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Desaparición de Loan. Trata de personas: un negocio aberrante que se alimenta de la pobreza y el ajuste

La trascendencia nacional del Caso Loan, sensibiliza y conmueve a la sociedad, visibilizando la desaparición de niños, niñas y adolescentes de sectores vulnerables. La trata de personas, un negocio que mueve millones y en donde los victimarios siempre son las y los poderosos.

Sábado 27 de julio 15:27

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El niño correntino desaparecido el pasado 13 de junio se suma a una larga lista de casos como el de Sofia Herrera, vista por última vez en Tierra del Fuego en el año 2008, o el de Guadalupe Lucero, desaparecida en el 2021 en la provincia de San Luis. Niñas, niños y adolescentes que, hasta la fecha, siguen sin encontrarse.

En Argentina, la organización Missing Children registra actualmente más de 100 niños, niñas y adolescentes desaparecidos. Ana Rosa Llobet, de Missing Children Argentina, precisó en declaraciones radiales que : "son chicos y chicas que buscamos, unos 40 desaparecieron siendo menores y ahora son mayores, se perdieron hace 5, 10 y hasta 20 años atrás".

Alarmas y protocolos que no se ejecutan a tiempo, corrupción policial, complicidades políticas y judiciales, y una seguidilla de vulneraciones del Estado que se repiten sin cesar.

Números que hablan. La Trata de niños, niñas y adolescentes en la Argentina

Según datos oficiales del Ministerio Público Fiscal, la Línea 145 que funciona para recibir información, solicitar asistencia y denunciar casos de trata y explotación de personas, recibió durante el año 2023, 1804 denuncias, donde en el 34.9% de casos se encontraban involucrados niños, niñas y adolescentes (NNYA). Además, informan que 798 denuncias se corresponden con delitos de explotación sexual, mientras que 429 son de explotación laboral.

A su vez, la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) indica que, de las sentencias registradas por casos de trata de personas, en un 11.9% las víctimas son niños, niñas y/o adolescentes.

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En lo que respecta a la modalidad de explotación, la PROTEX informa que el 65.1% fueron víctimas de trata sexual, siendo 98.7% mujeres, de las cuales 163 son niñas y adolescentes. El 34.2% fueron víctimas de trata laboral, al menos el 14.5% de estos eran niños, niñas y/o adolescentes.

Por su parte, el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, publicó que, de enero a noviembre del 2023, tuvieron intervención con 73 NNYA, de un total de 1609 personas acompañadas.

Pero… qué es la trata de personas?

En el año 2002, nuestro país, ratificó el Protocolo de Palermo, donde en su Art.3 se define a la trata de personas:

“Por trata de personas se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos. (…) La captación, transporte, traslado o recepción de un niño con fines de explotación será considerada “trata de personas” aun cuando no se recurra a ninguno de los medios enunciados”.

Es decir que, la definición de consenso internacional establece:

  •  Acciones: captación, transporte, traslado, acogida o recepción de las personas
  •  Medios: amenaza, coacción, rapto, fraude, engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, etc.
  •  Fines: explotación laboral o sexual, esclavitud, servidumbre, extracción de órganos, entre otras.

    En nuestro país, las principales zonas donde ocurren los “reclutamientos” o “captaciones”, son las provincias del NOA y NEA: Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, Misiones, Formosa y Corrientes. Desde esas provincias, la mayoría de las víctimas eran trasladadas a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, o el Conurbano Bonaerense.

    Partícipes necesarios

    Sin complicidad de las fuerzas represivas, de funcionarios públicos, de agentes judiciales que participan, permiten, encubren y tanto más, estos hechos no pueden ser llevados a cabo. Sostienen un negocio que reporta, en el mundo, más de 32.000 millones de dólares por año (OIT).

    Podemos mencionar, a un intendente de la provincia de La Pampa que fue condenado a 5 años de prisión por ser partícipe necesario en una red de trata que funcionaba en la localidad de 25 de Mayo, o el procesamiento de al menos tres policías de zona sur del Gran Buenos Aires acusados de regentar prostíbulos, o un caso que se inició oportunamente contra la cúpula de la policía de la Comisaría N° 38, por la protección de prostíbulos de la zona de Flores. La lista sigue y estremece, no distingue rango ni escala, policías, comisarios, políticos, intendentes, jueces, empresarios.

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    Ellos saben cuáles son los circuitos de traslado, como se captura a las víctimas, donde se localizan los prostíbulos, los talleres clandestinos o los campos, donde miles de personas son explotadas día tras día.

    Los cuerpos como mercancías

    Los cambios económicos y sociales, producto de la expansión del capitalismo, afectan la vida de las familias y de los NNyA que forman parte de ellas. No solamente se mercantilizan las relaciones, hasta considerar a las personas como objetos y mercancías que pueden ser explotadas y comercializadas, sino que se profundiza la desigualdad y la pobreza.

    Los daños físicos y psicológicos, que sufren los NNyA víctimas de trata, en muchos casos son irreversibles, afectan su autoestima, son proclives a padecer graves enfermedades, y a tener serias dificultades para relacionarse con el entorno. Destruyen su subjetividad, y la manera de percibirse a sí mismos.

    La OIT, en un informe publicado en el año 2022, indica que “un total de 3,31 millones de niños son víctimas de trabajo forzoso, lo que representa alrededor del 12 por ciento de todas las personas en situación de trabajo forzoso.” Niños, niñas y adolescentes que son mano de obra aportada por las redes de trata, mediante las peores formas de maltrato.

    El citado organismo internacional agrega, “la pobreza por sí misma no conlleva a que una persona sea víctima de trata; sino que un factor sumado [pobreza +], como la enfermedad, se conjuga con ésta e intensifica la vulnerabilidad”. Además, la falta de continuidad educativa transforma a los adolescentes en fuerza de trabajo disponible, y los coloca en la “mira” para que se les ofrezcan “nuevas oportunidades”. (OIT, 2009)

    Las desinversiones en salud, en educación, el trabajo infantil, la carestia de las condiciones de vida, la dificultad en el acceso a servicios básicos. Asi como el continuo y prolongado abandono institucional, con desfinanciamiento de programas, despidos de profesionales de equipos especializados, dificultad en el acceso a programas y servicios, entre otros factores, generan las coordenadas para que amplios sectores vulnerables queden expuestos a los negocios capitalistas, como la trata de personas, la venta de órganos y toda clase de explotaciones.

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    Con un 69% de niños, niñas y adolescentes pobres, en cuyos hogares no alcanzan los ingresos para cubrir las necesidades básicas, una caída del 12,4% de los salarios reales del conjunto de los y las trabajadoras, una profundización del ajuste con suba de tarifas, devaluación, liberalización de alquileres y una economía en descenso, la situación de las familias más humildes se torna dramática. Creándose, de este modo, las condiciones que favorecen estos crímenes y delitos aberrantes donde están más expuestos los niños, las niñas y las adolescentes, en una problemática que no es sólo local, sino que es internacional, y que tiene sus raíces en un sistema que mercantiliza todo, incluídos los cuerpos.

    Las niñeces afectadas por estas formas de esclavitud, ponen al descubierto la necesidad de cuestionar nuestras bases sociales. Es injustificable, seguir sosteniendo un sistema que permite y perpetúa las peores atrocidades sobre las infancias y las adolescencias. Somos las y los trabajadores los que tenemos en nuestras manos la posibilidad de darlo vuelta todo.