¿Cómo va a posicionarse el movimiento estudiantil para enfrentar los ataques a la educación y los trabajadores? ¿Es más importante pelear para convocar a miles de estudiantes en asambleas, debates y acciones coordinadas junto a los docentes y sectores en lucha para pelear en unidad y de forma democrática o buscar destacarse a cualquier costo? Esta última semana en Filosofía y Letras de la UBA el Ya Basta! - Nuevo Mas demostró que ya tiene una respuesta a esta pregunta: el aparato es todo, el movimiento nada.
Viernes 12 de abril 16:56
Éste miércoles hicimos un cacerolazo, votado en la última asamblea del CEFyL, uniendo estudiantes, docentes, trabajadores despedidos en lucha y asambleas barriales, cortando Puán y Rivadavia. En un momento en que el gobierno nos ataca por todos los costados, rosquea con radicales y peronistas una nueva Ley Ómnibus, tiene un valor especial lo que hagamos en nuestra facultad, construyendo clases públicas y medidas unitarias que nos unan con los sectores que la vienen peleando.
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Sin embargo, en el cacerolazo del último miércoles que cortó Puán y Rivadavia, hubo un camión de sonido con escenario que monopolizaba la acción. El sonido era tan alto que no se escuchaban ni siquiera las cacerolas que trajeron los vecinos de las asambleas barriales. Casi todas las agrupaciones estudiantiles presentes, junto con varies independientes no agrupades, intentamos convencer a las y los “dueños” del camión de sonido ensordecedor que dieran espacio para que les estudiantes, docentes, vecinos y trabajadores que estaban ahí tuvieran voz. La respuesta fue con empujones y piñas por parte de una sóla agrupación que decidió unilateralmente pagar por un camión de sonido para apropiarse de la acción de protesta votada y construída en común entre todes. Incluso agredieron -entre ellos su excandidato a diputados- a docentes y rompieron la bandera del CEFYL no dejando que encabecen la columna de la acción unitaria para que se vea primero la bandera de su partido y así conseguir unos minutos de fama en los medios. Para escucharnos, tuvimos que alejarnos y realizar una ronda de habladas aparte.
¿Por qué una agrupación pagaría privadamente para que un camión de sonido impusiera su voz por sobre las demás, justo cuando más necesitamos unir fuerzas para pelear contra Milei? Sólo es posible entender ese extraño accionar si entendemos la lógica con que sus protagonistas actúan en la realidad nacional. Cómo todos saben, la Izquierda en el país se constituyó en un Frente de Izquierda y de las y los Trabajadores - Unidad hace varios años, conquistando cinco bancas y cierta visibilidad nacional. Sin embargo, no todas las corrientes de la izquierda son parte de éste frente. Hay una, llamada Nuevo MAS, que decidió rechazar los llamados a la unidad y mantenerse aparte. Para compensar su aislamiento, para pelear contra la marginalidad, esa corriente busca que los medios de comunicación les de importancia por sus ataques a Nicolás del Caño y Myriam Bregman. ¿Qué tiene que ver eso con Puán? Volvamos a nuestro camión de sonido que grita sin parar. Capturemos la imágen del micrófono “protegido” por casi todos los aguerridos militantes que el Nuevo MAS tiene en el AMBA, plana mayor “nacional” incluída, conducidos por el jefe orquesta Roberto Saenz (“Boby”), quien firma cómo “dirigente y teórico de la corriente internacional”.
En Filo el Nuevo MAS se llama ¡Ya Basta! Se presentan como “La Izquierda en Filo”. Todos conocemos sus carteles. Son las y los que pegan los afiches de Manuela Castañeira que se ven en cada pared. Une estudiante que recién llega en Filo, por la cantidad de afiches del ¡Ya Basta! y de Manuela, obviamente se pregunta quienes son. Si les preguntan si son del Frente de Izquierda de Myriam y Del Caño, cambian rápido de tema. En las últimas elecciones para el centro de estudiantes rechazaron la unidad con las agrupaciones de izquierda que se opusieron a la gestión peronista. Sacaron muchos menos votos que la lista de unidad de la izquierda, pero por su divisionismo la izquierda no pudo recuperar el CEFyL (por solo 80 votos).
El sectarismo autoproclamatorio y el oportunismo suelen ser dos caras de una misma moneda. El ataque a Myriam Bregman en las elecciones, luego se transformó en el voto del Nuevo MAS a Massa. El rechazo al frente único con las demás corrientes de la izquierda, en el Día Internacional de la Mujer (8M), se transformó en un apoyo del Nuevo MAS a la política del peronismo de censurar la exigencia de paro nacional y plan de lucha a las centrales sindicales. En la última asamblea del Centro de Artes Audiovisuales del UNA, dirigido por el ¡Ya Basta!, la conducción, apoyándose otra vez en el aparato de militantes del Nuevo MAS traído de afuera, rechazó la votación la propuesta de una comisión de base donde se unan todas las agrupaciones e independientes no agrupades para pelear contra los ataques de Milei.
La marginalidad sectaria es cruel. Si buscás a les militantes del ¡Ya Basta! en las cursadas participando de las aulas, tendrás dificultad de encontrarlos. No existen en las asambleas barriales que han enfrentado el protocolo de Bullrich protestando contra la Ley Ómnibus en el Congreso. No los ves militando en las luchas obreras contra los despidos en estatales, GPS o la cultura. En éste marco, la única forma de que el ¡Ya Basta! existiera en el cacerolazo era trayendo gente de afuera de la facu, y pagando por un potente camión. Es una extensión, en los momentos de lucha, de la misma lógica que aplican en el día a día: se imponen con la prepotencia del aparato, para luego hacerse las víctimas cuando la paciencia se agota y alguien con buen sentido les muestra que no pasan de rebeldes sin una gran causa más allá de su autopromoción.
¡Ya Basta! de que usen el aparato del Nuevo MAS de afuera de la facu para compensar su
debilidad en Puán.
¡Ya Basta! de que patoteen estudiantes para luego hacerse las pobres víctimas.
¡Ya Basta! de Stranger Things que van en contra la unidad entre estudiantes, docentes, trabajadores despedidos y vecinos en Filo.
Hay que pelear por la democracia estudiantil. Los ataques de Milei lo exigen. Para pelear en serio por una unidad desde abajo entre estudiantes, docentes, trabajadores en lucha contra despidos y vecinos de las asambleas barriales. Para ligar la lucha universitaria por el salario docente y contra el recorte presupuestario a la batalla nacional por hechar abajo el DNU, la Ley Ómnibus, la liquadora y la motosierra de Milei.