Si bien es cierto que "Un amar ardiente" no es la primera publicación en donde se busca ahondar en la "inusual" relación entre Sor Juana y la condesa de Paredes, su principal protectora, sí ofrece una nueva lectura de estos textos y propone ir construyendo por medio de ella un "canon alterno".
Nancy Cázares @nancynan.cazares
Jueves 30 de marzo de 2017
La editorial Flores Raras anunció la publicación del libro Un amar ardiente, compilación de poemas de Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz. La obra, a cargo de Sergio Téllez Pon, busca destacar el afecto "inusual" entre la también llamada décima musa y su protectora y principal promotora de su obra, la virreina de Nueva España María Luisa Gonzaga Manrique de Lara, condesa de Paredes.
Sergio Téllez
Según el mismo Sergio Téllez Pon, en entrevista para El País, la idea de compilar diversidad de loas, romances, sonetos décimas, redondillas en donde la monja jerónima se refería a María Luisa de tal manera que desde que fueron escritos causaron revuelo, se debe a los aportes del filólogo Antonio Alatorre (1922-2010), quien desde su prólogo a la Lírica personal, y más resueltamente en el artículo "María Luisa y Sor Juana" [Periódico de Poesía, 2 (otoño 2001), 8-37] , llama la atención sobre esta relación tan importante para la poetisa novohispana.
Los textos dedicados a la condesa de Paredes constituyen gran parte de la poesía profana de Sor Juana y desde que fueron escritos provocaron en sus más destacados impresores como Francisco de las Heras, secretario personal de la virreina, la necesidad de justificar los afectos entre ambas mujeres.
Antonio Alatorre
Alatorre señala en "María Luisa y Sor Juana" que en un primer intento por encontrarle explicación a la profundidad de los sentimientos de la monja hacia la virreina, de las Heras atribuyó el afecto a una afinidad intelectual entre ambas, de la cual Sor Juana fue la más beneficiada, al acceder a la posibilidad de que sus escritos trascendieran los muros del convento y "liberarse" de la tutela del padre Antonio Nuñez; esta liberación constituye, para Heras la segunda causa posible del "amor" de Sor Juana por María Luisa. La tercera causa, continúa Alatorre, es más misteriosa.
Aquél secreto influjo (hasta hoy nadie lo ha podido apurar) de los humores o los astros, que llaman simpatía
Con las líneas de arriba, de las Heras introdujo en su "advertencia" al romance de felicitación de año nuevo que Sor Juana escribió para el virrey (aunque en realidad estaba dedicado a la virreina), la duda. Alatorre opina en su artículo que se trata de una conjunción de todo lo mencionado por el secretario y concluye con una reflexión que termina por dar nombre a este nuevo libro: "[todo lo anterior] causó el amar, con aquel "ardor tan puro" que irá viendo el lector al recorrer las páginas de la Inundación castálida: un amar ardiente, y sin embargo, puro; un amor puro, pero ardiente."
La compilación, además de los textos de Sor Juana, contiene los dos únicos poemas de la condesa de Paredes, en donde puede apreciarse la admiración que la jerónima despertó en María Luisa.
Si bien es cierto que Un amar ardiente no es la primera publicación en donde se busca ahondar en la "inusual" relación entre Sor Juana y la condesa de Paredes, sí ofrece una nueva lectura de estos textos y propone ir construyendo por medio de ella, un "canon alterno" histórico y cultural propio de la disidencia sexogenérica, en el sentido en que lo proponen figuras de la teoría queer como Judith Butler o Didier Eribon, quienes sugirieron que la "cultura gay" tiene a sus propios referentes en distintos aspectos de la vida.
Para Sergio Téllez Pon, Sor Juana y sus cartas a la condesa de Paredes se inscriben en ese "otro" canon silenciado, olvidado, disidente, "gay", junto con Vicente Aleixandre, Federico García Lorca o Luis Cernuda, en donde la producción "se tematiza" encaminada en este caso hacia la sexualidad no heterosexual y se convierte al mismo tiempo, en referente y en memoria.