El panorama electoral no sólo con la holgada ventaja con la que ganó Andrés Manuel López Obrador la presidencia (52.9%) frente a los partidos del Pacto por México (apenas un 37%), sino también en la mayoría que hoy tiene el Morena, confirma la dura crisis que atraviesa el PRI, PAN y PRD y pone en relieve el abrumador repudio popular hacia los partidos ubicados como los culpables de los principales ataques a los trabajadores y las duras condiciones de vida que van desde el salario, hasta la violencia generalizada y los aberrantes fenómenos como el feminicidio, además de los innumerables casos de corrupción.
Para darnos una idea de la crisis que atraviesan los partidos políticos, comencemos con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien por décadas ha gobernado el país y tras una alternancia pactada con el panismo, volvió en 2012 con la abrumadora cantidad de 204 diputados sólo del PRI, sumados a 38 del Partido Verde y 12 de Nueva Alianza y 48 senadores y 5 del Verde.
Hoy con los datos que arroja el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), la coalición PRI, PVEM y PANAL, obtendría 63 diputaciones y 22 senadurías, siendo la muy lejana tercera fuerza en ambas cámaras.
La coalición Por México al Frente, integrada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano se coloca como segunda fuerza con apenas 130 diputaciones y 38 senadurías. Cabe mencionar que el PAN viene de tener presencia con 108 diputaciones y 32 senadurías, mientras que el PRD tenía 53 diputaciones y 7 senadurías.
Morena se coloca como mayoría en ambas cámaras: hasta 307 diputados y 68 senadores.
Mayoría en ambas cámaras ¿y luego?
Esta abrumadora mayoría en ambas cámaras por parte de Morena no puede verse desligada de una expresión popular que en las urnas decidió darle la espalda a los partidos responsables de las reformas estructurales.
Tras la reunión entre AMLO y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) el presidente electo comentó que pese a su mayoría en ambas cámaras no habrá imposiciones y se consultaran al conjunto de las expresiones políticas.
El gobierno obradorista enfrentará la renegociación del TLCAN que dice estar dispuesto a negociar con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y no podemos descartar un acuerdo binacional. Además de enfrentar la posible crisis en las Afores y el tema migratorio que hablo con Trump vía telefónica.
Sin embargo, la mayoría en el congreso también puede ser utilizada a favor de Morena: aunado al bono democrático que le otorgaron millones de trabajadores, mujeres y jóvenes, están las cartas en el terreno de las concesiones democráticas que Morena podría legislar y que, según Olga Sánchez Cordero, se someterán a consulta popular como la legalización de la marihuana o el matrimonio igualitario. La pared que sostiene el Morena es por el otro lado, su alianza con el reaccionario Partido Encuentro Social (PES) y la presión que pueda ejercer el clero y los sectores de derecha.
Pese a que la abrumadora mayoría de Morena en ambas cámaras pueda dar la ilusión de que Morena avance en medidas progresivas hacia los sectores populares, las medidas que pueda llevar adelante el gobierno de AMLO están flanqueadas en primer lugar por la estrecha relación de subordinación frente al imperialismo estadounidense, los acuerdos con la Coparmex y el CCE, su acuerdo con la derecha evangelista del PES y las exigencias de la OCDE y el FMI en un marco internacional de crisis económica de largo aliento.
El proyecto de nación del Morena que en voz de Carlos Urzúa y Alfonso Romo, contempla como clave para el próximo periodo seguir siendo la atracción de inversión privada, sostener los contratos de la reforma energética y los gasolinazos año con año.
Lo que podemos visualizar que pese a programas asistenciales e incluso concesiones en el terreno democrático, las enormes ilusiones de la población que votó a Morena podrían chocar con el límite del programa que se sostiene sobre la premisa de gobernar para “ricos y pobres”, en la que se tiene como eje rector los planes de los empresarios por encima de cualquier cuestionamiento a sus exorbitantes riquezas a costa de la explotación de millones de trabajadores.
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