeres, al igual que contra todas las opresiones, contra la opresión nacional, y contra el racismo. Esto se puede ver en elaboraciones teóricas o en las resoluciones de Congresos y Conferencias internacionales, en miles de artículos en diarios y revistas dirigidos a las mujeres trabajadoras, campañas de agitación, propaganda y organización en decenas de países; las iniciativas son innumerables en los años que abarca la compilación.

En la actualidad, muchas teorías tienden a acentuar la contraposición entre clase obrera y movimientos sociales, que en realidad es funcional a que se mantenga el estatus quo del capitalismo patriarcal. Pero esa división no es algo inamovible, ni mucho menos, sino que responde en gran parte a la acción concreta de las burocracias sindicales, las burocracias de los propios movimientos y las corrientes reformistas. Nuestro punto de vista es muy distinto. Pensamos que la clase obrera, que es más diversa y feminizada que nunca, solo puede superar sus divisiones y constituirse como clase hegemónica, capaz de disputar el poder a los capitalistas, si integra en su lucha el combate contra todas las opresiones. Esa perspectiva hegemónica del marxismo, como parte de una estrategia socialista, atraviesa cualquier reflexión que podamos hacer sobre estos temas y está presente desde sus inicios.

En el prólogo mencionan que sorpresivamente la perspectiva y conquistas conseguidas en los primeros años de la Revolución rusa está ausente de las reflexiones del feminismo. Hay algunos derechos que tardíamente se han terminado imponiendo en las democracias capitalistas, como el derecho al voto o más recientemente al aborto. ¿Qué cuestiones les gustaría rescatar de esta experiencia? ¿Qué nos deja la revolución rusa a las mujeres del siglo XXI?

Diana Assunção: Como planteaba Josefina, es muy importante el diálogo con diversas teorías contemporáneas. Por ejemplo, con las feministas de la Teoría de la Reproducción Social, que utilizan conceptos como plusvalía, explotación y tantos otros del marxismo. Esto abre un diálogo, que también lleva a debates de programa y estrategia, donde tenemos más diferencias con algunas de estas autoras. Pero es sintomática la ausencia de reflexiones sobre la experiencia de la Revolución Rusa en las elaboraciones del feminismo en general. No solamente por la importancia del hecho histórico en sí mismo. Sino porque no es exagerado decir que la Revolución Rusa, antes de la burocratización, fue la mayor experiencia de liberación de las mujeres conocida en la historia. La relación entre la toma del poder y la lucha por llevar adelante los derechos de las mujeres dio lugar al Código de la Familia, Matrimonio y la Tutela que enfrentó siglos de dominación masculina sobre las mujeres. Los derechos reproductivos como el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y también toda la batalla para sacar el trabajo doméstico del ámbito privado y socializar esas tareas fueron parte fundamental del pensamiento bolchevique. Eso se expresa en los textos que publicamos en esta compilación como el texto de Inessa Armand La obrera en la Rusia soviética y en muchos discursos de Vladimir Lenin y Clara Zetkin sobre la organización de las mujeres trabajadoras.

Vale citar, por ejemplo, el importante diálogo entre Zetkin y Lenin en el texto Recuerdos de Lenin donde se plantean los innumerables problemas acerca de cómo llevar adelante la batalla por la igualdad de las mujeres, no solo en las leyes, sino también en la vida. Por eso, la experiencia rusa nos brinda con incontables discusiones y ejemplos de cuando los revolucionarios batallaban por construir un mundo nuevo, pensando cómo transformar las relaciones personales, el arte, la cultura, la educación. Es decir, todos los ámbitos de la vida que son atravesados por el capitalismo. O sea, cómo revolucionar el mundo para transformar la vida. Así que la Revolución Rusa es un gran ejemplo para pensar los desafíos de la revolución obrera y socialista en el siglo XXI y de gran importancia para el feminismo hoy.

Haciendo de abogada del diablo, se puede pensar que estos textos, pasado tanto tiempo, perdieron trascendencia, se encuentran perimidos. ¿Que pueden decir al respecto?

Josefina Martínez: Podría decir, antes que nada, que quienes renuncian a sacar lecciones de las experiencias de las generaciones anteriores, no pueden construir nada sólido hacia el futuro. Los debates del feminismo no empezaron ayer, hay una larga historia de debates teóricos, políticos y de estrategia. Una historia muy rica por recuperar. Esa idea de que el mundo cambió tanto, que aquello que defendieron quienes protagonizaron grandes revoluciones estaría perimido, es una tontería posmoderna. Hay muchísimo para aprender de sus peleas políticas, sus elaboraciones teóricas, incluso cuando no siempre acertaran en todo.

