En México, la primera ocasión en que se realizó una protesta por el 1 de mayo, en homenaje a los mártires de Chicago, fue en 1913.
Sucedía una impasse en la revolución. Por un lado, comenzaba una feroz dictadura cuando Victoriano Huerta encabezó en febrero de ese mismo año un golpe militar contra Francisco I. Madero, que culminó en la ejecución del hacendado coahuilense a las afueras de la penitenciaria conocida como el Palacio Negro de Lecumberri. Por el otro, iniciaba un poderoso movimiento opositor del que emergerían los sectores más radicales del proceso revolucionario que iniciaron los repartos de tierra en Tamaulipas a la orden de Lucio Blanco y Francisco J. Múgica, que tomarían el poder en Chihuahua con el gobierno provisional de Francisco Villa y que , en Morelos, el pueblo en armas se nutriría de una experiencia histórica, la Comuna de Morelos, bajo la égida del Ejército Libertador del Sur, que no había entregado las armas tras la firma de los Tratados de Ciudad Juárez.
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Cabe recordar que dos movimientos obreros fueron la antesala de 1910: en Cananea y Río Blanco, influídos por los magonistas que habían tenido que poner en pie un partido clandestino en ambos lados de la frontera apoyados por los luchadores obreros estadounidenses, en su matoría anarquistas, y constituyeron un dolor de cabeza a Porfirio Díaz.
Ricardo Flores Magón
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El primer 1° de mayo
Los organizadores del Comité Promotor del 1 de mayo que agrupaba a miembros de la Casa del Obrero Mundial y de otros gremios citaron a la protesta desde el punto en donde hoy en día se encuentra la escultura de El Caballito. Debido a que el país se encontraba bajo una dictadura, se vieron obligados a pedir permiso para realizar la protesta. El régimen de Huerta condicionó el permiso a la censura de temas como la figura del Presidente y, por supuesto, nada sobre el golpe militar.
Entonces, los miembros del Comité Promotor decidieron convocar hacia Palacio Nacional entrando por Madero.
A la movilización se dieron cita 25 mil, dicen los cronistas, en especial Carlos Peralta, uno de los organizadores que en esos tiempos era parte del movimiento zapatista, con banderas, consignas, gritos y con especial rechazo a la dictadura.
Los militares se encargaron de seguir la movilización pero a varias cuadras de distancia. Esperaron a que los discursos terminaran: uno de Antonio Soto y Gama, miembro anarquista del Partido Liberal Mexicano (PLM) y colaborador de Ricardo Flores Magón, y otro de un anarquista español que habló en Palacio Nacional.
La protesta se disolvió en la actual calles de Donceles a eso de las 8 de la noche y la policía detuvo a los dirigentes llevándolos a la cárcel. El primer 1° de mayo se dio en medio de la feroz dictadura huertista y fue casi contemporáneo a la Comuna de Morelos y unos meses anterior a la toma del poder de Villa en Chihuahua.
A pesar de la represión, esa tradición de la Casa del Obrero Mundial fue puesta en cuestión por los acuerdos que sostuvieron con Venustiano Carranza ya en 1914 y 1915 para derrotar la resistencia zapatista. Pero esa es otra historia: la tragedia de la falta de una organización proletaria genuinamente independiente en la revolución luego de la derrota magonista.
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