Dos de los principales exponentes del nacionalismo xenófobo europeo se juntaron el martes en Milán para poner en pié un frente contra los inmigrantes.
Se trata del ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, y el primer ministro de Hungría, el nacionalista Viktor Orbán, que dijeron estar reforzando sus lazos para formar un bloque contra la inmigración que se contraponga al resto de países socios de la Unión Europea.
La reunión entre ambos dirigentes políticos se realizó en el mismo momento en que se daban a conocer las movilizaciones de grupos neonazis en Alemania con el objetivo de "cazar" inmigrantes y militantes de izquierda. Los grupos de extrema derecha marcharon el domingo en la ciudad alemana de Chemnitz, en la región de Sajonia, y volvieron a salir a las calles el lunes con marchas de varios miles de participantes, en la que fueron nuevamente atacados activistas de izquierda y periodistas.
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La líder ultraderechista francesa Marine Le Pen dijo este miércoles que el encuentro entre Orbán y Salvini "es fundacional", abriendo la puerta a una coalición más extensa en vistas a las elecciones europeas de 2019.
Un frente antiinmigrantes
En una rueda de prensa conjunta celebrada tras el encuentro en Milán, Orbán describió la situación de la UE como de dos bloques, uno a favor de la inmigración y otro en contra.
"Ahora mismo en la UE hay dos bloques: uno liderado por (el presidente francés, Emmanuel) Macron, (...) que es el jefe de los partidos que apoyan la inmigración, y por otra parte estamos nosotros, que queremos frenar la inmigración ilegal. Esta es la situación actual", dijo Orbán.
"Estamos trabajando para construir una nueva alianza que excluya a los socialistas y a la izquierda, y que dé prioridad a los valores que nuestras formaciones representan", añadió por su parte Salvini.
No es que Macron sea un abanderado de la causa de los inmigrantes sino que por el contrario las políticas securitarias que implementó Hollande en el pasado, y que fueron sostenidas por Macron, ayudaron a afianzar el discurso xenófobo y nacionalista de la extrema derecha. Sobre esa política, de ceder a las exigencias de la derecha en cada país, que se repitió en el resto de los países de Europa, es que se montaron organizaciones como La Liga en Italia, a la que pertenece Salvini, para exigir ahora una mayor política antiinmigratoria.
Salvini y Órban mantuvieron esta reunión en la sede de la delegación del Gobierno en Milán, una cita que fue "política y no institucional", según dejó claro el otro socio de la ultraderechista Liga en el Gobierno de Italia, el Movimiento Cinco Estrellas (M5S). El M5S al mismo tiempo buscó desmarcarse de la reunión, para preservarse como la cara "sensible" de la coalición.
Ambos políticos comparten su visión contra la inmigración. Orbán es contrario a la reubicación de refugiados entre los países de la UE y ha advertido en diversas ocasiones de que la llegada de flujos migratorios a Europa "puede incrementar el riesgo de ataques terroristas". Esta asimilación de los inmigrantes con terroristas se convirtió en un discurso de odio al interior de Hungría que incluyó persecuciones a los refugiados, el cierre de fronteras y el hostigamiento en campos en que viven en condiciones de hacinamiento.
Por su parte, Salvini lleva tres meses a la cabeza del ministerio del Interior y en este tiempo ha prohibido la entrada en puertos italianos de barcos de ONG con inmigrantes rescatados en el mar.
Recientemente, ha mantenido retenidos en el puerto de Catania (Sicilia, sur) a más de un centenar de inmigrantes a bordo de un barco militar italiano con la intención de forzar al resto de países europeos a que acordaran una solución de repartición.
Esta estrategia le ha valido críticas de organizaciones italianas e internacionales y la apertura de una investigación por parte de la Fiscalía de Agrigento (Sicilia) por los delitos de secuestro, arresto ilegal y abuso de poder.
"Pueden abrir investigaciones o procedimientos, que no me harán cambiar de idea", remarcó el martes Salvini, al tiempo que reconoció estar "orgulloso de representar un punto firme en Italia y en el seno de Europa".
Por su parte, el nacionalista Orbán destacó que "Hungría ha demostrado que la inmigración se puede frenar por tierra", y aseguró respetar a Salvini porque "está demostrando que la inmigración también puede ser frenada por mar".
Esta alianza que se comenzó a gestar el martes en Milán, es el resultado directo de las políticas aplicadas los principales gobiernos europeos durante los últimos años. Siendo la mayoría de ellos responsables de las guerras la ocupación y la misera de la que huyen los inmigrantes en Medio Oriente y África, fueron aplicando políticas de seguridad y ajustando su discurso de estigmatización sobre los refugiados a la medida de las exigencias de una extrema derecha en ascenso.
Es por esto que el martes Orbán pudo decir sin sonrojarse que los inmigrantes que lleguen a las costas europeas "no deben ser recolocados ni repartidos" entre los Estados comunitarios, sino "devueltos a sus países de origen".
Las brutalidades que hoy planifican Órban y Salvini, junto a las marchas neonazis en Alemania, tienen su origen dos años atrás en la política Europea de cerrar la ruta balcánica, pagarle a Turquía para que convierta su país en un tapón para los inmigrantes y condenar a miles de refugiados a morir en el Mediterráneo, como única vía de llegada posible. |