Claro que los textos hay que leerlos situados en su momento histórico, saber considerar las importantes diferencias que existen, por ejemplo, en el terreno cultural y social, o las conquistas del movimiento de mujeres o LGTBI, como decía Diana antes. Pero sin dudas aportan pistas para pensar problemas actuales, partiendo de una estrategia, que es su punto fuerte, la lucha por la revolución y el socialismo. Y en muchos terrenos, incluso están adelantados al presente. Yo creo que lo más perimido es ese feminismo light que se conforma con migajas en los márgenes del sistema, o que busca cambios cosméticos dentro de las instituciones de gobierno, un feminismo de ministerios, que dicen cambiar algo para no cambiar nada.

¿Qué textos les gustaría recomendar particularmente y por qué?

Diana Assunção: Bueno, son muchos textos cada uno con su particularidad e importancia histórica. Uno que me parece interesante y que yo indicaría es el texto de Alejandra Kollontai Abran paso al Eros Alado –un texto conocido de ella pero del que en esta edición encontrarán una nueva versión cotejada con el inglés y la versión original en ruso, que lo mejoró mucho respecto de las versiones previas en castellano – que es un discurso para la juventud trabajadora en 1923. Kollontai afirmaba que la “crisis sexual” de la humanidad no podría ser reducida a una cuestión económica de modo que era necesaria una renovación psicológica de la humanidad, una revolución total en las relaciones afectivas. Más allá de los debates que eso en sí mismo nos trae, el discurso del Eros Alado como un amor sin amarras y que puede tener un vuelo mucho más alto de lo que permite la sociedad capitalista es auspicioso para pensar sobre las transformaciones que puede traer una sociedad comunista. Como apunta Kollontai en ese texto: “Es evidente que, en vez de las viejas plumas arrancadas a las alas de Eros, la clase ascendente hará que le crezcan otras de una belleza, brillo y fuerza nuevas, aún invisibles. No olvides que, a medida que cambie la base cultural y económica de la humanidad, también se transformará el amor ”.

Y también resaltaría la importancia del texto que publicamos como Epílogo de la compilación Sobre la vida cotidiana y el socialismo de León Trotsky donde este presenta la mirada estratégica de cómo vincular cada momento de la lucha revolucionaria con las transformaciones que solamente una revolución a nivel internacional podría proporcionar, enfrentando así la propia concepción estalinista del socialismo en un solo país. Ese texto en particular me parece renovador de energía porque levanta la hipótesis de que en el comunismo la vida pueda ser más bella que el arte.

Josefina Martínez: Comparto las recomendaciones de Diana, y sumo algunas más. Aunque la verdad es que es difícil decidir. A mí un texto que me gustó mucho, y fue un pequeño descubrimiento para esta edición es “En el club de mujeres musulmanas” de Clara Zetkin. Es una crónica de su visita a un club de mujeres organizado por las comunistas en Tiflis, en el Cáucaso, en 1924. Y podríamos decir que es un texto que se adelanta un siglo a las teorías de la interseccionalidad, y las supera por mucho. Allí Zetkin plantea que la revolución permitió el levantamiento de las “más oprimidas entre las oprimidas”, aquellas mujeres de las regiones asiáticas que enfrentaban las múltiples cadenas de la opresión patriarcal, la explotación, la dominación del imperialismo y los prejuicios religiosos. Y lo más interesante, además de la experiencia de los Clubes de mujeres socialistas como espacios de formación y autoorganización, es que señala la importancia histórica de que las mujeres más oprimidas se rebelen y se transformen en sujetos de su propia liberación junto a la clase trabajadora mundial.

Otro texto que recomiendo es Una cuestión táctica de Rosa Luxemburg. Es una gran polémica estratégica a propósito de la posición de la socialdemocracia belga, que quería “postergar” la cuestión del voto femenino a cambio de un acuerdo parlamentario con sectores liberales. Luxemburg discute contra la idea de que esa sería una gran “maniobra táctica” para conseguir los objetivos de la socialdemocracia, para “más adelante” retomar la cuestión del voto. ¿No les parece la misma lógica de los reformistas actuales, que todo el tiempo dicen que las demandas más sentidas de las mujeres o la clase trabajadora hay que dejarlas para “más adelante”, mientras hacen pactos con sectores conservadores? ¡Les recomiendo leer a Luxemburg! Pero son muchos los textos por descubrir, me parece. Espero que les gusten tanto como a nosotras.

El libro sale el #8M en Argentina, Estado español, Brasil y otros países de habla hispana. En una situación donde la opresión hacia las mujeres y otros sectores sigue siendo muy cruda, empezando por la cantidad de femicidios, como expresión aguda de los flagelos que siguen sufriendo las mujeres. ¿Cuáles opinan que son los desafíos más importantes que tiene planteado el movimiento de mujeres y en qué medida este libro constituye para ustedes un punto de apoyo?

