Muchas veces traté de imaginarme cómo iba a ser el momento en que recibiera la noticia, buena o mala, pero imaginaba el momento. Hasta soñé con Luis Bonomi, uno de mis abogados, que venía caminando por la vereda de mi casa y yo le preguntaba: ¿tenés noticias Luis?
Va terminando el año y el panorama para la clase obrera mundial está tenso, arde Europa, Francia en particular, con el estallido de los Chalecos Amarillos invadiendo las calles de Paris. Todos los días compartimos noticias de allá y escribimos: “bien por los trabajadores que luchan, que no esperan un cambio de gobierno o que los derechos se los regalen sin salir a pelearla”.
Cada día nos desayunamos con un nuevo ataque al bolsillo de los trabajadores, a nuestros derechos esenciales, a nuestras libertades democráticas. Un día te levantás y resulta que la ministra Bullrich dice que se puede salir a tirotear gente porque es legal.
Pero igual vamos a laburar, nos levantamos cada día para salir a pelearla, a aportar nuestro granito de arena socialista para ver si cambiamos un poquito los vientos. Y cambian, cambian para bien.
Hace cuatro años fui despedida de Felfort, volviendo con una medida cautelar hace casi tres. Un año y medio peleándola afuera, no sé ya cuántos boletines de lucha entregamos en la puerta de la fábrica en todo ese tiempo. Hasta que en febrero de 2016 logré entrar.
Hoy, 5 de diciembre de 2018, a un día de la fiesta de Fin de año de Felfort, la noticia me llegó por WhatsApp. En el vestuario, a la salida, miro mi celular y entre todos los mensajes tengo un audio de Luis Bonomi, mi abogado, donde me dice que salió el fallo. Eso era todo.
Caminé por las paredes mientras me cambiaba de ropa, esperando un segundo mensaje. Recordaba las palabras de Luis de hace unos meses: “es a todo o nada”. Me ponía las zapatillas, me ataba los cordones y me decía: “a todo o nada”. Dije hasta mañana a mis compañeras, como suelo decirlo siempre en estos casi tres años, con la incertidumbre de no volver al día siguiente.
Salí a la vereda, tomé el celular de nuevo y ahí llegó la contundencia, llegó el saber que estoy en el lugar correcto, militando en un partido, el PTS, que lucha con y para los trabajadores, que tengo unos abogados que se rompen el alma para defendernos, para ganar y poner la balanza del lado nuestro, que cuando decimos que somos Bordó y no otra cosa es por esto, porque la peleamos hasta el final, y no para nosotros solos, sino para todo el movimiento obrero que lucha.
Cortito, el segundo mensaje estaba ahí: “ganamos”. Entonces fui llorando hasta mi casa, mandando mensajes, hablando con la voz entrecortada, sin poder creerlo y a la vez sí, porque tenía que salirnos bien, por la injusticia cometida.
No es fácil torcerle el brazo a una patronal como la de La delicia Felipe Fort. Pero tampoco es imposible. Hoy la cámara falló a favor de mi reinstalación definitiva. Hoy ganamos una, pero vamos por más, porque no quiero más despidos en Felfort, porque si los llegara haber, quisiera que los compañeros se levanten y la peleen, porque es la única forma de ganar algo.
Hoy mi compañera Irene y yo fuimos, felices como estamos, a la marcha por Lucía, para que se haga justicia. A las mujeres nos violan, nos drogan, nos empalan, nos matan, pero vamos a luchar para que no quede impune.
A las mujeres nos despiden en las fábricas, nos hacen vivir con el corazón en la boca durante años, pensando que no vas a tener para pagar el alquiler, la luz, la comida, pero a veces los vientos cambian y remontamos, creemos que sí se puede y se puede.
Agradecimiento total a mis abogados Myriam Bregman y Luis Bonomi, a todos los abogados del CeProDH, por su labor excepcional, a mi partido el PTS, a mis camaradas, mil gracias y ¡que viva la lucha obrera! |