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28 de noviembre de 2024 Twitter Faceboock

SUPLEMENTO IDEAS DE IZQUIERDA MX
Migrantes trans: desafiando fronteras y binarismos
Tatiana Cozzarelli

Las primeras personas de la Caravana Migrante que llegaron a la frontera de Estados Unidos fueron un grupo de migrantes LGBT. ¿Cómo luchamos por los derechos de los migrantes trans?

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Si bien la caravana de migrantes está compuesta principalmente por hombres, muchas mujeres y niños también buscan una vida mejor en los Estados Unidos. Pero las primeras en enfrentar la frontera militarizada de los Estados Unidos fueron un grupo de personas LGBT, en su mayoría mujeres trans.

Estas mujeres están buscando asilo en los Estados Unidos, escapando de la transfobia y la desesperación económica en sus países de origen. Estos son los "terroristas" y los "criminales" que hicieron que Trump enviara 5,000 tropas a la frontera.

En este 20 de noviembre, —Día de la Memoria Trans— recordamos a los inmigrantes trans: aquellos que han muerto en su intento de construir una vida mejor y aquellos que viven, justo fuera de los EE UU esperando asilo. Recordamos la historia combativa de las personas trans en este país, que lucharon por las vidas trans y las vidas de todas las personas oprimidas.

Pero debemos hacer más que recordar. Debemos unirnos para luchar.

¿Por qué las personas trans migran a los Estados Unidos?

La mayoría de los migrantes en la caravana provienen de América Central, donde existen altos índices de violencia contra las personas LGBT. Raúl Valdivia, un hombre gay y activista de los derechos humanos que vive en Honduras dijo: "Fui abusado por la policía en una de mis primeras citas... Estos son policías que patrullan el centro de Tegucigalpa, y los he visto después, pero no puedo hablar por miedo a las repercusiones".

Valdivia dijo que las personas LGBT son víctimas de "asesinatos, ataques políticos, discriminación legal y violencia callejera". Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de cada cuatro asesinos de personas LGBT, menos de uno es procesado.

Las condiciones para los hondureños LGBT empeoraron después del golpe militar de 2009 apoyado por Barack Obama y luego por la Secretaria de Estado, Hillary Clinton. Desde 2009, se reportaron 229 asesinatos de personas LGBT, un promedio de 30 por año, de acuerdo con la ONG Cattrachas. Entre 1994-2008, este número fue de dos asesinatos al año.

Las mujeres trans reciben lo peor. La violencia sistemática a manos de la policía, así como el crimen organizado, es un lugar común. La Izquierda Diario entrevistó a Valentina, una mujer trans de El Salvador, mientras estaba en una acampada con miles de otros migrantes en Ciudad de México. Ella dijo que encontró a México mucho más acogedor para las personas trans: "Nunca me vestiría así en mi país. Ni de loca" —dijo, en referencia a sus aretes, bufanda, jeans ajustados y maquillaje perfectamente hecho.

Sin embargo, las personas trans no solo migran para escapar de la violencia transfóbica; también emigran para escapar de la violencia de la pobreza, que afecta a toda la población centroamericana, y en particular a las personas trans.

Lorena, otra mujer trans de El Salvador, dijo: “Mi país es muy pobre y casi no hay trabajo. Yo era una trabajadora sexual porque no había otras opciones. La economía es muy mala. Quiero una vida mejor para mí. Quiero ganar suficiente dinero para vivir, como todos aquí (en esta caravana)”.

Recordando a los migrantes trans

Hay innumerables migrantes trans caídos cuyos nombres nunca sabremos. Aquellos que mueren en el largo viaje a la frontera, que son secuestrados, torturados y asesinados por los cárteles de la droga y la policía.

Pero hay algunos cuyos nombres sabemos, como Roxanna Hernández, una mujer trans que formaba parte de una caravana de migrantes mucho más pequeña que llegó a los EE UU. A fines de mayo. Hernández fue retenida en un centro de detención por el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE UU. Conocido como "la nevera" (o la heladera para inmigrantes) debido a las bajas temperaturas. Los grupos de derechos de los inmigrantes informan que Hernández, que era VIH positivo, no tenía acceso a atención médica. Cuando la llevaron al hospital, tenía signos de neumonía y deshidratación; su muerte fue atribuida a "complicaciones asociadas con el VIH".

Los abusos contra las personas trans en los centros de detención no son exclusivos de los años de Trump. Barack Obama era presidente durante la muerte de otra mujer trans mientras estaba bajo la custodia del gobierno de los Estados Unidos. Victoria Arellano murió bajo custodia del ICE luego de que se le negó la medicación contra el VIH. Sólo tenía 23 años.

El LA Times informó: “La tarea de cuidar a Arellano recayó en sus compañeros detenidos. Humedecieron sus propias toallas y las usaron para enfriar su fiebre; convirtieron cajas de cartón en botes de basura improvisados para recoger su vómito. A medida que su condición empeoraba, los detenidos, indignados por el hecho de que Arellano no recibiera tratamiento, organizaron una huelga: se negaron a hacer fila para el recuento nocturno hasta que la llevaron a la enfermería del centro de detención”. Murió dos días después.

Una investigación realizada en 2014 por Fusion documentó las horrendas condiciones para los migrantes trans detenidos durante el gobierno de Obama: “Johanna Vásquez dice que estar encerrado fue una pesadilla. Fue golpeada por un compañero de celda. Luego, los guardias le dijeron que la única forma segura de alojarla era en régimen de aislamiento. Allí, ella se sentó en una celda de 1.8 por 4 m durante 23 horas al día sin contacto humano ni vista del mundo exterior. Ella esperó una decisión de asilo durante siete meses. Al final, ya no se reconocía a sí misma: su largo cabello castaño había sido cortado, su cuerpo comenzó a cambiar. Temía estar perdiendo la cabeza mientras la soledad cobraba su precio".

