El jueves 9 de octubre se estrenó en Córdoba (en el Cine Club Hugo del Carril y en las salas del complejo Dinosaurio Mall de Ruta 20) la película “Tres D”, el segundo largometraje del cineasta cordobés Rosendo Ruiz, quien logró reconocimiento a nivel nacional con su ópera prima “De Caravana”. Desde La Izquierda Diario hablamos con él para preguntarle acerca de su nueva realización y sobre esta nueva camada de cineastas mediterráneos que comienzan a trascender las fronteras provinciales para ser reconocidos nacional e internacionalmente.
Lunes 6 de octubre de 2014
ID: Antes que nada me gustaría que me hagas una pequeña “autobiografía” de los momentos de tu vida en que te vas relacionando con el arte y específicamente al cine.
RR: Empecé con esto de contar historias desde muy chico. A los 10 años ya dibujaba historietas en donde trataba de contar lo que nos pasaba con mis amigos. Tenía un grupo de amigos con los que andaba todo el día jugando y después me dedicaba a dibujar esas aventuras y a contarlas en forma de historieta. Más tarde, a los 19 años, entré en la Escuela de Cine. También hice algo de literatura y de teatro porque para hacer cine había que irse a Buenos Aires, cosa a la que me resistía. Me quedé y por suerte todo cambió en el momento justo. Yo ya tenía el guión de “De caravana” y se abrió la posibilidad de un concurso que hacía el Incaa en Córdoba. Del teatro pasé a filmar esta película. Y bueno, es una peli que nos llevó mucho tiempo de aprendizaje acerca de cómo era todo el tema del cine, desde la concepción de la película hasta cómo se presentan los proyectos al Instituto. El tema de la exhibición, que con “De Caravana” la hicimos nosotros mismos. Después pasó un tiempo hasta que pudimos activar varios proyectos. En este momento estamos por estrenar nuestra segunda película, “Tres D”, que es una película que filmamos en tiempo récord, 5 días. La pre-producción, el guión y el desarrollo duraron un mes y unos días. Surgió así el proyecto, había que trabajar rápido, y teníamos ganas de hacer una película que hablara y reflexionara sobre el cine. Por otra parte, en este momento estamos terminando de editar una película que filmamos con la producción del Colegio Dante Alighieri. El colegio entendió que no hacen falta grandes capitales para filmar una película. Con estas nuevas cámaras de foto HD (señala la nuestra) podés hacer una película con un presupuesto bastante bajo. Bueno, nos contrataron y filmamos una película con el colegio y sus temáticas. Actúan docentes, no docentes, alumnos. Quedó muy bien y la estamos editando ahora. Y ya tenemos para el año que viene otro proyecto avalado por el Incaa. Bueno, esa es mi bio-filmografía.
ID: ¿Podría pensarse que la utilización de las voces de realizadores (Campusano, Prividera, Scelso, Fontán, los críticos, etc.) que aparecen en la película es como una especie de poética cinematográfica sobre la realización misma?
RR: El trabajo poético, el trabajo formal de la película, era un poco mixturar lo que entendemos como registro documental y registro de ficción. Mixturar la ficción que nosotros llevábamos preparada con las posturas y declaraciones sobe el cine que tienen estos directores que mencionás, algunos críticos y el público. Fue una propuesta formal de cruces de formatos. Y bueno, fue un desafío poder dar visibilidad a estos directores y a momentos de sus películas, porque hay momentos en que nuestros protagonistas están en el cine y mostramos fragmentos de esas películas.
ID: Vos mostrás esas distintas reflexiones para justamente motivar la indagación sobre el cine. Pero, ¿qué cosas compartís y cuáles no? Por ejemplo, la reflexión de Campusano sobre que el cine hollywoodense impuso una estética, una forma de hacer cine y que hay que cuestionarla, ¿estás de acuerdo?
RR: Creo que con la mayoría de los testimonios de la gente que está en la película estoy alineado, pienso más o menos lo mismo, no con todos. En este caso con Campusano sí. Creo que el espectador se ha acostumbrado a la fuerza ya; por lo menos en los últimos años, las películas más comerciales son todas muy parecidas, todas responden a lo mismo: superhéroes, grandes catástrofes, mucha edición, mucha música y a una superproducción. A eso se refiere el director Campusano en la película nuestra. El objetivo era abrir esas preguntas, esas reflexiones sobre el cine, sin tomar partido. Pero no se puede ser tan objetivo. En algún momento tomamos partido y en otros no. Por ejemplo, no estoy de acuerdo con Nicolás Prividera cuando dice: “¿Por qué por el sólo hecho de tener una cámara y una computadora vas a hacer una película?”. Y yo creo que sí, que se ha democratizado la posibilidad de hacer cine y hay que hacer películas. Obvio, si están buenas, si tienen alma, sin son películas logradas, mejor. Pero me parece que todo estudiante de cine, todo el que tenga la inquietud y tenga una cámara, un micrófono y una computadora y quiera hacer una película, que la haga. En el hacer se aprende mucho.
