El próximo domingo 1º de Marzo, en el inicio del 133 período de sesiones ordinarias del Congreso Nacional, el kirchnerismo se juega a dar una respuesta callejera a la marcha del 18F. Como todos los años, Cristina Fernández brindará un discurso ante la Asamblea Legislativa, mientras afuera se concentrarán las organizaciones políticas y sociales adherentes al kirchnerismo. Es un desafío impuesto (y en cierta medida autoimpuesto) por el 18F al Gobierno, que hace mucho tiempo que no convoca a manifestaciones políticas masivas, haciendo abstracción de aquellas donde se combinan con eventos culturales y figuras de renombre. Los actos políticos oficiales se habían reducido a ínfimas concentraciones de militantes en los patios de la Rosada. La observación pública estará puesta en la comparación con la “marcha de los fiscales”, además del componente general de la concentración: cuánto de convocatoria militante genuina y cuánto de clientelismo de los aparatos del PJ o de los sindicatos que adhieren al oficialismo.
Seguramente, el discurso enumerará largamente las presuntas virtudes del “modelo”, donde no se nombrarán problemas estructurales, como los millones de trabajadores que se mantuvieron en condiciones precarias o en negro.
No se descartan anuncios, por ejemplo en temas como vivienda o créditos al consumo, posibles concesiones producto de la situación económica relativamente más holgada, lograda a un alto costo que pagarán otros. El objetivo estará puesto en recuperar terreno en el año electoral.
La realidad y los mitos en la economía
Los “éxitos” del gobierno para controlar los indicadores de la economía se vienen imponiendo a costa de atentar contra su discurso político.
La contención de la inflación, en un nivel alto que produjo el retroceso de los salarios durante el 2014, y la menor salida de dólares, se conquistaron en base a la recesión y el estancamiento. Una orientación que fue combinada con la aplicación de las recetas que impulsan un dólar “barato”, un carnaval financiero con bonos en pesos atados al dólar y la búsqueda de endeudamiento externo. El mito del crecimiento con inclusión cae con esta orientación de rasgos ortodoxos.
La obtención de divisas para sostener y hacer crecer levemente las reservas del Banco Central, se logra en base a acuerdos con la República Popular China que profundizarán la primarización de la estructura económica nacional y abren el camino a una nueva penetración imperialista que se sumará a la que ya expolia cotidianamente al país. El mito del “modelo industrializador” se derriba con este convenio de cooperación dependiente con una potencia capitalista emergente.
El ministro Axel Kicillof y varios funcionarios nacionales salieron a anunciar anticipadamente la posibilidad de la colocación de deuda por 2.000 millones de dólares, esquivando a los “buitres”, pero la operación fue trabada por el juez federal Thomas Griesa. La caída del mito del desendeudamiento no suma un nuevo “hito” -a Repsol y los acuerdos con el Club de París- porque un juez de los EEUU no se lo permite; no porque el gobierno no quiera un nuevo “endeudamiento soberano”.
El otro “partido judicial” y la oposición a medida
En el plano político, el Gobierno festejó esta semana la desestimación por parte del juez Daniel Rafecas de la imputación que había solicitado el fiscal Gerardo Pollicita contra la presidenta Cristina Fernández, el canciller Héctor Timerman y varios referentes periféricos del kirchnerismo. Es decir, el oficialismo festeja una medida tomada por el “partido judicial” al que había acusado de “golpista” la semana anterior. Parece que dentro de la casta de privilegiados que conforman el poder judicial no hay un solo partido, sino por lo menos dos, dentro de los cuales uno responde a los jueces puestos por el Gobierno.
El oficialismo también alienta el ascenso de Mauricio Macri, que estaría creciendo en intención de voto según diferentes estudios de opinión. Esto implica, como dijimos, una “polarización a la carta” para el kirchnerismo. El periodista Horacio Verbitsky afirmó que el 18F abría la posibilidad de la emergencia de una "derecha moderna y democrática", induciendo a quienes participaron a inclinarse por Mauricio Macri. Esto le permitiría al oficialismo enfrentar a un enemigo a medida, que habilite digerir la batraciofagia a la que lo empujan todas las posibilidades electorales del oficialismo, que solo vienen de la mano de Daniel Osvaldo Scioli.
