Miguel Vedda es Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires, profesor titular de Literatura Alemana en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) e investigador del Conicet. Es integrante del colectivo de la revista Herramienta. Conversamos con él a propósito de los 200 años del nacimiento de Karl Marx.
En tu Introducción a los Escritos sobre literatura de Marx y Engels aparece una cita de René Wellek que dice: “Los juicios literarios suscritos por Marx y Engels son esporádicos, fortuitos y poco concluyentes. No llegan a la altura de una teoría literaria, ni aún a ser una teoría de las relaciones entre literatura y sociedad [sin embargo, no se trata] de juicios incoherentes” [1]. Entonces, ¿Cuál fue a grandes rasgos la relación de Marx y Engels con la literatura?
La declaración de Wellek me parece insostenible, tal como explico en mi introducción. Para mí es una de las dos reacciones extremas que han suscitado los escritos de Marx y Engels sobre arte y literatura. Una es la de aquellos que, como Wellek, les restan toda validez y coherencia. La otra es la del dogmatismo stalinista, que se empeñó en presentar esos escritos como la verdad definitiva, última e indiscutible acerca de todos los dilemas que la estética ha enfrentado (o enfrentará) a través de su historia. En oposición a tales posiciones, pienso que es preciso desarrollar una lectura secular de los escritos de Marx y Engels; una lectura tal demostraría que, aun cuando ambos no hayan escrito un tratado de estética o de teoría y crítica literaria específico, algunas de sus reflexiones son aportes sumamente valiosos, que merecen ser examinados. Sería difícil sintetizar en pocas frases cuál es la relación de Marx y Engels con la literatura; en pocas palabras tal vez podría decirse que, para ellos, las obras literarias no solo eran medios invalorables para comprender la realidad, sino que además poseían una densidad y una autonomía propias, en cuanto expresiones de la genericidad humana. En particular, Marx se ocupó insistentemente de subrayar su aversión frente a la instrumentalización moral o política de la literatura; estaba convencido de que la literatura y el arte son en sí medios importantes para la emancipación humana, y que no necesitan de una determinación externa. De ahí que Marx pudiera incluir, entre sus autores favoritos, a escritores fuertemente conservadores.
Si bien sabemos que no le dedicaron obras sistemáticas a la reflexión sobre la literatura donde expresaran sus concepciones estéticas, también es cierto que en los pasajes de otros escritos donde aparecen reflexiones estéticas, éstas están centradas en la literatura y no en otras artes. ¿Cuáles son las implicancias para la concepción estética de Marx y su noción de arte y literatura, el intento de superación de la dicotomía sujeto- objeto, idealismo-materialismo?
Marx tenía conocimientos muy profundos sobre literatura; pero no sobre arte. Pero algunas de las observaciones que hace acerca de obras literarias pueden extenderse también a otras artes. En cuanto a la relación sujeto-objeto, es posible recordar que Marx frecuentemente considera a la producción estética como paradigma de un trabajo no alienado. En este último, según Marx, el hombre produce un objeto que es algo así como la realización más elevada de sí mismo; cuando lo hace al margen de las condiciones de explotación, el hombre produce genéricamente y, de ese modo, se realiza subjetivamente: objetiva lo que Marx denominaba sus capacidades esenciales. Por otra parte, la producción no alienada permite también desarrollar las potencialidades latentes en el objeto. En los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 se dice, en ese sentido, que “El animal forma solo de acuerdo con la medida y la necesidad de la especie a la que pertenece, mientras que el hombre sabe producir según la medida de toda especie, y, sabe aplicar en todos los casos la medida inherente al objeto; el hombre forma, por ende, de acuerdo con las leyes de la belleza”.
Teniendo en cuenta que sus reflexiones a diferencia de las de Engels no se centraron en su mayoría sobre los escritores alemanes de su época sino en algunos autores clásicos y que sus escritores favoritos eran Scott, Shakespeare, Goethe y Balzac. Desde el punto de vista de la estética que defendía Marx, ¿cómo se explica que sus gustos literarios se hayan dirigido a autores que no eran políticamente de izquierdas e incluso hayan sido hasta políticamente reaccionarios?
Marx es un ejemplo incomparable de confluencia de un compromiso inclaudicable con las causas emancipadoras y de un respeto obsesivo por el trabajo –material, científico, artístico– realizado de acuerdo con la más rigurosa perfección. Esta es, en el fondo, una actitud consecuentemente materialista: si la obra está realizada con el mayor grado de perfección posible, ella tiene que implicar un beneficio para la humanidad, y esto es más importante que lo que querían o creían hacer los autores. Esto es lo que Engels, con una formulación que habría de volverse célebre, denominó triunfo del realismo, y que conduce a la celebración de escritores tales como Scott o Balzac.
