La semana pasada el futbolista francés Olivier Giroud puso sobre el tapete la problemática “es imposible declararse homosexual en el fútbol”. ¿Cómo desterrar prejuicios homofóbicos?
El fútbol suele ser una actividad considerada “de machos”; es indudable que se desarrolla en un contexto machista. La pregunta que muchos se hacen es si, más allá de algunas iniciativas en ligas específicas, existen dentro del mundo profesional futbolistas que hayan declarado preferencias sexuales diversas por fuera de lo que se considera la norma. Algunos dirán “no hay ningún futbolista gay”. La estadística hace pensar que, como en todos los ámbitos, el fútbol también tiene su proporción de personas LGTB.
El primer jugador de la historia del fútbol en hacer pública su identidad sexual fue el profesional inglés de origen nigeriano Justin Fashanu: expresó ser homosexual en 1990 y debió enfrentar insultos y discriminación de todo tipo. Fue tan tortuosa su vida desde ese momento que acabó suicidándose en 1998. Tenía 38 años.
En 2011 hubo otros casos de jugadores que asumieron la diversidad sexual en las ligas secundarias de Estados Unidos: el norteamericano David Testo y el sueco Anton Hysén, quienes “confesaron” sus preferencias sexuales en 2011. Lo ponemos entre comillas porque cuando se habla de confesión de una persona -a nivel jurídico o tal vez religioso- se apunta a “una declaración voluntaria de una idea, de un sentimiento o de algo que sabe y que antes no había hecho explícito”. Los medios de comunicación en ese sentido contribuyen a ese formato con la idea del sensacionalismo y fomentado la estigmatización hacia un colectivo especifico.
Según el sitio web de la BBC, una encuesta realizada a 3.500 aficionados, jugadores y árbitros en 2010 por la Universidad de Staffordshire en el Reino Unido, reveló que una gran mayoría opina que tanto los clubes como los representantes presionan a los futbolistas homosexuales para que se mantengan en silencio.
En el mismo sitio el periodista Eulimar Núñez exclama “¡Es inconcebible que ninguno de los 500.000 jugadores profesionales alrededor del mundo sea gay! Queda claro que la cultura del fútbol es prohibitiva. Por eso los homosexuales no sienten la confianza ni las ganas de salir del clóset”, concluye.
También juegan factores económicos: muchos clubes sostienen el prejuicio de que si el jugador declara su identidad sexual puede dejar de ser rentable para la institución, por ejemplo que las camisetas con su nombre y su número dejen de venderse.
Si de prejuicios se trata los principales detractores de la personas LGTB en este deporte existen: Vlatko Markovic, presidente de la Federación Croata expresó en una ocasión que “Afortunadamente, el fútbol solo lo juega la gente normal”. Por este exabrupto fue multado con 10.000 euros.
Jorge Fossati, ex seleccionador uruguayo en 2004 fue más lejos: “Creo que un jugador homosexual no debe estar en una plantilla profesional, existen determinadas normas que deben ser resguardadas”, sostuvo.
Unos años más tarde, cuando se jugó la Eurocopa 2012, el futbolista italiano Antonio Cassano dijo: “Yo solo espero que no haya ’maricas’ en el equipo nacional, pero si las hay, es su problema”. A pesar de arrepentirse de sus comentarios, la UEFA lo multó con US$ 18.250 por sus declaraciones homofóbicas.
Como contrapartida, hay protagonistas que intentan problematizar la cuestión. El periodista deportivo español José Joaquín Brotons, escribió en su blog acerca del tema: “Ser homosexual no ha afectado la carrera profesional de actores, músicos, jueces, políticos y presentadores de televisión, pero sí influiría negativamente en la imagen de un futbolista”.
El 16 de noviembre pasado el tema volvió a reflotar cuando el delantero del Chelsea y del seleccionado francés, Olivier Giroud, declaró al diario Le Figaro que “es imposible declararse homosexual en el fútbol”. Nuevamente, como cada vez que aparecen declaraciones de este tipo, causa demasiado revuelo en este deporte. El crack completó: “En un vestuario hay mucha testosterona, todos juntos, duchas colectivas... Es difícil, pero es así. Entiendo el dolor y la dificultad de los chicos que salen del armario”.
Giroud siempre mostró un compromiso por los derechos de la comunidad LGTB a tal punto que en 2011, cuando aún no pasaba de ser un prometedor delantero del Montpellier, posó desnudo para la revista francesa Têtu, especializada en temas contra la homofobia.
No fue la única vez que Giroud mostró públicamente su actitud favorable a que el deporte en general se abra a la diversidad. En 2014, cuando jugaba en el Arsenal, participó junto a otros jugadores como el español Mikel Arteta, hoy ayudante de Guardiola en el Manchester City, y Santi Cazorla, jugador del Villarreal en un vídeo para la campaña Rainbow Laces, que incentivaba a los jugadores a ponerse unos cordones con los colores de la bandera arcoíris para contribuir a erradicar la homofobia del fútbol.
Otros de los casos que tuvo gran repercusión en Europa fue cuando el futbolista alemán Thomas Hitzlsperger, explicó en 2014 que prefiere “vivir con un hombre que con una mujer”. En una entrevista publicada por el semanario Die Zeit, el 52 veces internacional alemán hizo estas declaraciones cuatro meses antes de su retiro como profesional, en el contexto de la proximidad de los Juegos Olímpicos de Sochi, en Rusia, país donde existen medidas contra la homosexualidad alentadas desde el gobierno de ese país, al punto de castigar como “delito” las relaciones sexuales “no tradicionales”.
Alguna vez le preguntaron a Hitzlsperger si “se ha avergonzado de ser homosexual”. Él mismo respondió con otra pregunta: “¿Por qué iba a hacerlo?”. La periodista le retrucó: “entonces mintió durante años”. El jugador sostuvo que hay una “diferencia entre callarse y mentir”, pero admitió que “la presión puede ser enorme”. Y esa presión no solamente puede ser en el futbol sino también en la familia dependiendo del contexto donde haya nacido la persona. Hitzlsperger es el más joven de siete hermanos nacidos en la católica Baviera y eso dice mucho de su silencio por años. “Lo admito, el proceso fue muy difícil”, concluyó el jugador.
En el ámbito local, Ignacio Bogino, futbolista de Brown de Adrogué, brindó muy interesantes declaraciones en una entrevista con el suplemento Enganche del diario Página 12: “El fútbol es un lugar opresor. Que un chico no llegue a jugar por su condición sexual es muy triste. La cultura del fútbol es la más machista que existe y está generada así: el que da es el que goza, el que recibe es el que pierde y perder está mal. Tiene que ver con la cultura de la victoria. El que es gay en la cultura del fútbol no es un ganador y en el fútbol hay que ser ganador”.
Pero las voces cada vez son se escuchan más fuerte y actitudes como las de Olivier Giroud son hitos que permiten comenzar a desterrar los prejuicios homofóbicos en el deporte más popular del mundo.