Diana Assunção: Uno de los desafíos más importantes me parece es unir la lucha de las mujeres a lucha de la clase obrera y en ese sentido la compilación que publicamos es una fuerte herramienta. No solamente porque trae los fundamentos de por qué no es posible lograr la emancipación de las mujeres, de los negros y todos los sectores oprimidos dentro del sistema capitalista, sino porque también apunta aquello que la experiencia histórica comprobó, que las estrategias reformistas terminan por sostener la sociedad capitalista. En un momento donde hay debates entre diferentes “feminismos” es fundamental pensar cómo efectivamente organizar la batalla hoy por nuestros derechos, fortaleciendo la estrategia de lucha contra el capitalismo. Algo que pasa por la autoorganización de la clase obrera, la hegemonía de clase sobre los sectores oprimidos y también la construcción de un partido revolucionario. Es importante decir que nosotras compilamos este libro como parte de una contribución colectiva de compañeras de distintos países que construimos una agrupación de mujeres internacionalista. Pan y Rosas que es una de las mayores experiencias militantes de mujeres socialistas en la actualidad. En ese momento, por ejemplo, compañeras de Pan y rosas están en Perú luchando contra el gobierno golpista de Dina Boluarte o en Francia enfrentando la reforma jubilatoria de Macron. Contamos con numerosas referentes en distintos países como Argentina, Brasil, Estado Español, Chile, Francia, Estados Unidos, Alemania, Perú, Venezuela, Uruguay, Bolivia, Italia y queremos fortalecer a construcción de esta fuerza militante en el próximo período.

Josefina Martínez: Como dice Diana, Pan y Rosas es una corriente internacional de mujeres, y este libro tiene también esa impronta, porque fue un trabajo colectivo, con compañeras de varios países. Y quiero destacar al equipo de compañeras que editaron, tradujeron y revisaron los textos, un equipo de Ediciones IPS a cargo de Alejandra Ayduh y Rossana Cortez en Argentina, y que hizo mucho trabajo para mejorar la lectura de los textos. Este libro se suma a una elaboración teórica más colectiva, que venimos haciendo en nuestra corriente internacional. Desde la publicación de Pan y Rosas de Andrea D’Atri, todos los libros de la colección mujer del IPS, los libros que se publicaron en Brasil, como el libro de Diana sobre la precarización feminizada, o el libro sobre mujeres negras, coordinado por Leticia Parks, Odete Cristina y Carolina Cacau; el libro Patriarcado y capitalismo, que escribimos con Cynthia Burgueño, publicado por Editorial Akal, o No somos esclavas, escrito por mí, además de cientos de artículos de compañeras de varios países como Celeste Murillo, Ariane Díaz, Paula Varela y muchas otras. Son todos aportes para seguir actualizando el pensamiento y la acción del feminismo socialista en el siglo XXI.

Ahora vamos a un 8M marcado por múltiples crisis del capitalismo, por la reaparición de la guerra y el guerrerismo imperialista en Europa, por la persistencia de las violencias hacia las mujeres, por la precariedad de la vida para la clase trabajadora y la juventud. Y frente a la idea distópica de que “no hay futuro” con la cual pretenden que las nuevas generaciones se resignen a seguir siendo oprimidas y explotadas, me parece que este libro aporta algo distinto. Porque nos invita a pensar una perspectiva socialista. Es decir, que es posible poner todos los recursos creados por el trabajo humano, al servicio de las mayorías sociales, y no de las ganancias de un puñado de capitalistas. Como decimos en el prólogo, así se podría resolver de forma colectiva y democrática cómo reorganizar toda la vida social, la producción y la reproducción, establecer otra relación con la naturaleza. Y esa sería la base para una revolución en las formas de vivir, de relacionarse y, también, de sentir.

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En Argentina, se puede participar de la pre-venta aquí.

En el Estado español se puede colaborar con el crowfunding aquí.

Con este ya son 7 títulos de la colección Mujer impulsada también por la agrupación internacional Pan y Rosas. Los libros que integran variados temas se pueden consultar en la página web de la editorialadónde van a poder encontrar mucha información, acceder al índice, a las presentaciones y también a reseñas y repercusiones de cada uno de ellos.


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Andrea Robles

@RoblesAndrea
Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Integrante del CEIP y Ediciones IPS. Querellante en la Causa Triple A por el asesinato de su padre César Robles. Escribió "Triple A. La política represiva del gobierno peronista (1973-1976)" en el libro Insurgencia obrera en la Argentina (2009).