Lo que sucedió días atrás en La Virginia donde la empresa usó una fuerza pública como seguridad privada fue bochornoso, pero en un punto no me sorprende. Esto confirma lo que venimos denunciando desde la Agrupación Bordó: que la empresa persigue a todos los trabajadores que intentamos organizarnos en la fábrica, y que mi despido, en enero de este año, fue debido a mi participación en las asambleas junto a mis compañeros. Pero La Virginia ya no puede ocultar este accionar antisindical, completamente ilegal. La lucha por mi reincorporación sirvió para que, al menos por ahora, la empresa deje de actuar como una verdadera despedidora serial. Sin embargo está claro que para pararle la mano en serio se necesita mucho más.
Cuando la Comisión Interna de la fábrica me informó que iban a garantizar el paro convocado por la CGT haciendo piquetes en los accesos, mi primera crítica fue que no habían hecho asambleas previamente para preparar entre todos el paro y enfrentar las maniobras que la empresa haría para evitar la participación de los trabajadores. No obstante sentí que tenía una cita de honor ya que la mayoría de mis compañeros y compañeras iban a aprovechar la acción para expresar su bronca, tanto hacia el gobierno, como hacia a la patronal. La bronca es tanta que, a pesar de que la Federación y la seccional Rosario del Sindicato de la Alimentación no movieron un dedo, el paro fue contundente en los todos los sectores.
Una medida así, cuando la empresa no podía justificar mi despido ante el Ministerio de Trabajo, y con todo el apoyo que brindaron a la pelea por mi reincorporación las diferentes organizaciones, diputados y concejales, hubiese permitido no solo mejorar las condiciones para pelear contra los despidos sino también para impedir que la patronal avance y que hoy se sienta con la total libertad de pisotear nuestros derechos. Por eso mismo en ese momento desde la Agrupación Bordó planteamos a la Comisión Interna que era necesario convocar a asambleas para discutir qué medidas de fuerza llevar adelante, tomando la pelea contra mi despido como estandarte para frenar todos los despidos y para que el conjunto de los trabajadores de la fábrica nos fortaleciéramos frente a una patronal que está dispuesta a avanzar cada vez más. Lamentablemente los delegados no estuvieron dispuestos a impulsar asambleas. Pero ahora de lo que se trata es de recuperar el tiempo perdido y juntar fuerzas, y yo estoy dispuesto a aportar todo lo que haga falta para sumar a la organización de todas las compañeras y compañeros de La Virginia.
La situación está muy difícil para los trabajadores y el ajuste que ya comenzaron a descargar sobre nosotros el gobierno de la mano del FMI va a ser cada vez mayor, como vemos con el aumento del dólar, los recortes, despidos y la inflación que no para.
En La Virginia hace un tiempo que se viene gestando la buena costumbre de exigir asambleas a los delegados. Se realizaron varias en los últimos años, la mayoría coincidió con el reclamo de paritarias. En algunas se resolvió mayoritariamente parar la producción, pero no tuvieron ninguna continuidad y sabemos que las medidas aisladas pierden efectividad.
Desde la Agrupación Bordó y el PTS en el Frente de Izquierda creemos que las asambleas son la mejor herramienta que tenemos los trabajadores para hacer frente a los ataques de La Virginia y también a los del gobierno junto al FMI. Es necesario que las defendamos y que empecemos a usarlas para discutir entre todas las trabajadoras y trabajadores cómo hacer frente a estos ataques. Además tenemos el gran ejemplo de las mujeres que, movilizadas y en las calles, le arrancaron a la Cámara de Diputados la media sanción de la ley por el derecho al aborto. Si nos organizamos democráticamente en asambleas y nos movilizamos en las calles, podemos frenar los ataques y hacer que esta vez la crisis la paguen ellos. |