Para confirmar el pronóstico de Verbitsky, luego de repartirse con Massa los restos del radicalismo y unirse con la inefable Elisa Carrió, Macri anunció un acuerdo con uno de los jefes del peronismo santafesino, Carlos Reuteman. Como es de público conocimiento, un hombre “moderno y democrático” que ante la frustración de la unidad del peronismo de su provincia, pretende renovar su banca en el Senado. Uno de sus “democráticos” objetivos es garantizarse impunidad por las acusaciones penales que pesan en su contra por la presunta responsabilidad en las inundaciones de la capital provincial que en 2003 causaron 23 muertes, según la información oficial y muchas más según organismos de derechos humanos. La “derecha moderna y democrática” que alienta el kirchnerismo se nutre de los requechos del viejo partido radical y de los caudillos feudales del peronismo.
Finalmente, se produjo esta semana la tan anunciada partida de Jorge Capitanich, junto a otros cambios en el Gabinete que implicaron la llegada de Anibal Fernández a la jefatura de ministros y del camporista “Wado” de Pedro a la Secretaría General de la Presidencia. Cambios que sólo tienen el modesto objetivo de ir por la intendencia de Resistencia (Chaco) en el caso de Capitanich y por la gobernación de Tucumán, en el caso de Juan Manzur que dejó el Ministerio de Salud. Como se constata, el kirchnerismo también apunta a la “modernización democrática” del peronismo feudal.
Para vestir santos
El último mito derrumbado esta semana fue el de la famosa “democratización” de los aparatos de espionaje. En la misma sesión en la que se votaron los acuerdos con China, se aprobó la reforma de la Ley de Inteligencia (25.520).
Una reforma gatopardista que deja intacto los servicios esenciales de los espías. Su mismo tratamiento y aprobación express (hecho que fue criticado hasta por el CELS), confirmó que el objetivo era tratar de cerrar rápidamente la crisis abierta por la muerte dudosa del fiscal Alberto Nisman y la podredumbre que saltó a la superficie proveniente de las cloacas de los “servicios”.
Los diputados del FIT fueron los únicos que denunciaron esta maniobra y tuvieron una posición independiente. Nicolás Del Caño (PTS-FIT) hizo una contundente denuncia de los aparatos de espionaje y la complicidad de oficialistas y opositores con los mismos. Fue atacado por la hija de Carlos Soria, exjefe de la SIDE en los tiempos en que fueron asesinados Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, la diputada por el FPV de Rio Negro, María Emilia Soria. También fue duramente cuestionado por la pintoresca legisladora oficialista de Misiones, Silvia Risko. Y en la misma sesión, para defender el proyecto de la creación de la nueva agencia de inteligencia, el más intelectualizado diputado Eric Calcagno, no ahorró referencias de autoridad, citó desde Kant hasta Borges.
Pero hay un nombre frente al cual quedan sin respuesta todos los referentes oficialistas, un caso en el que coinciden forma y contenido: César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani.
El Jefe del Ejército, acusado de cómplice del genocidio y el beneficiario principal de los nuevos aparatos de inteligencia, es indefendible y su propia figura es un mentís a la presunta “democratización” de los espías. Es el nuevo “Stiuso con rostro humano”, que según el Gobierno “juega para los buenos”, como el original antes de convertirse en el depositario de todos los males, de los que se dieron cuenta diez años después.
El #24M con los trabajadores, la juventud y la izquierda
La consolidación electoral que expresaron las elecciones de la capital de Mendoza, donde la lista del FIT encabezada por Nicolás Del Caño obtuvo casi el 15% de los votos, es producto del peso social y político que logró la izquierda clasista en sectores de los trabajadores y la juventud. Pero además, en esta crisis abierta por la muerte de Nisman y que mostró rasgos de descomposición estatal, logró imponerse como una voz alternativa y una “tercera posición”.
Así como la casta judicial, apoyada por la clase media de derecha se expresó el 18F y el Gobierno intentará hacerlo el 1M, esta posición de la izquierda, apoyada por amplios sectores de la juventud y los trabajadores, debe manifestarse masivamente en las calles el próximo 24 de Marzo. Para reclamar por las históricas demandas contra la impunidad, pero también para mostrar en todo el país, una alternativa en esta guerra de cómplices y encubridores que responden a diferentes fracciones de los capitalistas. |