A pesar de los turnos rotativos y los pesados ritmos de producción, los obreros liberamos nuestra imaginación y creatividad. La Izquierda Diario puede ser la voz de nuestras denuncias, penas y pasiones.
Jueves 28 de julio de 2016 09:10
A pesar de los pesados ritmos de producción, el control de los supervisores y la sedación mental por el trabajo y los turnos rotativos, los obreros liberamos nuestra imaginación y creatividad. La Izquierda Diario puede convertirse en la voz de nuestras denuncias, sino penas y pasiones.
Nunca parar
El turno rotativo es perverso. Alteración del sueño y del sistema digestivo, irritabilidad (mucha irritabilidad), mayores probabilidades de sufrir infartos, y un sinfín de etcéteras que aún “no se han estudiado”. Las formas de rotación también son muchas y dependen pura y exclusivamente de cuánto y cómo quiera producir la empresa.
Para los trabajadores el peor caso es el turno rotativo continuo. Esto quiere decir que la fábrica aprovecha toda la capacidad instalada y produce las 24 horas, los 365 días del año. Sin excepción. No hay calendario, fiestas patrias, religiosas o partidos de fútbol que obstaculicen el plan y las “metas” gerenciales. Lo que importa son los objetivos de producción que definieron un grupo de tipos en una oficina.
Sin embargo, hay algo que se les escapa cuando diseñan su maravilloso plan para nunca parar. Y es que su plan lo tienen que llevar adelante otros, que vendríamos a ser nosotros. Ellos no confían mucho en que realmente nos importe ese plan y sus objetivos, y saben que vamos a laburar para zafar, lo justo. En el fondo saben que sus cursos de liderazgo son pura chapa para sus cv ejecutivos porque a nadie parece importarle los objetivos 2016. A mí tampoco. Muestra de esto es que estoy escribiendo desde mi trabajo. Como decíamos: los hornos, las líneas, las bombas, los clarks y todo lo que se te ocurra camina día y noche con tipos que, a simple vista, parecería que tenemos una vida bastante miserable. A pesar del dichoso y odiado turno rotativo, ocurre algo interesante: hay 12 horas o un poquito más en donde la fábrica se vuelve un poco, sólo un poco más libre. Ya no están los que mandan y no necesitamos cuidar cómo y sobre qué hablamos o incluso como reímos. Una vuelta un gerente nos pidió que no nos riéramos "tan fuerte".
Sólo nos queda robar el tiempo
En esas horas, en las cuales transcurre el famoso turno noche, se dan las mejores gastadas y jodas. Surgen los peores apodos y es cuando el fanático de fútbol se vuelve relator y comentarista del clásico del domingo. Todo entre gritos, risas y “malas palabras”. Ahí es cuando te bautizan. Algunos pueden ser bastante crueles. En mi sector, yo laburo con "Bujía de madera" porque no tiene chispa para nada y con el "Gato de circo" que es el único animal que no trabaja. Mi apodo mejor me lo guardo. También charlamos de nuestras vidas, de las familias, y nos bancamos cuando alguno viene “mambeado” con algún tema de la casa. Se libera de alguna manera la creatividad, la solidaridad y el compañerismo.
Últimamente, se discute política. Mucha política. No son charlas sencillas. De repente, en medio de la ronda de mate, Bujía de Madera tira, "Che, ¿quién es más corrupto: Macri o Cristina?". En menos de tres segundos ya se armó terrible batahola. Hay que meter bocado y tiene que ser claro y certero, y si se puede con humor. Varios permanecen callados, observando atentamente. Por lo general comienzan como un duelo entre caballeros y terminan como una pelea de bar donde cualquier golpe sirve para dejar fuera de combate al adversario. No hay lugar para los dubitativos, para los tartamudos son escenarios difíciles. Pero de lo que se trata es de saber a quién y a donde disparar. Esos momentos son como pequeñas bocanadas de aire que sirven para aguantar la asfixia del día a día. A pesar de las jornadas que pasamos adentro de ese pozo, nos las ingeniamos para que haya ratos que sean nuestros y no de ellos.
El diario es nuestro
En esas mismas rondas de mate también circulan los celulares con Facebook, memes, videos. Se hace más fácil mostrar que ahora hay un diario posta y de izquierda. Se acabó sólo hablar de la Corpo Y la Korpo y me da vuelta en la cabeza como hacer para que La izquierda Diario sea de mis compañeros. De lo que se trata ahora, es que lo hagamos nuestro. Que escriba el fanático de fútbol sobre el último clásico de su equipo, que el que vende pelis piratas haga críticas de cine y que el payaso del turno publique sus chistes. Podrían ser los primeros pasos de una militancia obrera de la que sea parte la gente de mi laburo.
Porque La Izquierda Diario es la que puede transmitir nuestras denuncias, penas y pasiones. Y a su vez, ser una manera de empezar a organizarnos. Empezando por compartir y reflejar nuestras vidas, mostrando a la mayor cantidad de laburantes, jóvenes y mujeres que todos estamos en la misma. Podría ser algo más que una pequeña bocanada de aire fresco.
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