Sostenemos el sistema de salud bajo brutales condiciones de precarización laboral. Testigos directos del desfinanciamiento en salud, fuimos el sector más nutrido de la movilización de salud el 6 de septiembre. Discutimos cómo mejorar las condiciones laborales y de atención. En unidad con el resto de los trabajadores tenemos la fuerza para cambiar las cosas.
Lunes 10 de septiembre de 2018 12:25
Tras su carrera de grado, unos 10000 profesionales de la salud se rigen bajo el sistema de residencias en el camino a una variedad de especializaciones. Sin importar cual, atraviesan jornadas extenuantes. Tanto en los Centros de Salud como en los hospitales son los primeros en llegar y los últimos en irse, si se van. Es moneda corriente cumplir jornadas de 30 o 36hs, con grandes responsabilidades a cuestas.
Según las últimas estadísticas realizadas en el 2015 por quien solía ser el Ministerio de salud de la Nación, 7643 residentes de dependencias provinciales y unos 2354 dependientes de Nación ocupan con razón del 72% los cargos de residencias disponibles. Con salarios iniciales por debajo de la canasta básica familiar, trabajando 9 horas diarias más 2 guardias por semana, promediando las 80hs semanales, lo que equivale a 60 pesos la hora (¡un dólar y medio!). Carecen de aportes jubilatorios durante los 4 o 6 años de formación, una ilegalidad absoluta por parte del estado.
Como ya hemos denunciado en varias oportunidades en este medio los residentes hace años son víctimas de la precarización laboral
Podés leer: Residentes: Ser profesional de la salud, una carrera de obstáculos.
Con grandes luchas han logrado que se les sea reconocido el título de especialista, así como la obtención del descanso postguardia. Sin embargo, el cumplimiento del reglamento de residentes sigue siendo una batalla diaria en cada residencia. No es raro como residente pasar 36hs de corrido en el hospital, habiendo dormido con suerte 2 o 3hs, o por ejemplo hacer 3 o 4 guardias en una semana. Nada de esto tiene que ver con horas extras o cuestiones electivas, sino con un sistema perverso que se basa en la necesidad formativa de quienes egresan, tras una educación de grado alejada de la práctica profesional.
Hoy mismo se hizo pública la denuncia de una residente quien recibió una bofetada por parte de un médico superior en el Hospital Ramos Mejía. Expresión de un régimen de violencia escalonado.
Precarización a medida de una salud en crisis
Claro lo deja la autodenominación por parte de los residentes de “cubre baches”. Es explicito que sin ellos se caen los hospitales. Es imposible que con los cargos de planta actuales se de abasto. Por ejemplo, en el hospital HIGA San Martin hay un médico de planta para 100 pacientes en estado de moderado a grave, frente a una descompensación simultanea de dos pacientes (algo que ocurre a diario) no quedaría otra opción que optar, ¿la solución? Unos cuantos médicos residentes encontrándose muchas veces solos con pacientes críticos, resolviendo situaciones como pueden.
Residentes, “cubre baches”, “parches”, como guste. Mano de obra barata de una salud desfinanciada. Testigos diarios de la falta de insumos, de condiciones edilicias deplorables, de la falta de personal, etc. La salud es noticia por cortés de luz, caída de ascensores y hasta el incendio completo de centros de salud. Pero como decimos acá en salud la crisis pega un salto pero no es nueva.
Desde su asunción el gobierno de Macri repleto de CEOs y empresarios dejó en claro su intención en políticas de Salud. Profundizar la CUS y con ello la privatización de la salud. Continúo reduciendo el ya pequeño porcentaje del PBI destinado a la salud pública en el presupuesto nacional, pasando del 2,4 % en 2015 a 1,94 % en 2018 que ni siquiera es usado en su totalidad. En 2016 quedaron sin asignar casi 7.400 millones de pesos.
Te puede interesar: El FMI es perjudicial para la salud
Esta política se acentúa con el paso a secretaría del Ministerio de Salud de la Nación. Recientemente, desde el Frente Nacional por la Salud de las personas con VIH denunciaron que con el presupuesto de ajuste del 2019 alrededor del 30% de los pacientes de todo el país tendrán que suspender su tratamiento. Tenemos que evitarlo.
¿Qué pasa si el gigante se levanta?
El 6 se este mes, tras un paro de CICOP después de un mes de inacción con paritarias aún abiertas, con salario que se devalúa exponencialmente, con el anunciado cierre del ministerio de salud de la Nación que sin duda va en búsqueda de mayor ajuste, las y los trabajadores de la salud, nucleados en ATE y CICOP llenaron las calles.
Los residentes fueron la parte más nutrida de la movilización, con delegaciones de toda la provincia discutieron en asamblea como pararle la mano al ajuste. Los relatos de la precarización y la bronca se multiplicaban. Expresaron la necesidad de pelear en común con todos los trabajadores de salud y de la comunidad en general, porque vienen por todos.
Trazaron un plan de lucha que sin duda para triunfar va a haber que fortalecer. De forma unánime votaron parar y movilizar el día que se realice la mesa técnica de discusión del reglamento de residentes. Las condiciones brutales de precarización se pueden terminar, y hacer de la formación algo placentero, y para ello cuentan con una fuerza enrome. Ser sostén de la salud pública no es poca cosa. Es cuestión de organizarse y decir basta.
También de forma unánime decidieron tomar en sus manos el paro ya convocado por CICOP del 11 y 12. Con el enorme desafío del 12 ser parte una jornada nacional contra los despidos y el ajuste en curso, con los trabajadores del astillero Rio Santiago, junto al movimiento estudiantil, etc.
Macri en Nación, Vidal en Buenos Aires, así como los gobernadores kirchneristas y peronistas en sus provincias, de conjunto atacan a todo el pueblo trabajador. Más allá de lo discursivo cierran filas para hacer pasar el ajuste, ejemplo de esto es el triste rol desmovilizador de las burocracias kirchneristas en la enorme lucha universitaria. Ellos saben que para hacer pasar este ajuste demoledor deben unirse. Nosotros para enfrentarlo debemos hacer lo mismo desde el otro lado de la vereda, unir todas las luchas. No dejemos que avancen sobre las condiciones de vida de las grandes mayorías, son ellos o nosotros ¡este 12 llenemos las calles!