El perfil del príncipe heredero de la corona saudí es tan parecido a un prontuario, que el propio gobierno argentino tuvo que aclarar que tiene inmunidad diplomática y no será detenido en el país.
La preocupación tenía que ver con la denuncia presentada el lunes por la organización Human Rights Watch, en la que pedía a la Argentina que aplique una cláusula de la Constitución sobre crímenes de guerra para investigar la presunta implicación del príncipe en posible crímenes contra la humanidad en Yemen y en la muerte del periodista Khashoggi.
Los brutales ataques sobre Yemen, que son llevados adelante con armamento estadounidense y han sido cuestionados por todas las organizaciones de derechos humanos del mundo, tienen como objetivo enfrentarse en forma indirecta a Irán, enemigo de la monarquía saudita en la región y señalado como una de las principales amenazas por Trump.
Además de la guerra contra la población de Yemen, Bin Salman está envuelto en un escándalo de magnitud internacional, tras el brutal asesinato del periodista saudí opositor, Jamal Khashoggi.
Khashoggi, que estaba autoexiliado en Estados Unidos y escribía en el Washington Post artículos críticos sobre la monarquía saudí, fue asesinado en la embajada de Arabia Saudita en Estambul. Según audios de la inteligencia turca a Khashoggi lo habrían asesinado y descuartizado dentro de la embajada y enterrado su cuerpo en distintos lugares.
La propia CIA presentó un informe sobre una conversación telefónica donde se escucha a Salman diciendo que había que silenciar al periodista. Sin embargo el príncipe heredero cuenta con el respaldo y apoyo de Trump, lo que es suficiente para que pueda pasearse por la Cumbre en Argentina con total impunidad.
Un asesino en casa
En la mañana de este miércoles muchos trabajadores y trabajadoras se desayunaron de la llegada de Bin Salman por el caos que generó su comitiva cerrando el tránsito en la autopista, en plena hora pico, y partiendo el sur de la ciudad al medio, cortando la Avenida Entre Ríos.
Este asesino apañado por Estados Unidos y recibido con honores por el gobierno de Macri, cuenta con inmunidad diplomática para evitar ser detenido por sus crímenes. Se podrá pasear por las calles de la ciudad y hacer ostentación de su poder, lo que incluye el bizarro pedido de tener a su disposición inodoros de oro (que se hizo traer de su país) y una exclusiva grifería inglesa.
Sus excentricidades contrastan con las miserables condiciones de vida a las que ha llevado al pueblo yemení, mediante bombardeos genocidas que ya provocaron más de 10.000 muertos y "la peor crisis humanitaria" en el mundo, según la ONU.
Antes de llegar a Buenos Aires, el príncipe saudí pasó por Túnez, donde hubo manifestaciones en las que le acusaron de asesino por la muerte de Khashoggi.
A contramano de las exigencias de las organizaciones de derechos humanos en todo el mundo, Macri va a recibir Salman con honores y ya anticipó que mantendrán una reunión bilateral. Lo mismo ocurrirá con otros mandatarios que asistirán a la reunión del G20 que, cómo se ve, no tiene reparos en recibir asesinos, como lo hace con otros mandatarios responsables de guerras, racismo, xenofobia, homofobia y misoginia, que sufren los pueblos del mundo. |