El sábado pasado, allegados de Facundo Jones Huala anticiparon que, luego de 16 días de huelga de hambre, el joven mapuche decidió profundizar la medida de protesta dejando de tomar todo tipo de líquidos.
Ese mismo día, miembros de su comunidad originaria junto a un grupo de personas solidarias se reunieron frente a las puertas de la Unidad Penitenciaria 14 (donde está detenido desde hace casi un año). Allí denunciaron la situación del lonko de la Pu Lof en Resistencia de Cushamen (Chubut) y firmaron un habeas corpus correctivo colectivo para que el Poder Judicial atienda los pedidos de Jones Huala.
Este lunes María Isabel Huala, la madre de Facundo, informó que su hijo ya bajó trece kilos, que los vómitos no se detienen y que se le habría detectado un tumor en uno de sus riñones. La mujer no descartó sumarse ella misma a la protesta encadenándose en las puertas de la cárcel.
Mientras María Isabel informaba del agravamiento de la situación de su hijo, desde el Juzgado Federal de Esquel se rechazaba “in limine” (de plano) el habeas corpus que se había presentado el sábado. Según la resolución, no hay “un agravamiento de las condiciones de detención” de Jones Huala.
No se respeta una creencia ancestral
El motivo de la huelga de hambre seca es que el Servicio Penitenciario Federal impide que Jones Huala y su comunidad puedan realizar de forma plena, este 21 de junio, una tradicional ceremonia en el marco del año nuevo mapuche.
En la resolución de este lunes donde rechaza el habeas corpus correctivo coletivo, el Juzgado de Esquel se ampara en “normas de seguridad del establecimiento carcelario” para negar el ingreso de 24 miembros de la comunidad mapuche el próximo jueves. Solo permiten el ingreso de 15 personas.
Para la ceremonia, el número de 24 es inamovible, ya que son doce hombres y doce mujeres que deben cumplir cada uno un rol ritual específico.
Así, si bien el SPF autorizó al lonko a llevar adelante el Wiñoy Tripantu dentro del penal, el permiso solo a un número pequeño de personas altera las posibilidades de concretar el ritual acorde a las creencias mapuches.
Vale recordar que en 2016, mientras sufría una detención anterior (tan arbitraria y persecutoria como esta), el Servicio Penitenciario autorizó sin mayores reparos a Jones Huala a realizar la misma ceremonia. La negativa actual denota que el ataque del Estado sobre la comunidad mapuche va en aumento.
“El número de personas que permiten ingresar no alcanza para que la ceremonia se realice mínimamente correctamente”, dijeron desde el entorno del lonko. Y agregaron que “además las condiciones carcelarias no son acordes a un preso político”.
Por eso hacen responsables al juez Gustavo Villanueva y “a todos los jueces que tienen y tuvieron injerencia en las distintas causas” contra Jones Huala y otros miembros del pueblo mapuche, al Ministerio de Seguridad comandado por Patricia Bullrich y al mismo presidente Mauricio Macri “de la vida y la integridad física del Lonko, su familia y su comunidad”.
“Un poco enfermo”
El último viernes Jones Huala le contó a un docente, que trabaja dentro de la Unidad Penitencia 14 de Esquel, que estaba “un poco enfermo” pero que sigue firme en su lucha. “Se lo ve más flaco y más pálido, pero entero”, comentó el docente en un audio que circuló por grupos de Whatsapp y redes sociales.
En la conversación Jones Huala denunció que “este Gobierno ha dado una serie de golpes fuertes, duros, desde una política de terrorismo de Estado. Si bien el conflicto con el pueblo mapuche es estructural y sobrepasa la coyuntura, sea kirchnerismo o macrismo, desde el principio nosotros pudimos vislumbrar que este gobierno iba a ser así de duro como es. Cuando lo dijimos en su momento muchos no nos creían”.
El lonko agregó que en el caso de la comunidad mapuche de la Patagonia “fue muy fuerte lo que pasó primero con Santiago (Maldonado) y después con Rafa (Nahuel). Dos muertos al hilo. Esa políticas de terrorismo de Estado que se utiliza con nosotros se quiere también utilizar con el resto del pueblo trabajador”.
Por último Jones Huala afirmó que “ver a tu gente peleando es algo que te llena de orgullo y te da fuerza para seguir. Si bien por la huelga de hambre hay momentos en que uno decae un poco, esas cosas dan ánimo”.
El lonko de la Pu Lof de Cushamen, de 32 años, está detenido desde el 27 de junio del año pasado, en el marco de una causa tan irregular como arbitraria. Hoy pesa sobre él una sentencia de extradición a Chile, sobre la que debe expedirse la Corte Suprema de Justicia.
Pero, como se sabe, por esa misma causa ya había sido absuelto tras un juicio realizado en Esquel en 2016. En esa oportunidad el juez que declaró nulo el proceso y liberó al lonko fue nada menos que Guido Otranto, el mismo que hizo desastres en la investigación del caso Maldonado hasta que lo separaron de la causa.
Por la libertad de Jones Huala se había movilizado el año pasado Santiago Maldonado, el joven artesano que vivía en El Bolsón y el mediodía del 1° de agosto de 2017 despareció en el marco de una ilegal y brutal represión de Gendarmería sobre la Pu Lof de Cushamen.
En las últimas horas fue creciendo el reclamo para que se respete el pedido de la comunidad mapuche para poder realizar su ritual junto a Jones Huala, al tiempo que organismos de derechos humanos y organizaciones políticas y sociales siguen de cerca la situación física del lonko, de quien sus allegados aseguran que corre riesgo su vida. |