Según el politólogo y jurista, la confluencia entre el magisterio y el Morena es la “semilla de una irrupción histórica”. Debatimos en estas líneas con un artículo recientemente publicado en La Jornada.
Jimena Vergara @JimenaVeO
Martes 21 de junio de 2016 23:05
Este lunes John Ackerman publicó un artículo en La Jornada titulado “Irrupción histórica” para defender con nuevos argumentos, una tesis que viene sosteniendo desde el 2014: los llamados movimientos sociales sólo podrán convertirse en “agentes transformadores” si cuentan con una representación política o, para ser exactos, electoral.
El problema no es esta definición,sino que el autor opina que esto lleva indefectiblemente a que el magisterio - en la defensiva situación actual y acorralado por la represión de los partidos del “Pacto por México”-, debe depositar sus expectativas en Morena y renunciar así a buscar su independencia respecto a la “casta política” al servicio de los empresarios, como de hecho ya ocurrió en Oaxaca en las elecciones del 5 de junio.
Y dice Ackerman, haciendo una obligada analogía con el ascenso de la movilización democrática de 1988 que “aquellas olas de descontento social no lograron desestabilizar el sistema de institucionalidad autoritaria. La alternancia del 2000 tampoco modificó los mecanismos de dominación”.
Nuestro autor elude hacer la pregunta pertinente: ¿Por qué el ascenso democrático de masas que cimbró al PRI en 1988, no logró quebrar al régimen político?
Porque tendría que responder que, en ese mismo año surgió de las entrañas del propio PRI una gran mediación política, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que desde entonces jugó el rol de partido de la “contención” durante décadas para que ninguna lucha se “descarrilara” y cuestionara la transición pactada de la cual el sol azteca fue su pata izquierda.
En última instancia el PRD surgió para responder al problema estratégico del entonces régimen de “partido único”: evitar a toda costa que el profundo hartazgo de las masas con el PRI tomara un cauce independiente y terminara por barrer al bonapartismo mexicano. Y lo hizo con creces, hasta que su propia gestión lo llevó a reproducir las peores prácticas del PRI de asociación con el narcotráfico, corrupción y clientelismo.
El conjunto de la izquierda consideró aquel momento una verdadera “irrupción histórica” y se paso con armas y bagajes a las filas del sol azteca; e incluso la dirección del EZLN, durante su primera década de existencia pública, apoyó políticamente al PRD.
En realidad, sólo los aguerridos estudiantes de la UNAM en 1999 rompieron con la dirección burocrática del sol azteca que hegemonizaba al movimiento estudiantil y por esa vía cuestionaron la transición política que, como dice nuestro autor “ha sido solamente un nuevo ropaje para las formas de control político de siempre”.
Encuentre usted las diferencias entre el Morena y el PRD
Pero ¿en qué se basa Ackerman para decir – tácitamente- que la coyuntura actual no tiene precedente y que el Morena es distinto al PRD? En su momento, el sol azteca surgió bajo el influjo de un poderoso movimiento democrático y de la confluencia de la izquierda que estuvo proscrita durante décadas.
El Morena, por su parte, surgió como desprendimiento del PRD en el 2012 y su dirigente principal, junto a muchos miembros de su personal político actual, provenía del PRI y permaneció en el PRD durante años, siendo parte de la misma “casta política” o “mafia en el poder” (como la llama AMLO) que gobernó durante décadas.
Y para hacer alusión al momento que hoy viven nuestros hermanos oaxaqueños ante la brutal represión del Gobierno Federal en complicidad con el Gobernador Gabino Cué, no podemos olvidar que la candidatura de éste personaje nefasto fue fervientemente respaldada por AMLO en el 2010. Esto luego de que el actual mandatario ganara la Senaduría de Oaxaca encabezando la "Coalición por el Bien de Todos" con la alianza electoral conformada por el PRD, PT y Convergencia que tuvo como candidato presidencial a Andrés Manuel López Obrador.
Pero más aún, el Morena ahora mismo está promoviendo a puestos de elección popular en estados como Sinaloa, Quintana Roo o Chihuahua (por mencionar algunos) a expriístas y expanistas concitando incluso el enojo de su base.
No hay diferencias sustanciales entre el programa histórico del PRD y el del Morena y en el Distrito Federal donde Andrés Manuel López Obrador gobernó bajo las banderas del sol azteca, se aprobó el artículo 362 al código penal capitalino que criminaliza la protesta social, se profundizó el trabajo precario sobre todo en los trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (GDF) y su administración pactó con los grandes empresarios la creciente privatización del Centro Histórico, que hoy está en manos de Carlos Slim.
Es decir, la dirección del Morena y sus personalidades provienen de la misma “casta política” que gana salarios millonarios porque gestiona y administra los negocios de los grandes empresarios y se aleja indefectiblemente de los padecimientos de las grandes masas.
Por ello la gesta “anticorrupción” de AMLO basada en la “honradez”, no cuestiona las raíces estructurales de la existencia de esta casta y por ello los anticapitalistas a la Constituyente en la elección del 5 de junio, planteamos claramente en nuestras propuestas que los funcionarios de la Ciudad debían ser revocables y ganar como una maestra.