ID: Hay un concepto que aparece en la película en boca de uno de los personajes, Matías, cuando le recomienda una película a Lorena, la chica que conoce en el hotel donde él está parando: el concepto de autor. ¿Cómo definirías el cine de autor?
RR: El cine de autor es un poco el cine que se desmarca de lo clásico, de lo hollywoodense, de lo más convencional y tiene un toque de ese director. Y creo que se nota cuando el director ya tiene más de dos o tres películas, donde se puede sentir, donde se puede presenciar un estilo, una forma de filmar. Eso es lo que entiendo y lo que me gusta del cine de autor, que tienen una impronta que es propia. Es lo que sucede con estos directores que entrevistamos en “Tres D”: Gustavo Fontán tiene un cine muy poético, un cine de imágenes; José Campusano, un cine crudo, bruto, que muestra el conurbano bonaerense, su parte más violenta. O las películas tan personales del cordobés Germán Scelso, que tiene ya varias películas de ese estilo.
ID.: La otra conceptualización o etiqueta que aparece y sobre la cual se reflexiona en boca de Prividera es sobre la idea del “nuevo cine". Él marca tres etapas en Argentina: los ‘60, los ‘90 y un novísimo cine ahora. En algún momento te han preguntado a vos y a otros cineastas sobre el nuevo cine cordobés, ¿qué opinás acerca de esto?
RR: Se está mirando al fenómeno del cine cordobés en este momento como una de las novedades del nuevo cine argentino. En los ‘90 surgió una camada de directores muy reconocidos, la mayoría con un toque muy personal, muy de autor. Eso después entró en una meseta. Algunos, entre ellos, el mismo Prividera, hace referencia a que el cine cordobés es lo "novísimo" del Cine Argentino. En el último BAFICI tuvimos una sección dedicada a nosotros. Había como 7 u 8 películas que hablaban de lo que era el cine cordobés. Para mí es cierto, es un hecho que en los últimos años se están produciendo largometrajes y películas en cantidad y en calidad que no estaba sucediendo antes. Entonces, es un hecho que hay una producción de cine cordobés. Por suerte no todas las películas responden a un estilo, cada director está encontrando su propia autoría, lo cual es bueno, porque no responde a una moda estética. Las modas pasan y nos quedaríamos sin cine cordobés. Las narrativas son distintas. Me parece que es muy distinto “De Caravana” o “Tres D”, a “Yayasto” o “Críada”, y éstas a “El Invierno de los raros”, “El Tercero” o “Atlántida”, que está ahora en cartel. Cada director está encontrando su estilo.Lo que nos aúna, es que es un cine que está surgiendo de esta región, en donde tenemos problemáticas similares y nos conocemos y compartimos técnicos. Entonces, ese es el concepto de esto que es el cine cordobés y mientras sirva como título para que se instale más la idea, para que la gente vaya más al cine a ver nuestras películas, bienvenido sea. Me parece que esta última etapa ha trascendido el círculo de la gente cinéfila o de la gente que está en el mundo del cine y ha pasado a un círculo más amplio, de “gente común”, por decirlo de alguna manera, que se ha enterado y está yendo a las salas a ver nuestras propias historias en pantalla grande.
ID: Contame un poco que significó para vos la experiencia intelectual y sentimental de filmar “Tres D”.
RR: Una experiencia maravillosa, porque fue un desafío enorme poder coordinar un rodaje que se debía llevar a cabo en 5 días. La sinergia que se produjo con todo el equipo enfocado en el mismo objetivo fue realmente increíble y muy gratificante. Pienso que estamos en una sociedad muy individualista, cada uno preocupado por su rancho, por sus cuentas, por su carrera personal; y de pronto, ser parte de un grupo de personas que trabajamos para lo mismo, por el bien de todos, compartiendo horas, comidas, problemas, y creación, es realmente una experiencia tan enriquecedora como difícil de explicar.
ID: En la película, los personajes reflexionan acerca de la idea de lo que es el cine y su realización; decinos que significa para vos.
RR: El cine es una manera de pensar, ahondar y reflexionar sobre varios temas y problemáticas, lo cual es llevado a cabo por un equipo realizativo, para después convertir eso en un objeto material: la película; para que a través de este objeto otros grupos de personas llamadas espectadores, vuelvan a pensar y reflexionar sobre esos temas y problemáticas.
Julián Emerott
Nació en Villa María, provincia de Córdoba, en 1982. Es Licenciado en Letras Modernas por la Universidad Nacional de Córdoba. Fue co-realizador de los documentales Preguntas a un obrero que lee (2015) e Impresiones obreras (2019).