Hablamos con Nerea y Lupe, dos tripulantes de cabina de Vueling que nos hablan sobre los riesgos y las enfermedades que comporta su trabajo de azafatas.
Ivan Vela @Ivan_Borvba
Martes 3 de enero de 2023
Tarde de diciembre, ya con la oscuridad propia del invierno, aprovechamos que Nerea y Lupe, dos de las tripulantes de cabina de Vueling, no están recorriendo kilómetros sobre nuestras cabezas, para hablar con ellas sobre los riesgos y las enfermedades derivadas de su trabajo como azafatas de la compañía lowcost.
Tanto Nerea como Lupe participaron a la primera asamblea abierta de trabajadores y trabajadoras de Esquerra Diari, y además de explicar su lucha actual que implica reclamar mejoras a su convenio, nos explicaron el impacto que su trabajo tiene a su salud.
Ejemplos que muchas veces son desconocidos por todos aquellos y aquellas que cogemos un vuelo sin pensar que implica para los y las tripulantes de cabina. Subimos al avión, estamos más o menos horas, bajamos y no pensamos. Pero como ellas mismas nos explican, "nosotros estamos todo el día en el aire, 12 horas, cada día. Al final todo el impacto que recibimos a nuestra salud es acumulativo".
Pero, ¿cuáles son estas enfermedades con efecto "acumulativo"? ¿Cómo se tratan? ¿Cómo se gestionan durante las jornadas laborales y qué son los impactos con el paso de los años? De todo esto hablamos con Nerea y Lupe, para conocer de primera mano las enfermedades laborales que sufren los y las tripulantes de cabina.
Dentro de las más comunes, Nerea y la Lupe destacan los barotraumas. "Los casos más comunes tienden a ser los barotraumas, que son los más leves dentro del que nos puede llegar a pasar. Catalogamos como barotraumas a aquellas enfermedades relacionadas con los cambios de presión. Cuanto más estamos allí arriba más nos exponemos a los cambios de presión, sobre todo en el descenso. El cuerpo se hincha, se nos hinchan también los oídos y entonces cuando se deshinchan de repente se pueden poner a sangrar".
Esto en los casos más leves, pero estos barotraumas pueden derivar en situaciones muy peores, como le pasó a Lupe. "De hecho, en el peor de los casos se te puede perforar o reventar el tímpano, que es lo que me pasó a mí".
Claro, cualquiera de nuestros lectores o lectoras podría pensar que esta situación está claramente vinculada con su desarrollo laboral al avión. Pero por la patronal y la mutua, no parece haber una relación tan clara. “Cuando vas a la mutua el que te dicen es que no es una enfermedad laboral porque a pesar de que te ha pasado a tu puesto de trabajo implica que tú ya venías constipada de casa, lo que ayuda a que este taponamiento sea más agresivo".
Además la patronal y las mutuas tienen excusas por todo, porque de hecho el trabajo de Nerea y la Lupe también se desarrolla en un clima propicio por los constipados, "trabajamos en un oficio por el que yo puedo salir de Barcelona a 20 grados y llegar a Viena a -1 grado. Yo abro la puerta y estoy congelada cierro la puerta y tengo la calefacción a tope, abro la puerta y vuelvo a estar congelada. Los aires acondicionados y las calefacciones, es lo que nos afecta. Evidentemente, yo me puedo constipar en la calle, pero mi puesto de trabajo también me ayuda mucho a que este tipo de situaciones se den, pero no lo reconocen ni lo reconocerán nunca".
Y si no se reconocen como enfermedades laborales, ¿Cómo lo hacen en esta situación cuando realmente están constipadas? ¿Descansar? ¿Quedarse en casa y reposar? No... más bien todo lo contrario, "si no es una enfermedad laboral echas hacia delante, somos carne de cañón, tenemos que estar aquí siempre, si no estás aquí arriba no cobras, con lo cual la gente muchas veces volará enferma y así se pasa muy mal en el avión".
