Akin quiere denunciar los prejuicios raciales y algunos aspectos de la policía y la justicia alemanas que dejan sola y sedienta de venganza a la joven Katja (Diane Kruger, en una interpretación más que memorable) y aunque el filme tiene en sí algunas convenciones del “thriller” y el “cine negro”, logra ser un filme político solvente, atrevido, sin tapujos y que agarra al espectador casi desde el principio.
Una historia abismal que mezcla el horror, la desesperanza y los recuerdos y también nos muestra la cara oscura de una Europa donde surgen los fantasmas del fascismo de forma cada vez más virulenta como ocurre aquí de Alemania a Grecia. La protagonista se ve algo perdida en un laberinto de rencor y dolor que la llevan a decisiones arriesgadas y discutibles.
El realizador se acerca a ella de forma a la vez sutil y brusca, dosificando los momentos más duros y los giros inesperados de una trama caracterizada por la negrura y los atisbos de drama psicológico.
En la narración Akin no escatima la mezcla de primeros planos del rostro de Katja con planos de conjunto de los diferentes escenarios del entorno, en el que se mueve con sed de venganza ante una maquinaria social insensible en la que solo cuenta con el apoyo de su abogado y su mejor amiga. En este sentido, la forma de filmar las secuencias del juicio impide que el espectador se aburra gracias a la hábil combinación entre las palabras y los rostros de los personajes.
No faltan algunos momentos de sentimentalismo, pero Akin hace que “En la sombra” sea una película de aspecto “pequeño” y “claustrofóbico” llena de momentos en que, a pesar de la sordidez de la trama, no falta la belleza visual y un ritmo lleno de vitalidad en el camino de su protagonista femenina.
Mezclando gran sensibilidad en la descripción de la nueva y terrible cotidianidad de Katja, valiéndose del esfuerzo de Kruger que utiliza todos sus recursos expresivos tanto cuando está sola como acompañada, con una puesta en escena dinámica y posiblemente la más ajustada del realizador que, en esta ocasión, abandona el terreno de la comedia dramática para meterse en las tripas del fascismo en Alemania.
Podemos discutir el final del filme e incluso algunos de sus meandros para ganarse al espectador, pero estamos sin duda ante uno de los filmes más valientes y sólidos venidos de un realizador hasta ahora caracterizado por una filmografía desigual y, en ocasiones, decepcionante. |