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Mundo Obrero. Trabajadoras de la limpieza de Bilbao en huelga contra los despidos: “Para ellos somos mercancía”

Trabajadoras de la limpieza de dos hospitales de Bilbao, subcontratadas por empresas del grupo IMQ, han sido despedidas y están en huelga desde el 7 de diciembre ¿Motivos de los despidos?, organizarse y luchar por sus condiciones laborales y la brecha salarial.

Lunes 27 de diciembre de 2021

Nadie se imaginaba las consecuencias drásticas de una pandemia mundial. Pero ¿os imagináis el mundo sin el trabajo de la limpieza? También sería una crisis de dimensiones catastróficas para la humanidad y el medio ambiente.

Sin embargo, estamos viendo a trabajadoras de la limpieza en huelga y organizándose porque, a pesar de ser consideradas esenciales, son las más precarizadas y explotadas de la clase trabajadora.

Por eso hoy están en huelga muchos colectivos de la limpieza, como en Euskal Herria las trabajadoras del museo Guggenheim, las de varios ayuntamientos o de personal de mantenimiento. Y desde el 7 de diciembre, están en huelga las 90 limpiadoras de los hospitales privados Zorrozaurre y Virgen Blanca de Bilbao, pertenecientes al grupo Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ); un pulpo que tiene muchas empresas, clínicas, residencias, empresas de seguros, servicios de prevención y de limpieza.

Ellas empezaron a organizarse por mejores condiciones laborales, apuntando a la brecha salarial como uno de los motivos de su precariedad. “Nosotras tomamos como referencia el colectivo que hace la limpieza viaria, que está muy masculinizado y que tiene salarios más altos que los de las trabajadoras de servicio de limpieza de edificios y locales. Son trabajos de igual valor, pero nosotras percibimos menor salario. Por ejemplo en Guipuzkoa, la diferencia es de 6000 euros.”, nos explica Maricruz, secretaria general de la Federación de servicios privados de ELA Zerbitzuak.

Así lo denunciaban también las trabajadoras en huelga del museo Guggenheim, explicando que existe una diferencia de 7.941 euros menos anuales de salario en el convenio de limpieza provincial del servicio de limpieza edificios y locales, siendo que el de viaria cobran bastante más.

Claramente la brecha en este sector es de casi 50 por ciento. Además, los contratos a tiempo parcial, en su mayoría mujeres, determinan una media salarial de 600 euros mensuales y quien está bajo jornada completa su salario no llega a 16.000 euros anuales.

Lejos de cualquier casualidad, ante la organización de las trabajadoras frente a esta problemática, la empresa directamente anunció los despidos para el mes de enero, alegando la internalización del servicio de limpieza y negando su subrogación. Inmediatamente, las trabajadoras y el sindicato ELA convocaron una huelga indefinida reivindicando la lucha contra la brecha salarial.

“Las trabajadoras vienen limpiando las instalaciones de las dos clínicas hace muchos años, pasando de una empresa a otra. Como estas mujeres han ido reivindicando a lo largo de su vida laboral distintas mejoras, han adquirido unos niveles salariales que están bastante por encima del convenio provincial. Entonces ahora, la empresa principal IMQ le dice a la empresa subcontratada ‘el 31 de diciembre te vas y te llevas a estas trabajadoras’. Y el 1 de enero contratará a nuevas trabajadoras”, explica Maricruz.

Claramente, la patronal ha respondido con un ataque directo a la actividad sindical de las trabajadoras, “Estas mujeres vienen desde el año 2010 peleando por mejoras, a través de distintos pluses. Y ahora las despiden siendo que muchas hace 30 ó 40 años que trabajan limpiando quirófanos, plantas, habitaciones de las dos clínicas”, señala Maricruz. Estamos ante un fuerte ataque sindical contra la lucha de las trabajadoras.

Para Maricruz, “No tienen ninguna argumentación, ni de tipo económico porque es una empresa que está ganando muchísimo dinero. Alegan mejorar la calidad del servicio, pero resulta que echan a 90 mujeres con mucha experiencia en el sector. Para ellas es muy perjudicial, muchas ya están casi por jubilarse además. Es un riesgo serio de verse perjudicadas”.

“Está claro que para ellos solo somos mercancía a sustituir”

Así lo denunciaban en la rueda de prensa en la que anunciaron su huelga. Además, la empresa les exigió a las trabajadoras amenazadas de despido, que sean quienes debían formar a la personas que vayan a ocupar sus puestos de trabajo, algo que consideran una humillación.

Por otro lado, en plena pandemia es cuanto más esencial se demuestra que es el trabajo de la limpieza. Pero la empresa por “esenciales” les imponen servicios mínimos del 100 por ciento por hacer huelga y luchar por las condiciones laborales que se merecen.

Ante ello, las trabajadoras también han denunciado al Departamento de Trabajo que “Los servicios mínimos se deben dictar cuando existe una colisión de derechos fundamentales. En este caso, entendemos que el derecho a la salud está plenamente garantizado, ya que las personas usuarias del IMQ tienen como la mayoría de la población derecho a la sanidad pública. Defender el mantenimiento del 100% de su actividad es lo mismo que decir que quienes no tenemos seguros privados, carecemos del derecho a la sanidad”.

Por otro lado, también cuestionan la hipocresía del discurso feminista y de igualdad del gobierno del PSOE, “esta vulneración se produzca fundamentalmente y de manera grave en sectores feminizados como la limpieza o los sectores de cuidados. ¿Esta es la política de igualdad y de equidad de género que impulsa el Partido Socialista?”.

Una denuncia que devela la raíz de la precariedad: gobiernos, central y autonómicos, Ayuntamientos -de partidos de derechas y los del “cambio”-, ministerios y ministros han tomado durante décadas la decisión política de que las perniciosas reformas laborales recaerían en la clase trabajadora y que las consecuencias serían aún peor para los sectores precarios, altamente feminizados.

Esta huelga es un ejemplo más de las huelgas teñidas de violeta cuyas reivindicaciones laborales incorporan demandas especiales sobre los problemas más profundos que sienten, viven y sufren las mujeres: la brecha salarial, la especificidades de la precariedad, la “doble jornada”, discriminación y acoso. Es por ello que la conflictividad laboral muestra cada vez más, una mayor presencia de trabajadoras con sus propias portavoces y delegadas sindicales.

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