La siguiente pregunta estaba clara, si esta enfermedad producida en el avión y con una relación clara con su actividad profesional no es reconocida como enfermedad laboral, entonces, ¿qué enfermedades laborales están reconocidas? "No hay ninguna enfermedad laboral reconocida producto de nuestro trabajo. Claro, si te rompes una pierna allí arriba mientras estás haciendo tu trabajo, obviamente si será una baja por enfermedad laboral, pero estas son las que menos, las enfermedades que su provocadas por la altura, por los humos, por la radiación... como no son de impacto directo sino acumulativas, nunca son reconocidas como enfermedades laborales".
La tarde pasa rápido en el centro comercial donde estamos haciendo la entrevista, pero tenemos que parar un momento el ritmo porque ponen sobre la mesa dos causas nuevas de enfermedades que me llaman la atención. Los humos tóxicos y la radiación. ¿Cómo es esto exactamente?
"También hablamos de los humos tóxicos que ahora nos está pasando mucho. Tanto los motores principales como el motor de la cola, utilizan aceite y el sistema de sellado de estos motores a veces se suelta un poco y estos aceites entran en contacto con el fuselaje. Lo que pasa es que al estar caliente se gasifica y entra dentro del sistema de aire acondicionado y la toxicidad se respira dentro. Un pasajero quizás no lo percibe, pero una persona que está 12 horas sale con los ojos irritados, la garganta inflamada, y además una exposición prolongada puede provocar enfermedades neurológicas".
Y otra vez devolvemos con las explicaciones de la mutua y la patronal, "El otro día estuvimos hablando con la mutua porque solicitamos que alguien nos explicara por qué no se estaba atendiendo esto como considerábamos apropiado. Desde la mutua nos dicen que los casos más graves se dan en pacientes que ya tenían una patología previa. Mientras nos dicen esto, nosotros vemos a tripulantes que salir de los aviones con una irritación de garganta, de los ojos, un malestar con náuseas y a veces se prolonga en el tiempo a pesar de haber ido al médico y seguir sus indicaciones, pero tampoco la consideran una enfermedad laboral".
"Además de esto, la radiación que nos afecta por múltiples vías. Por un lado, está lo que se conoce como rayos cósmicos, que se van acumulando con el tiempo. Además altura, mayor es la radiación cósmica, una radiación ionizante. Además están las pantallas de la cabina de pilotos, que también irradia. De hecho, un ejemplo de esto fue la tripulación del Concorde. Cuando ya se retiraron estos aviones del mercado, absolutamente todos, tanto tripulantes como pilotos, todos sufrieron cáncer, producto de la altitud que conseguía el Concorde. Sin embargo, siempre encuentran un argumento por no tener que asociarlo con tu trabajo, puesto que no es una cosa visible ni inmediata".
Además, su papel dentro del avión es fundamental, como dicen Nerea y Lupe, "muchas veces los pilotos nos dicen que somos sus ojos y orejas, que tenemos que estar alerta de todo". Tienen un rol central en la seguridad de todos los pasajeros, y obviamente, las enfermedades y el ritmo de trabajo, pasa factura. Pero claro, la presión de "estar siempre" es presente "cuando pasan los días, vas acumulando las horas, la mala comida, descansar mal... muchas veces no estás lista para volar, pero claro... si no vuelo no como, por eso tengo que volar".
Llegamos al final de nuestra conversación, donde claramente descubrimos un mundo que no vemos cuando viajamos como usuarios dentro del avión. Un mundo que pose en valor el trabajo que Nerea, Lupe y sus compañeros y compañeras hacen allí arriba por la seguridad de todos y todas y es que como señalan que "no estamos valoradas como realmente tendríamos que estarlo. Podemos ser azafatas de manera cortés, es decir, una cortesía que se ofrece si todo va normal. En el momento en el que hay una emergencia somos las primeras que tenemos que estar preparadas, las que tenemos la preparación y además la responsabilidad civil, y penal, de socorrer y dar las instrucciones de seguridad correctas y adecuadas".
El que aquí nos explican Nerea y la Lupe se un claro ejemplo (otro más) de como las enfermedades profesionales buscan ser totalmente invisibilizadas por parte de las empresas y las mutuas. Por eso la necesidad de dar voz y hacer conocer estas experiencias y denuncias es tan importante.