El lunes 17 el actual intendente de Esteban Echeverría asumió la presidencia del PJ bonaerense. Con un discurso en el que insistió en la unidad “con todos”, dio definiciones fundamentales de cara a lo que se juega para el peronismo en 2019.
Tras agradecer a legisladores, intendentes y gobernadores, no ahorró en elogios para con Juan Domingo Perón al definirlo como “el estadista más grande de la historia”, recordando aquellos “gloriosos años de su primer período”. Cabe recordar que ese período se vio también cruzado por el ajuste y la represión a protestas sociales a partir del año 49, y el nefasto papel que el mismo Perón jugó -Triple A mediante- durante la primera etapa de los años 70. Luego de saltear al también peronista menemismo, sostuvo que “gracias a Dios, aparecieron Néstor y Cristina”, omitiendo también que el proyecto “nacional y popular” no solo se apoyó en la megadevaluación de Duhalde, sino también en las bases que dejó el modelo neoliberal, como la precarización laboral y la concentración de la riqueza en muy pocas manos (profundizando ambas cosas), y pagando serialmente la duda ilegítima contraída desde la última dictadura.
El doble discurso y la “unidad con todos” como parte del ADN peronista
Como marca su historia, el peronismo siempre tuvo entre sus objetivos dar determinadas concesiones a los trabajadores para evitar que estos lleven adelante proyectos políticos independientes, menos aún con mirada socialista. Esta “alianza entre patrones y trabajadores” que promovió siempre perjudicó a los segundos en beneficio de los primeros. Siempre apeló al doble discurso para tratar de conciliar intereses irreconciliables. Fernando Gray toma esto al pie de la letra. Mientras dice preocuparse por ganarle a Macri y a Vidal -con quien tuvo un acercamiento en el mes de septiembre, busca una alianza con el peronismo que le votó todas y cada una de las leyes de ajuste al oficialismo. Mientras critica a la gobernadora por ocuparse más de las elecciones del 2019 (cosa que es real) todo este año se mostró muy preocupado por el armado electoral del peronismo para el año siguiente. Mientras les tiró flores a Néstor y Cristina por el pago de la deuda externa y catalogó esto como “soberano”, ya adelantó que la deuda contraída durante el macrismo la “vamos a tener que pagar durante años y años”.
Lo que no termina de decir es que tanto el macrismo como el peronismo van a tener que ajustar aun más a los trabajadores para cumplir con estos compromisos. Pero hay dos contradicciones que rozan la hipocresía: despotricó contra la cumbre del G20, pero su fuerza política y una de sus máximas figuras, Cristina Fernández de Kirchner, lejos de oponerse a esta reunión ordenó a sus militantes a que no se movilizaran en protesta contra el evento. Solo la izquierda y algunos movimientos sociales estuvimos en las calles en contra de Trump, Macron, el FMI, etc.
Como si fuera poco, ante la mirada atenta de algunas jóvenes que formaron parte del acto, sostuvo que el peronismo tiene que poner a la mujer como protagonista del movimiento, teniendo en cuenta que “fueron pioneros en cuestiones de género”. Pero al mismo tiempo que decía esto mostró mucha indignación porque en la cumbre internacional llevada a cabo en Argentina el “principal líder mundial” no estuvo: se refería el Papa Francisco. En pocos segundos, mandó a las pibas que dieron una gran lucha a través el fenómeno de la “marea verde” a juntarse con el máximo representante de la Iglesia Católica, una de las instituciones más machistas de la historia y el presente, aquella que hizo lo imposible para impedir que se apruebe la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
¿Y a nivel local? Algunos ejemplos. Se mostró “amigable” con los trabajadores de Cresta Roja pero poco hizo para que realmente se cumpla con sus reclamos, y mucho menos para que estos no fuesen reprimidos. Dice preocuparse por la salud y la educación, pero los hospitales y las escuelas de los barrios más humildes se caen a pedazos (basta con visitar el Barrio El Zaizar en la localidad de 9 de Abril). Nada hizo para evitar los problemas en la Comisaría 3º, donde la policía dejó morir a 10 personas, un problema que se venía arrastrando desde la gestión de Scioli.
¿Cómo debemos encarar el 2019 para no pagar el ajuste?
La crisis de la deuda implica pagar hasta el último centavo el préstamos del FMI, y esto no solo va a ser un problema para el 2019 sino para los próximos años. Ninguno de los partidos patronales (desde el PRO hasta el kirchnerismo) está dispuesto a rechazar esa deuda que en nada benefició a la gran mayoría de la población. Pero no solamente por ahí viene la mano. En estos momentos no existen muchas alternativas para superar esta crisis. Todas las reivindicaciones de las mujeres, juventud, docentes y trabajadores poco futuro tienen si se confía en los mismos que fueron responsables de que sus reclamos queden en papel mojado. En Francia los chalecos amarillos dieron un paso importante. Acá, los y las trabajadoras de SIAM vienen dando un ejemplo de lucha logrando incorporaciones mientras las burocracias sindicales dejan pasar los despidos y las suspensiones. No son los únicos que quieren derrotar el ajuste. Hubo una importante colaboración de mujeres, estudiantes, docentes e incluso del barrio en el cual se encuentra la fábrica para que eso pase. Esto tiene que ser un puntapié para darnos cuenta de que si nos organizamos de manera independiente podemos ir mucho más allá de las conquistas parciales que son muy importantes pero que no terminan de solucionar los problemas de fondo. |