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Red Internacional
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Tribuna Abierta. Trauma Ocular y Salud Mental: breve relato de experiencias traumáticas de algunas víctimas de la violencia estatal

El día 10 de noviembre, día internacional de los Derecho Humanos, el compañero y víctima de trauma ocular Patricio Pardo se quitó la vida.

Sábado 18 de diciembre de 2021

El dolor de familias, seres queridos y víctimas directas de la represión, insta a exponer diversas problemáticas que han sido testimoniadas por las víctimas de trauma ocular y que perjudican la salud mental, esto porque el trauma de ser violentado físicamente cambia la vida de las víctimas.

En ese sentido, las diversas experiencias individuales plantean una critica a todas las instituciones y organismos de salud pública que han abandonado a las victimas de la violencia estatal desde octubre del 2019. El fallecimiento de Patricio Pardo demuestra la inexistente reparación íntegra del programa PIRO impulsado por el Ministerio de Salud en el Hospital Salvador.

Patricio Pardo joven de 26 años que vivía en la región de Valparaíso, decide quitarse la vida producto de una intensa depresión al no ser tratada durante dos años por profesionales especializados. Durante las protestas del 27 y 28 de noviembre del 2019 en la ciudad de Valparaíso, Patricio siente un fuerte ruido detrás de él y al voltearse recibe una bomba lacrimógena que deja su ojo derecho totalmente mutilado.

A pesar de no existir mayores detalles de su proceso médico como oftalmológico y psicológico, existen situaciones de parentesco que van dificultando la salud mental de las víctimas de Derechos Humanos, por eso la Coordinadora de Víctimas de Trauma Ocular en su comunicado enfatiza que: “Hoy se cumplió uno de nuestros peores miedos” en vista del abandono por una reparación íntegra a las vidas de las víctimas.

Álvaro Silva relata que recibe un impacto de una bomba lacrimógena en su ojo derecho durante las protestas del 8 de noviembre, mismo día que Gustavo Gatica es mutilado. Durante su proceso de reparación se expande un fuerte sentir de impotencia y rabia debido al abandono de la sociedad como también por la ineficiencia del PIRO. En sus principales dichos se evidencia una búsqueda de justicia, de reparación y de verdad frente al abuso estatal y afirma que el proceso más complejo son las secuelas psicológicas del trauma las que más dificultan su bienestar.

Por su parte, Sebastián Zambrano único joven con trauma ocular en la localidad de Renaico, salió a manifestarse el 19 de octubre y el mismo día recibe un impacto de lacrimógena en su ojo derecho tras llevar aproximadamente 2 horas de protesta. Posterior al impacto existe un proceso traumático que le produce una compleja depresión debido a las situaciones de violencia que se presentaban en las cercanías del Hospital de Angol: “Fue la noche más horrible de mi vida: escuchaba sirenas, golpes, gritos, por todos lados.” Y agrega que los carabineros el mismo día de la agresión fueron a verlo al hospital: “Me tomaron declaraciones mientras estaba sedado, con mucho dolor. Ni me acuerdo si tuve que firmar o qué firma hice”. A su vez, estar en constante intervención y manifestación en conjunto con las organizaciones de víctimas de trauma ocular es una experiencia de una fuerte lucha colectiva por no quedar en el olvido.

Aún no existe una real intervención médica que repare de forma íntegra a las víctimas de la violencia estatal producidas a partir del 18 de octubre del 2019. El PIRO, como único organismo dedicado y especializado en la reparación de las víctimas ha sido cuestionado por la Coordinadora de Víctimas de Trauma Ocular, debido a la inexistencia de profesionales capacitados para tratar con víctimas de la represión, asimismo, la perspectiva centralista del programa de reparación ocular no da cabida para solucionar las problemáticas de todas las víctimas de regiones, es decir, que su cobertura es casi nula.

Sumándose a esto, víctimas torturadas, golpeadas, baleadas y abusadas sexualmente, no han recibido ayuda ni reparación psicológica especializada, debido a esto los problemas de salud mental que cada individualidad padezca deben ser resueltos de forma particular y sin ninguna especialidad en temas de derechos humanos, mientras los agresores viven en total impunidad.

Felipe Núñez, Profesor de Lenguaje y victima de trauma ocular.