Mientras se prepara para recibir al Papa, el Estado paraguayo le niega la posibilidad de abortar a una menor de diez años, violada y embarazada por su padrastro. Un nuevo episodio de la alianza entre la Iglesia Católica, el ANR-Partido Colorado y organizaciones pro-vida contra el sector más oprimido de la sociedad.
Jueves 7 de mayo de 2015
Iglesia y Estado: un santo matrimonio
El caso de la niña paraguaya a quien el Estado obliga a proseguir con un embarazo producto de un abuso, ha llegado a los diarios del mundo.
Amnistía Internacional junto con diversas personalidades (como René Pérez del grupo Calle 13) se sumaron al pedido de la menor y su madre, y lanzaron una campaña exigiendo el cumplimiento de lo estipulado por la propia legislación del país así como por La Convención sobre los Derechos del Niño, respecto a la interrupción del embarazo en situaciones donde corre riesgo la vida de la madre.
Las respuestas de periodistas, funcionarios públicos, políticos y clérigos no se hicieron esperar, y demostraron que lo que subyace esta situación particular es la injerencia de la religión en todos los resquicios de la sociedad. Por ello, éste no es un caso aislado sino otro ejemplo del entramado que atenta cotidianamente contra los cuerpos y la vida de las mujeres en Paraguay.
Según cifras provisionales del Ministerio de Salud Pública, en 2014 dieron a luz en el país 684 niñas de entre 10 y 14 años, y unas 20 mil en el rango de 15 a 20. Estos números no sorprenden si se tiene en cuenta, de acuerdo con Unicef, que 1 de cada 20 mujeres fue víctima de violación o sexo forzado cuando era menor de 10 años. A pesar de esto, Paraguay es uno de los países americanos con la legislación más atrasada en cuestiones de género y sexualidad, como expresión del aval político e institucional con el que cuenta la Iglesia Católica.
“Como Dios manda…”
El Arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, famoso por sus discursos machistas y contra los anticonceptivos, fue uno de los primeros en intervenir en el debate. Afirmó que los católicos “cuidan la vida” por lo cual jamás aprobarían el aborto y aprovechó para aclarar que la misma suerte corren la eutanasia y la unión civil de personas del mismo sexo. Por último, en consonancia con sus declaraciones respecto a que los organismos internacionales buscan entrometerse en “los valores esenciales” del Paraguay, advirtió: “La iglesia escucha a estos profetas, a Marx y a Freud, y la vida no es así. La vida no se construye al dejarse llevar por los placeres”.
El Arzobispo evidencia una completa adhesión a la postura de Francisco –quien lo designó en su cargo el pasado año- cuando en 2013 alarmaba contra la “cultura del descarte” y sentenciaba que “cada niño no nacido, pero condenado injustamente al aborto, tiene el rostro de Jesús”. En este sentido también hablaron el presidente de la Conferencia de Religiosos del Paraguay (Conferpar); el rector de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”, Dr. Narciso Velázquez Ferreira; y el presidente de Generación Pro-vida de Paraguay, Richard Izquierdo.
Y no fueron sólo las organizaciones católicas o civiles afines las que se pronunciaron. Si bien organismos internacionales advirtieron el peligro que corre la niña, debido a que no tiene la pelvis ni el canal de embarazo desarrollado y sólo cuenta con 34 kilos de peso y 1,39 metros de altura, varios funcionarios públicos y profesionales médicos del país defendieron la decisión del Estado.
Tal fue el caso de Luz Torres, la presidenta de la Asociación de Obstetras del Paraguay; Lida Sosa, directora de la Oficina de Programas de Salud; y la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción. Evitando inventar justificaciones médicas como sí hicieron sus colegas, también habló el propio ministro de Salud de Paraguay, Antonio Barrios, quien confesó a viva voz: “Este ministro está en desacuerdo con el aborto”. Y dio el asunto por cerrado.
Misoginia en sotana
El empresario Horacio Cartes, de filiación “colorada”, accedió a la presidencia meses después de que un golpe constitucional destituyera a Fernando Lugo. Las fuerte sospechas de fraude, corrupción y enriquecimiento ilícito en las que está implicado, no evitaron que recibiera la bendición de Francisco en Roma en más de una ocasión.
"A mi juicio, la mujer paraguaya es la mujer más heroica de América. Después de la guerra [contra la ‘Triple Alianza’] quedaban ocho mujeres por hombre. E hizo esa gran opción de tener hijos, ¿no? Para salvar la Patria, la lengua, la cultura y la fe", decía Bergoglio en el Vaticano. Buscaba así disfrazar la situación de opresión que viven las mujeres en una sociedad machista y conservadora, donde la Iglesia hace una oda de su rol como madre y en el hogar, mientras libra una “cruzada” contra cualquier avance en sus derechos.
En julio será Cartes quien oficiará de anfitrión para el Papa, que ha elegido a Paraguay, Ecuador y Bolivia como parte de su gira latinoamericana.
Los operativos de seguridad ya comenzaron y nadie quiere quedarse afuera de la foto. Se espera que los mandatarios intercambien sobre la situación nacional e internacional, y los “valores cristianos”. Nada dirán sobre el caso de la menor abusada, la precarización que sufren las mujeres, ni sobre la violencia de género que alcanza cifras alarmantes. Probablemente Cartes volverá a hacerle a Francisco un regalo confeccionado “con manos de paraguayas”. El Arzobispo Valezuela es quien armará la agenda.