No encontramos fundamentos para repetir la historia que llevó a los trabajadores, la juventud, los maestros y el pueblo pobre a depositar sus expectativas en el sol azteca a través de sus direcciones, esta vez en Morena. Desde nuestro punto de vista John Ackerman propone “tropezar dos veces con la misma piedra”.
Cobijar al magisterio no implica subordinarse al Morena
Acierta nuestro autor al plantear que “La cerrazón del régimen ha llegado a extremos intolerables. Durante la madrugada del domingo, 12 de junio, el gobierno represor de Enrique Peña Nieto detuvo en la oscuridad y con lujo de violencia al máximo dirigente sindical de la sección 22 de Oaxaca de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE), Rubén Núñez Ginés. El primero fue apresado en la Ciudad de México después de haber participado en una reunión del Consejo Político Nacional de la CNTE”.
Y acierta también al definir que lo más auspiciante de la última semana ha sido la emergencia de un movimiento democrático que de desarrollarse, puede torcer la vara a favor de los maestros. Así lo evidenció la marcha de los sindicatos opositores acuerpados en la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y el Sindicato Mexicano de Electricistas y el desplegado repudiando la represión de cientos de intelectuales y personalidades nacionales y extranjeras aparecido en La Jornada.
E inmediatamente después plantea que “Todos los ciudadanos preocupados por el país, independientemente de sus orientaciones ideológicas, deberían sumarse a esta importante convocatoria” en alusión a la marcha convocada por AMLO este próximo 26 de junio en solidaridad con el magisterio.
No dice nada de que la convocatoria es tardía si se trata realmente de torcerle la mano al gobierno y frenar la represión. Y desde luego no plantea la necesidad de que este incipiente movimiento democrático para desarrollarse y profundizarse requiere hacerlo de manera independiente y sin ninguna confianza en la presión sobre las instituciones. ¿O es que la resistencia civil y pacífica de AMLO para enfrentar el fraude del 2006 resultó en el triunfo del potente movimiento de masas que le acompañó en la calle?
Y es menester aclarar que este martes, varias organizaciones políticas, sindicales y de Derechos Humanos convocan a una marcha independiente que nuestro autor haría bien en promocionar este viernes 24 de junio.
En caso de que las organizaciones obreras, estudiantiles, de derechos humanos, decidieran participar de la marcha convocada por AMLO es necesario asistir como bloque independiente, con banderas propias y desplegadas planteándole a las base del Morena que la acción convocada por su dirección no puede ser para fortalecer electoralmente a este partido y que si AMLO realmente quiere luchar contra la Reforma Educativa tiene que hacerse parte y poner toda la fuerza de su organización a servicio de impulsar la movilización democrática contra la represión y en solidaridad con las demandas magisteriales, sumándose sin ningún condicionamiento a las acciones convocadas por CNTE.
Un sector de la dirección de la combativa CNTE, que organiza a maestros y maestras con una gran voluntad y que han dejado la vida en esta lucha, no puede llevar su energía al callejón sin salida de depositar sus expectativas en un partido que no representa sus intereses. Hasta ahora, la dirección del magisterio democrático que no está presa no ha convocado a una sola acción unificada que le demuestre al gobierno nuestra fuerza, dejando por omisión que la única convocatoria sea la del Morena.
Este sector, en lugar de exigirle públicamente a los sindicatos que se reclaman opositores que se solidaricen más allá de las palabras y de alguna acción minoritaria e impulsen el paro nacional – y por esa vía conmover a los millones de asalariados que mueven los resortes de la economía nacional y están atenazados por las direcciones charras-, han optado por subordinarse políticamente al Morena.
Recordemos que a fines de enero de este año la Sección 22, en los resolutivos de su Primer Congreso Extraordinario, y luego del llamado de AMLO a un acuerdo electoral, definió que incidirían en los comicios del 5 de junio llamando a no anular el voto y promoviendo el voto castigo contra los partidos políticos que firmaron el Pacto por México.
No resignar la independencia de clase
Se trata de organizarnos de manera independiente y abonar a una tarea pendiente para el movimiento obrero y popular: poner en pie una herramienta política que en todo terreno (el electoral, en las calles, la lucha, los centros de trabajo y de estudio) sea una alternativa para los trabajadores, los jóvenes y las mujeres que están hartos de esta casta política y pongan en pie su propio partido, con sus propios tribunos y representantes y abracen una perspectiva anticapitalista.
El peso conquistado con Sulem Estrada, maestra, normalista y luchadora contra la Reforma Educativa, con Sergio Moissen, profesor precario de la Universidad como candidatos anticapitalistas a la Constituyente y con La Izquierda Diario que hoy está llevando la voz de los maestros a todo el mundo recibiendo miles de visitas y con actualizaciones de la lucha minuto a minuto, está puesto al servicio de abonar a esta perspectiva. Porque no queremos resignar, como en el pasado, la independencia política de los trabajadores, sino volvernos sujetos de nuestra propia política y nuestra propia organización.
Jimena Vergara
Escribe en Left Voice, vive y trabaja en New York. Es una de las compiladoras del libro México en llamas.