En la jornada de ayer martes Presidencia de la República anuncio la destitución del hasta ahora comandante en jefe del ejército, Guido Manini Ríos, el polémico militar defensor de los criminales de la dictadura y los privilegios de la corporación militar.
Miércoles 13 de marzo de 2019
Finalmente el presidente Vázquez destituye al hasta hace unas horas comandante en jefe del Ejército Guido Manini Ríos manifestando a través de un comunicado de presidencia que Manini “efectuó graves cuestionamientos al Poder Judicial” en referencia al informe que el mismo elevó con motivo de los fallos del tribunal de Honor hecho a algunos criminales de lesa humanidad.
En el comunicado de presidencia se informan textualmente los dichos de Manini sobre el accionar del Poder Judicial en estas causas. Sus expresiones constituyen todo un manifiesto político del militar al señalar que la “La Justicia Uruguaya en muchas oportunidades se apartó de los más elementales principios del Derecho, no dando garantías a los acusados. En definitiva, aplicó una suerte de Derecho para el enemigo.”, y que “la Justicia en muchos casos no ha actuado de acuerdo a los principios elementales del Derecho y que no ha habido juicios imparciales cuando los acusados fueron militares.”
Presidencia culmina afirmando que “la actitud asumida por el Sr. Comandante en Jefe del Ejército, de cuestionar al Poder Judicial como lo ha hecho, resulta absolutamente incompatible con el cargo en que venía desempeñándose. Por tanto, al resultar grave la acusación al sistema de Justicia de nuestra República, la determinación fue el cese inmediato en las funciones encomendadas.”
Aunque poco tiempo atrás el Ejecutivo no había homologado la resolución del Tribunal de Honor Militar que absolvía de faltas al criminal de lesa Humanidad Maurente si homologó otro fallo del Tribunal de Honor Militar sobre los genocidas Gavazzo y Silveira, no por sus crímenes de lesa humanidad sino por no defender al coronel Juan Carlos Gómez (luego sobreseído) condenado en un principio por el homicidio de Gomensoro Jossman. Homologación grave por parte del Poder Ejecutivo ya que deja de lado que el tribunal militar no dice nada de los crímenes atroces que cometieron Gavazzo y Silvera, lo que es una forma indirecta de defender la impunidad.
Como resultado el criminal Maurente seguirá cobrando su jubilación, mientras Gavazzo y Silveira podrían sufrir (todavía no se ha hecho) rebajas en sus jubilaciones. La actitud del llamado “Tribunal Militar de Honor” es todo un indicio también sobre la relación actual del Ejecutivo con la corporación militar y la prepotencia cada vez más descarada de esta última. La “autonomía” con que se manejan los militares es una señal de la impunidad reinante que permite que funciones prácticamente como un poder paralelo por fuera del marco institucional democrático reivindicando aún el accionar de la dictadura y sus privilegios de casta.
Mentiroso y defensor de su corporación
Desde sus inicios en el cargo de comandante en jefe Guido “el Mentiroso” se caracterizó por su intervencionismo en la política violando las normas (empezando por la Constitución) que prohíben dicho accionar. Partiendo con su propuesta de darle instrucción militar a los jóvenes “ni ni”, el saludo navideño con tinte católico (violando la laicidad del Estado uruguayo) hacia sus subordinados. Pero sus intervenciones no se quedaron allí sino que esto hay que agregar dichos de nadie “pondrá al Ejército de rodillas”, y sobre todo sus mentiras sobre la ubicación de los restos de los desaparecidos que le valió un repudio y denuncia pública de familiares de desaparecidos.
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La intervención política en contra del proyecto de Ley de la reforma de la Caja Militar (en ese momento bajo trámite parlamentario) con el agregado de insultos al Ministro Murro le valió una tímida sanción (no cumplida en su totalidad) de parte del presidente Vázquez, para finalizar con la reciente defensa de los criminales de lesa Humanidad en los ya mencionados fallos del llamado “Tribunal de Honor Militar”.
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Intenciones manifiestas y hechos consumados
Durante toda su “gestión” al frente del Ejército Manini desarrolló su perfil político como referente de la derecha consolidando una posición de caudillo militar con la complicidad y el aplauso de la derecha y la pasividad y el dejar hacer del gobierno del Frente Amplio.