Una era de ataques

La caravana de migrantes llegó a la frontera en un momento de aumento de ataques políticos contra las personas oprimidas en los Estados Unidos y en todo el mundo. Hay marchas neonazis en Europa, el presidente electo es de extrema derecha Bolsonaro, en Brasil y en los Estados Unidos está Donald Trump. Estas figuras de la derecha han conducido ataques contra personas oprimidas y personas trans en particular. En los EE UU, esto significa restricciones de uso de baños públicos, la prohibición de las personas trans en el ejército y la propuesta de “supresión trans” (trans erasure). [2] Significa un ultra conservador Kavanaugh en la Corte Suprema, quien seguramente se pondrá del lado de los elementos más reaccionarios y llenos de odio de los EE. UU.

Pero los ataques de este momento no son solo contra las personas trans. Son contra los musulmanes, los inmigrantes, las mujeres (trans y cis), todas las personas de color y de la clase trabajadora. Es una época de separaciones familiares, de niños llorando en jaulas. Es la era de los militares enviados a la frontera, que prometen disparar a los migrantes que arrojen piedras.

No podemos ver cada uno de estos ataques como incidentes aislados. En lugar de eso, debemos entenderlos como parte de un ataque coordinado por un ala derecha envalentonada que está empeñada en condenar las luchas de la clase trabajadora en los sectores más oprimidos de la sociedad. ¿No hay buenos trabajos? ¡Culpen a los inmigrantes indocumentados! ¡No nos podemos permitir el cuidado de la salud! ¡Recorten a las personas trans del ejército! Quieren que la gente crea que Estados Unidos, y en particular el hombre blanco estadounidense, ha sido engañado por acuerdos comerciales como el TLCAN y los inmigrantes indocumentados que se apoderan de "empleos estadounidenses". Cualquier cosa excepto señalar a los que son realmente responsables de las luchas de la gran mayoría de las personas en los Estados Unidos y en todo el mundo: la clase capitalista. Es precisamente esa clase capitalista la que se levanta para obtener ganancias doblegando a millones de personas “ilegales” mientras se benefician de su trabajo ultra precario y subpagado.

Desafortunadamente, de cualquier manera, estos ataques no son exclusivos de la administración Trump. De hecho, durante el gobierno de Obama, una mujer trans, Jennicet Gutiérrez, interrumpió un discurso de Barack Obama para exigirle que liberara a los migrantes LGBT, quienes hasta ese momento habían estado alojados en instalaciones que no correspondían a su identidad de género. Fue solo después de esta acción, en 2015, hasta bien entrado el segundo mandato de Obama, que se cambió esta política. Si bien Obama ciertamente no recurrió a la retórica virulenta y llena de odio de Trump y sus seguidores de derecha, su gobierno creó una máquina de deportación y una infraestructura de detención masiva de migrantes. Trump la está utilizando y fortaleciendo.

Unidos luchamos

Debemos construir la unidad más amplia de las personas oprimidas y de la clase trabajadora que quieren luchar contra el crecimiento de la derecha y por los derechos de las personas trans en ambos lados de la frontera. Ese es el mensaje detrás de esta caravana de migrantes: la unidad en la lucha. Las tareas urgentes para nosotros son luchar contra la legislación de la “supresión trans” y dejar entrar a todos los migrantes.

Una respuesta unificada no significa ignorar o poner excusas para la opresión que existe dentro de las comunidades oprimidas. En la propia Caravana Migrante, muchas de las personas trans sufrieron discriminación por parte de otros migrantes. Y cuando Jennicet Gutiérrez se pronunció en contra de las políticas de inmigración de Obama, fue abucheada por una sala llena de personas LGBT.

Esta unidad debe forjarse en la lucha en las calles, en nuestros lugares de trabajo y en nuestros lugares de estudio. Significa construir un movimiento contra todas las formas de opresión y explotación, que no sea cooptado por el ala izquierda del Partido Demócrata, que ha guardado silencio sobre la Caravana Migrante y ofrece soluciones a medias al tema de los derechos de los inmigrantes. No son la fuerza de combate que necesitamos.

Las personas trans en los Estados Unidos tienen un fuerte legado combativo. Debemos organizarnos en el espíritu de Stonewall, con la misma rabia hacia este sistema. Stonewall llevó a la creación de una organización LGBT más consolidad, como el Frente de Liberación Gay (una referencia al Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur, contra el cual EE UU hacía la guerra). El FLG propuso organizarse para la liberación de las personas LGBT, pero también contra el imperialismo en el extranjero y particularmente contra la guerra de Vietnam.

Las personas LGBT deben reclamar esta historia. Nuestra rabia debe ser canalizada a soluciones profundas para la opresión de las personas trans, los migrantes y todas las personas oprimidas y de la clase trabajadora. Un mundo sin la imposición de la iglesia en la escuela, la política y la sociedad. Uno en el que podamos explorar nuestro género y sexualidad sin temor a perder hogares o empleos. Uno en el que tengamos el tiempo libre para este tipo de exploración humana. Un mundo sin fronteras.

La liberación trans, la liberación de los migrantes y la de todas las personas están ligadas a un proyecto socialista de liberar el potencial humano de la aplastante realidad de un mundo basado en el beneficio de unos pocos y la miseria de muchos.

Este tipo de mundo es posible si luchamos, honrando a nuestros compañeros caídos: Sylvia y Marsha, pero también a Roxanna y Victoria. Es posible si luchamos por los derechos de todos migrantes: trans y cis y si luchamos por todas las mujeres trans: las de Tijuana y las de Nueva York.

Traducido por Raúl Dosta

 
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