Una nota en Infobae presentó a dos jóvenes millonarios que cuentan los “secretos para alcanzar el éxito”. Ahí dan cuenta de cómo es la vida de cada uno de ellos y cómo llegaron a tener sus fortunas. Se trata de Grant Sabatier, fundador del blog “Millenial Money” y de Taso Du Val, cofundador y CEO de la red de talento freelance “Toptal”.
Ambos son presentados en la nota como los principales referentes de la juventud en la actualidad, como dos “emprendedores” que llegaron hasta el lugar que ocupan por una combinación de talento y esfuerzo personal.
Están resaltadas estas frases de Sabatier: "Tienes que realmente desearlo. Muchas personas dicen querer ser millonarios, pero en realidad no lo sienten. Debes estar dispuesto a pasar tu tiempo libre aprendiendo y exigiéndote más. Lee libros de negocios, escucha podcasts o toma cursos online gratis en vez de ver Netflix". Es el relato de la meritocracia en primera persona. Según esta teoría, un fuerte deseo y el esfuerzo personal e individual puede más que la realidad económica de la sociedad.
En Argentina, por ejemplo, más del 70% de los pobres son jóvenes. Ni hablar del más de medio millón de “ni-ni”, que no acceden ni al empleo ni a la educación. Pero según este multimillonario, esos millones de jóvenes pueden solucionar sus problemas y ganar fortunas “si realmente lo desean”.
Este discurso, que se viene instalando desde que asumió Macri y se repite en la mayoría de los medios de comunicación afines al gobierno, está en sintonía con la política de precarización laboral que el Estado ofrece a los jóvenes.
En el primer año de gobierno de Cambiemos se firmó un acuerdo con McDonald’s para que la empresa de comida rápida y sueldos fugaces empleara jóvenes con un costo menor al del salario mínimo. Pocos meses después se hizo la “Expo Empleo Joven”, donde decenas de miles hicieron horas de fila con la esperanza de conseguir un trabajo. Pero el resultado fue que la gran mayoría no consiguieron, y los que lo hicieron tuvieron que lidiar con las condiciones más precarias.
En estos días, Carrefour amenazó con despedir a 3 mil trabajadores en todo el país. El gobierno intervino y llegó a un “acuerdo” –que está en duda- con la empresa y la conducción del sindicato de comercio en el que todos ganan, salvo los empleados que son mayoritariamente jóvenes. El arreglo incluye paritarias a la baja, exclusión del 50% de las cargas patronales, la posibilidad de cerrar locales y la aprobación de 1000 “acuerdos individuales de desvinculación”, que no son otra cosa que despidos bajo presión.
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Pero eso no es todo. El gobierno volvió a poner en agenda la reforma laboral, que había cajoneado después de salir derrotado de las jornadas de diciembre contra el robo a los jubilados. Con su aprobación se avanzaría sobre las indemnizaciones, las condiciones de contratación y distintos derechos laborales.
Estas políticas hacen que para los jóvenes el acceso a la educación superior sea un privilegio. Es por eso que 3 de cada 4 que entran a la universidad terminan abandonando. El año pasado el Frente de Izquierda había lanzado una campaña con el lema “Nuestras vidas valen más que sus ganancias”, donde se planteaba la reducción de la jornada laboral y becas integrales para que todos los jóvenes que quieran estudiar puedan hacerlo. Esa es una manera posible para que la juventud salga de la pobreza estructural a la que es sometida en este sistema, por fuera de las fórmulas mágicas que propone el discurso oficialista de la meritocracia. |