Perfil que marcó más todavía al viajar a Brasil y saludarse con el ultraderechista Jair Bolsonaro luego de la asunción de éste como presidente de dicho país, en un encuentro registrado fotograficamente donde se lo puede ver a Manini vestido de civil confraternizando con el reaccionario presidente brasileño.
Ya últimamente resonaba cada vez más fuerte el rumor de un posible pedido de retiro de Manini con la intención de ingresar “oficialmente” a la política. Con esta decisión tardía el gobierno, luego de años de inacción y dejar actuar a Manini, termina prestigiando ante un sector de la población al ahora ex comandante y a las propias fuerzas armadas, las mismas que reivindican el accionar represivo de la dictadura.
Ante los hechos consumados y con la última afrenta de los fallos del “Tribunal de Honor”, Vázquez decide tardíamente “mover primero” para evitar el planificado retiro y posterior entrada “oficial” a la política por parte de Manini. El resultado de todo esto también es que ahora Manini tendrá como parte de su discurso el colocarse como “victima” del gobierno progresista, en lo que parece reflejar un acuerdo de “tablas” (empate) luego de cederle todo el terreno que era posible para que se construya como político.
Ya que la decisión de Vázquez si bien intenta mostrar autoridad y una imagen de que en Uruguay no hay impunidad (a partir de los cuestionamientos de Manini y los militares), ya a esta altura cualquier decisión que tomara iba a terminar beneficiando a Manini.
En Uruguay hay impunidad aunque Manini lo niegue
Con sus dichos contra el Poder Judicial Manini Ríos intenta victimizarse junto a la corporación militar ante los tímidos avances en las condenas que ha habido sobre los criminales de lesa Humanidad. Esta posición de Manini y la corporación militar es tomada por el Frente Amplio y su gobierno para embellecer la política de DDHH que han desarrollado desde que son gobierno.
Pero esta posición es un cinismo y la acumulación de hechos y magros resultados lo demuestran (incluso ahora con el último agregado de que el comandante en jefe designado es uno de los miembros del Tribunal de Honor mencionado más arriba), además de las denuncias de los distintos organismos de DDHH (empezando por Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos) que se refieren a la continuidad de la impunidad en el Uruguay, junto con las trabas y chicanas del Poder Judicial y la inacción del gobierno progresista.
Si a la política de reconciliación con nuestros verdugos promovida por el propio Tabaré Vázquez ya desde su primera presidencia, le agregamos, entre otros hechos, la demora en el avance en la búsqueda de los restos de desaparecidos, el estancamiento de multitud de casos de delitos de lesa Humanidad cometidos bajo la dictadura en contra de ex presos políticos o directamente los casos de los desaparecidos, el escaso número de militares condenados en comparación con la cantidad que participó en la represión, el accionar de la Suprema Corte de Justicia como por ejemplo cuando destituyo a la ex Jueza Mota (que impulsaba desde su lugar varios casos de lesa Humanidad), el accionar cómplice para con los militares del ex Ministro de Defensa Huidobro, la impunidad con que se hacen los atentados sobre los sitiales de la memoria, podemos ver que no es mucho más que un mito decir que el Frente Amplio desde el gobierno ha intentado algo seriamente contra la impunidad de los crímenes de la dictadura y que el Poder Judicial haya perjudicado a los militares represores, más bien todo lo contrario.
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El régimen del Pacto del Club Naval (en el que participaron todos los partidos incluido el Frente Amplio) ha dado muestra palmaria de una de sus funciones esenciales desde su origen hace más de treinta años, proteger a los criminales de lesa Humanidad y en última instancia a la corporación militar en su conjunto, la cual a su vez todos los gobiernos han trabajado para represtigiarla y preservarla como brazo armado de los capitalistas locales y del capital imperialista en contra de los trabajadores y el pueblo oprimido.
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En nada debemos confiar los trabajadores ante estos cantos de sirenas de los distintos sectores de poder que atraviesan todo el espectro político desde la derecha militarista y reaccionaria hasta los progresistas, donde todos quieren sacar su tajada, incluso pensando en el campo electoral.
La movilización independiente de los trabajadores, los organismos de DDHH y el pueblo es la que verdaderamente podrá acabar algún día con la impunidad y la prepotencia amenazante de la corporación militar junto con los intereses de poder que ellos defienden.