Sería lícito ver un paralelismo entre esta admiración por la manera en que los grandes escritores y artistas trabajan sus materiales sin manipularlos, y el propio modo en que Marx desarrolló su crítica de la economía política. En el prefacio de El capital, Marx destaca el valor de la “investigación científica libre” (en contra de las manipulaciones científicas de los apologistas del capitalismo), y las Teorías sobre la plusvalía dice, en relación con Malthus: “Pero a un ser humano que busca acomodar la ciencia a un punto de vista que no procede de ella misma […], sino de un punto de vista externo, ajeno a la ciencia, externo, lo llamo infame”.
En reiteradas oportunidades Marx se manifestó en contra de la “literatura de tendencia” o los “fines prácticos” de la literatura, sin embargo plantea que tiene una relación con la estructura económica y el desarrollo de las fuerzas productivas. ¿Cómo es esa relación para Marx? ¿Cómo dice Marx que la literatura puede cuestionar el orden social injusto sin volverse panfletaria?
No veo que haya una contradicción en las dos primeras frases de esta pregunta. No solo la literatura, sino también cualquier otro tipo de praxis humana se encuentran relacionadas con la estructura económica. Lo que afirman Marx y Engels, sobre todo en el período de madurez, es que la base material no ejerce ninguna determinación causal sobre la esfera estética. Así, en carta a Joseph Bloch del 21 de septiembre de 1890, Engels dice:
La situación económica es la base, pero las diversas partes de la superestructura [....] ejercen igualmente su acción sobre el curso de las luchas históricas y determinan de manera preponderante la forma en muchos casos. Hay acción y reacción de todos estos factores en el seno de los cuales el movimiento económico acaba necesariamente por abrirse camino a través de la multitud infinita de casualidades (es decir, de cosas y acontecimientos cuya ligazón íntima es tan lejana, o tan difícil de demostrar, que podemos considerarla como inexistente y descuidarla). De lo contrario, la aplicación de la teoría a cualquier período histórico sería mucho más fácil que la resolución de una simple ecuación de primer grado.
La obsesión en degradar a la literatura al carácter de instrumento para la divulgación de una “verdad” ya descubierta, o de un mensaje religioso, moral o político, era para Marx la falta característica de los escritores y críticos idealistas, que en lugar de configurar libremente sus materiales quieren imponerles sus propias convicciones subjetivas. Esto es exactamente lo que le recrimina Marx a Eugène Sue en La Sagrada Familia, y lo que él y Engels cuestionan en el drama Franz von Sickingen de Ferdinand Lassalle. En el fondo, no es muy diferente de lo que Marx le objeta a Malthus.
Salvando las distancia históricas… ¿Partiendo de qué concepciones estéticas Marx y Engels se hubieran opuesto al planteo reaccionario del estalinismo con la doctrina del “realismo socialista”? Según lo que mencionás en la Introducción a los Escritos sobre literatura.
El realismo socialista –al que Lukács denominó con razón “naturalismo de época”– es un ejemplo típico de lo que se llamó literatura de ilustración, es decir: de un empleo retórico propagandístico de la literatura con el propósito de difundir “verdades” ya descubiertas por el partido. Este método está en las antípodas del que empleaba y propiciaba Marx. Así como destacaba la importancia de la investigación libre, Marx también habría insistido sobre la necesidad de una experimentación artística libre; de ahí que, en una carta a Arnold Ruge del 30 de noviembre de 1842, Marx señale que es, en su opinión, inadecuado, e incluso inmoral, recurrir a la crítica dramática a fin de expresar furtivamente, en ellas, algún dogma comunista o socialista.
En los Grundrisse de 1857/59 aparece la idea del desarrollo desigual entre la producción artística y la producción material. A partir de esta idea, ¿cómo piensa Marx la relación entre arte o literatura e historia? ¿Es útil este planteo para criticar y reflexionar sobre el arte hoy en día?
El pasaje de los Grundrisse, incluido en Contribución a la crítica de la economía política, va en la misma línea del énfasis sobre la autonomía relativa de los distintos complejos sociales y de los diversos campos del pensamiento y de la praxis humanos a la que hicimos anteriormente referencia. Entre otras cosas, el análisis de Marx apunta a destacar no solo que las obras artísticas y literarias más significativas no están determinadas causalmente por las condiciones económicas, sino también (y aún más) que las obras verdaderamente importantes, tal como se ilustra a partir de la epopeya de Homero, superan sus condicionamientos materiales para integrarse a la memoria de la humanidad como un patrimonio perdurable –lo que no quiere decir ahistórico–. Autores como Lukács (en La peculiaridad de lo estético), Bloch (con su teoría del excedente cultural) y Marcuse (en La dimensión estética) insistieron sobre esta particularidad del arte, la literatura y, en parte, la filosofía. En cuanto al presente, esta perspectiva propuesta por Marx no solo es útil para comprender la literatura del pasado, sino también para cobrar conciencia sobre el hecho de que la relación entre literatura y condiciones materiales, como asimismo entre literatura e historia, es compleja y requiere eludir cualquier clase de mecanicismo.