Cayó el odiado presiente de Petrobras, Pedro Parente. Miembro del neoliberal Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), fue secretario del expresidente Fernando Henrique Cardoso en el proceso privatizador que se conoció como la "desestatización".
A la cabeza de Petrobras, Parente fue responsable de un agresivo plan de privatización de los recursos nacionales de Brasil y del sistemático aumento de los precios de los combustibles, cuyo objetivo era vender el el sector de refinamiento de la empresa a capitales imperialistas.
La salida de Parente era exigida por varios sectores. Por un lado los ruralistas de derecha del DEM (Demócratas), que apoyaban el la movilización de transportistas para favorecer a las patronales y criticaban a Parente por la demora en atender el conflicto, que tenía el objetivo de obtener mayores ganancias para los empresarios del transporte. Por otro lado también era mal visto por el "mercado" por haber cedido parte de sus ganancias para aumentar las de las patronales camioneras, ya que la semana pasada Parente había bajada 10% el diesel en un intento de negociar con los transportistas. Este viernes las acciones se desplomaron mostrando el objetivo del "mercado" de presionar para que el nuevo CEO siga una política favorable a la privatizacion. Por último, su salida también era una de las demandas de la efímera huelga de trabajadores petroleros dirigida por la FUP-CUT.
A pesar del intenso ataque mediático y judicial que se vive a diario para desacreditar a la petrolera en manos del estado, la mayor parte de los brasileños se mostró contrario a la privatización de Petrobras, según una reciente encuesta. Ese hecho, al igual que la caída de Parente, muestra que el potencial mostrado en las 24 horas de huelga petrolera se podría haber sido llevado adelante para terminar con todo el legado de privatización y corrupción, enfrentándose con la autoritaria decisión judicial que declaró ilegal la huelga.
Todavía no se ha visto la respuesta obrera a esta crisis. Para eso, hay que levantar un programa que sea radicalmente distinto al de Temer, pero también al que se llevó adelante bajo los gobiernos de Lula y Dilma que favorecieron a empresarios y empresas imperialistas con miles de millones en subsidios y ganacias.
La lucha de los petroleros, traicionada por la CUT, que no buscó movilizar a ningún otro sector, dejando a los petroleros aislados incluso cuando desafiaban al Tribunal Superior del Trabajo, podría haber avanzado a esa posición independiente. Es necesario retomar el camino de la lucha de los trabajadores, por un plan de lucha y un paro nacional para frenar toda la entrega al imperialismo y los recortes a la salud y educación para favorecer las patronales del transporte.
En las manos de cualquiera que sea indicado por Temer y sus consejeros en la empresa, tendremos la continuidad de las privatizaciones. No alcanza con la caída de Parente para extirpar todo legado privatista y corrupto. ¿Qué hacer ahora? ¿La salida sería otro privatista ligado a la derecha? ¿Retomar la política de precios del PT, que llenó los bolsillos de los grandes accionistas privados y petroleras extranjeras, que se llevan en promedio el 40% de las ganancias de Petrobras al exterior, anualmente? Ni la conservación de nuestros empleos, ni mucho menos servicios baratos y eficientes para la población, serían logrados con estas salidas capitalistas.
Quien sea indicado por Temer, podrá cambiar o no la política de precios, podrá cambiar uno u otro proyecto en las prioridades de privatizaciones, pero no cambiará la esencia de un proyecto que es de agresiva entrega de las riquezas del país al imperialismo. Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de Diputados y precandidato por el DEM, después de haber estado días criticando a Parente, ya salió a decir públicamente que la "política de Parente tiene que permanecer". Eso es precisamente lo que tenemos que derrotar.
No será de parte de un CEO elegido por las manos golpistas, de Shell o con el regreso de una política petista -que privatizaba de a poco las reservas marítimas del Pre-Sal, como hizo Dilma y entregaba las riquezas en vastos esquemas de corrupción- como podremos poner las enormes riquezas de petróleo al servicio de la mayoría de la población.
Petrobras tiene que ser 100% estatal y gestionada por los petroleros con control popular, única forma de bajar el precio de los combustibles sin favorecer a los empresarios, sin que la población pague la cuenta con nuevos impuestos o recortes. Única forma de que se garantice total transparencia y publicación de contratos y planes, y así haga de la empresa, que es símbolo del país, un símbolo que sirva a la población y no al imperialismo y a los empresarios.
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