Aquí una breve anécdota antofagastina de los frutos que tiene la unidad, la coordinación que nos ha permitido la lucha en común.
Miércoles 18 de diciembre de 2019
Soy estudiante de Psicología de la Universidad de Antofagasta, y desde el primer día me encuentro movilizado. Soy parte activa del Comité de Emergencia y Resguardo, el cual se levantó primero en el Colegio de Profesores, y posteriormente en Área Clínica, y que actualmente se encuentra extendiendo en distintas poblaciones de la ciudad, tales como Bonilla, Miramar.
Sin embargo, lo que quiero contar en este breve relato es otra cosa.
Tiempo atrás, los micreros de la línea 119 -línea que frecuentan muchos estudiantes de la región, llegando incluso a ser conocida popularmente como “la línea universitaria- se encontraban movilizados por, como nos comentaban “estar trabajando sin contrato, por trabajar más de 16 horas diarias, en donde ni siquiera tenemos con un espacio para ir al baño, los empresarios han golpeado a nuestros dirigentes, incluso despidieron a un colega por no presentarse en pleno toque de queda, llamándolo a presentarse a las 5 de la mañana, en donde la empresa no le dio ninguna garantía de resguardo”.
Es frente a eso que los micreros organizados se contactaron con el Comité de Emergencia y Resguardo, y fuimos a apoyarlos en su movilización a las 7 de la mañana en la garita de la línea, entregándoles nuestro apoyo, enfrentando el frío y compartiendo experiencias entre un café y un sándwich que ellos nos dieron.
Grabamos varios videos, nos reímos, nos enojamos juntos por las injusticias, y acordamos movilizarnos juntos. Hasta incluso participamos de una "marcha de micros", en donde los micreros nos dijeron que nos subiéramos a las micros, y nos movilizamos por las calles de Antofagasta, contándole a la gente los problemas de los micreros, para buscar la mayor unidad. Fue ahí también en donde difundimos el boletín que hicimos desde el Comité: "El despertar de los trabajadores y la juventud", en donde contábamos lo que estaban viviendo cada uno de los choferes.
Casi 2 semanas van de esa actividad en común. Pero hoy, y para mi completa sorpresa, me subí a una micro 119, fui a pagar con el pase estudiantil -cosa que no muchos aceptan, y es porque de esas monedas que reciben se hacen su sueldo-, y el chófer me detiene y me dice:
Al principio no entendí lo que me decía. Estoy acostumbrado a decir "buenas", pagar y decir "gracias". Así que escuchar algo distinto me sorprendió.
No supe qué decir. Entre la alegría de encontrarnos y que él recordara ese pequeño gesto de solidaridad y unión quedé completamente sorprendido.
Apenas le pude responder:
No pude hacer nada más que agradecer. Haber estado ahí, escuchar lo difícil que es alimentar a sus familias con un sueldo que varía según el día, mientras los empresarios de TransAntofagasta y Adutax se llevan la mayor parte, me conmovió profundamente. Con una gran alegría me senté, y miré por la ventana con una marcada sonrisa. Hoy luchar sí sirve pensé.
Hoy luchar sí que sirve. Y ese pequeño ejemplo lo demuestra.
Me bajé de la micro y le dije:
La unidad entre estudiantes y choferes, jóvenes y trabajadores; el día de hoy la vi en ese pequeño gesto, en esas pocas monedas en mi bolsillo, mientras ambos desde la distancia sonreímos.
Hoy Chile despertó, y no volveremos a dormir.