Sergio Sasia, líder de la Unión Ferroviaria y hasta hace poco secretario general de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), fue desplazado de su cargo luego de sus dichos a favor de la privatización y su negativa a sumarse al paro de transporte. "El mejor paro es el que no se hace", dijo con total liviandad.
Miércoles 6 de noviembre 19:54
Su destitución fue empujada y organizada por el ala "moyanista" de la CATT. Es una muestra de que hay un nivel de enfrentamientos internos entre distintos sectores de la burocracia sindical. Todos en general a distintos niveles están colaborando con el plan de ajuste del gobierno, pero el sector moyanista quiere presionar un poco con medidas aisladas para que el ajuste sobre el sector no sea tan brutal. Refleja también la bronca de miles de trabajadores de los distintos transportes que, cada vez más, empiezan a sentir este malestar con el gobierno que avanza con los planes de privatización, intentos de aplicar la esencialidad en los paros de los servicios públicos como los ferrocarriles o aerolíneas, la desinversión que genera cada más accidentes y todo esto con la complicidad de las cúpulas sindicales.
"Se nos ha dificultado la unidad de acción orgánica, más aún cuando algunos compañeros conciben solo la resistencia y la lucha, mientras que otros concebimos la formulación de propuestas, la planificación, el diálogo y de ser necesario un plan de acción", anunciaba Sasia en la carta donde presentaba su renuncia.
"Nos vendieron un discurso de eficiencia, pero sabemos lo que significa la privatización de los trenes: miles de familias en las calles y empeoramiento del servicio que termina en accidentes como los de Once", opina Andrés, ferroviario de la agrupación Naranja. Y agrega: "El gobierno habla de ‘mejorar’ y de bajar costos, pero, al final, es nuestro futuro el que está en juego, mientras ellos aseguran ganancias para sus amigos empresarios y dicen que la Unión agarraría una parte de ese negocio, igual a los 90".
Sasia, hasta hace poco al frente de la CATT, fue criticado por su negativa a convocar medidas de fuerza, en un momento en que los despidos y el desmantelamiento de los ferrocarriles avanzan sin freno. Desde su alineación con el oficialismo, Sasia defendió una postura de “unidad en la CGT” y “diálogo con el Estado” en pos de mejorar las condiciones laborales, en declaraciones recientes, el dirigente ferroviario se había manifestado en contra de la confrontación abierta, prefiriendo una "estrategia de diálogo" y llamando a la paz social, mientras el gobierno hace tiempo ya le declaró la guerra a los trabajadores, avanzando con ajustes al salario y despidos y cesantías en servicios como los trenes regionales de Chaco y Salta, que se suman a los cientos de despidos en ADIF y Decahf.
"No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras nos roban el futuro", dice Mariel una boletera ferroviaria que, como muchos, se siente abandonada por la falta de respuesta sindical ante el plan privatizador.
Por otra parte la dirigencia de los sindicatos que llevaron adelante el paro del 30 de octubre, no tienen en su objetivo derrotar el plan de Milei. Por el contrario, solo buscan presionar para defender algo de sus propios intereses corporativos e incluso hay quienes no se diferencian mucho del dirigente de la Unión ferroviaria. Como Maturano, que el mismo día que se llevaba adelante la medida, se paseaba por los medios anunciando que no estaba en contra de la privatización, que por él “privaticen todo” y que había hecho campaña por Menem.
Mientras el gobierno avanza vemos que quienes dirigen los gremios se dividen entre los que llaman a medidas aisladas sin ningún plan de continuidad a la lucha, dividiendo toda nuestra fuerza y buscando descomprimir el clima cada vez más creciente de bronca, y un ala abiertamente negociadora dispuesta a entregar todas nuestras conquistas con tal de mantener sus negocios y privilegios.
La renuncia o desplazamiento de Sasia de la CATT es una expresión por arriba del clima que siente por abajo en cada lugar de laburo. Ante un gobierno que avanza con su plan, aunque con crisis producto del ataque, los trabajadores y trabajadoras necesitamos la mayor unidad posible con los demás sectores en lucha, espacios democráticos de discusión y planificación de medidas que apunten a organizar un gran paro general en el camino de derrotar a Milei y el FMI.