Durante el día de ayer se vivió parte de la convocatoria de un nuevo 25N en Arica, que contó con la participación de un poco más de 100 participantes, que conmemoraban el día internacional de la erradicación de la violencia machista. En medio del escenario en el que nos encontramos, de crisis económica y social, donde la carestía de la vida va en aumento y la represión del gobierno busca a castigar a distintos sectores, como las y los migrantes en la región, se hace importante ver qué perspectivas tenemos para articular y coordinar el movimiento feminista.
Domingo 27 de noviembre de 2022
El Estado es responsable de la violencia que sufrimos las mujeres, expresado en la precarización y los crímenes de odio que vivimos día a día. Las mujeres nos hemos convertido en la mayoría del conjunto de la fuerza productiva en el mundo, que está constantemente precarizada y carece de empleos. Somos en quienes recaen con más crueldad los efectos de la crisis social, la inflación y la violencia del Estado.
Considerando el retroceso de casi 10 años, en términos de derechos sexuales y laborales para las mujeres durante la pandemia, en un escenario donde la derecha viene buscando instalar su programa conservador, donde los derechos de mujeres y disidencias, se ven aún más en peligro, como ha sido con el aborto en 3 causales en Chile y en EEUU como el derecho al aborto dejó de ser legal en varios estados, muestra de como nada está garantizado en este sistema capitalista patriarcal y por eso la necesidad de organizarnos.
En medio de la crisis económica y social la única salida que propone el gobierno de Gabriel Boric, es reajuste y un plan económico que va en desmedro de las grandes mayorías, donde un puñado de empresarios siguen llenando los bolsillos a costa de las y los trabajadores. La precarización de la vida también es una forma de violencia que viven las mujeres de la clase trabajadora.
Esta situación también se expresa en la región, con desempleo, aumento del trabajo informal y cientos de familias viviendo en campamentos. Lo cual se cruza con la crisis migratoria que se da principalmente aquí en el norte y desde el municipio de la mano del gobierno vienen inyectando recursos para mayor contingente policial y la modernización del sistema migratorio (más discriminatorio), donde las mujeres migrantes son las más perjudicadas, agravando las situación para quienes cruzan las fronteras en busca de mejores condiciones de vida.
El rol del Partido Liberal a la cabeza del municipio con Gerardo Espíndola y en el congreso con Vlado Mirosevic y Luis Malla, buscan conquistar un paquete de leyes, que lo único que hace es aumentar la represión, que implica mayores sanciones y persecución a sectores como trabajadores informales o personas en situación de calle, pero no buscan una salida más profunda al problema del desempleo y el déficit de vivienda, porque no es parte de su estrategia.
En esta misma línea son las mujeres quienes lideran las condiciones de precarización incluso en el mismo municipio, donde entre ellas y sus compañeros, viven realidades como el ser honorario para el funcionamiento de oficinas y programas municipales, incluidos en la salud, un sector altamente feminizado.
De esta forma se hace importante, no ceder a la posición “progresista” del municipio, que posa de feminista, sino más bien preguntarnos qué rol tomamos las mujeres trabajadoras y disidencias para enfrentar este escenario de violencia y represión.
En Arica para esta fecha se realizó una convocatoria desde la asamblea de feministas autoconvocadas, un espacio que en fechas como el 8M pasado, busco organizar al movimiento feminista de la región, pero que aún presenta algunas contradicciones que debilitan su actuar y que se expresaron principalmente en una declaración donde se mencionaban al gobierno de Boric como un gobierno "feminista y paritario". Además, manifestando que el proceso constituyente era una ganada del pueblo, cuando realidad fue parte de un desvío, en medio de la rebelión popular para desarticular la lucha y organización que se expresaba en masivas marchas en las calles.
De esta forma, el balance que se hace en la declaración, es más desmoralizante, sobre todo con la participación y convocatoria que fue más baja que otros años y que tiene que ver también, en cómo el actuar de un gobierno que constantemente se adapta al programa de la derecha, instalando un ánimo de mayor pasividad, ya que prima la desilusión frente al escenario.
El llamado de esta manera, es impulsar la organización del movimiento feminista en la región, desde los distintos lugares de estudio y trabajo, donde podamos discutir cómo conseguir nuestras demandas más sentidas, como el derecho al aborto seguro, legal y gratuito en el hospital. Así mismo, pronunciarnos en contra de la militarización del Wallmapu que tiene a mujeres y niñas mapuche viviendo día a día la represión en sus comunidades. Debemos buscar levantar y articularnos en una coordinadora feminista en la región, que sea un espacio de constante deliberación y discusión entre mujeres y disidencias trabajadoras, organizaciones sindicales, políticas y barriales, con el objetivo de responder a nuestras mas sentidas demandas.