Ante el anuncio inesperado de Donald Trump de sacar a las tropas estadounidenses que participan de la Guerra Civil Siria, hubo diversas repercusiones, pero no era previsible que llegara a los niveles más altos de la burocracia imperialista, fue el secretario de defensa, Jim Mattis, quien dejó su cargo durante este jueves.
En la Casa Blanca, consideraron como una victoria esta jugada, pues se quitaban de encima a alguien que frecuentaba opiniones divergentes en materia de política exterior del Gobierno, entre ellas está la lánguida relación establecida con sus aliados históricos; y que incluso era considerado como un "freno" a las medidas fuera del sentido común tomadas por el presidente, acompañándole en esta labor el exsecretario de Estado, Rex Tillerson, y el jefe de gabinete, John Kelly.
Al efectuarse su salida, se publicó la carta de renuncia, en ella manifestó: “Usted tiene el derecho de tener un secretario de Defensa cuyos puntos de vista estén mejor alineados con los suyos… creo que lo correcto para mí es renunciar a mi cargo”.
En junio, Mattis sostuvo frente a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que el abandono express de Siria constituiría un “error estratégico” que eventualmente podría “dejar un vacío” que aprovecharían las fuerzas sirias y sus aliados.
El jefe del Pentágono, concluirá sus labores a fines de febrero, lo cual sería un tiempo prudente para que Trump nombre a su sucesor, cuya designación debiera ser ratificada por el Senado.
Según señaló una fuente anónima a la agencia AFP, Trump como parte de este repliegue también habría decidido reducir los efectivos militares presentes en Afganistán. En la actualidad, las tropas de Estados Unidos ascenderían aproximadamente a 14.000 en ese país. |