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1ro de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

Historia Obrera
Karl Liebknecht y el socialismo alemán
Rafael AR Escalante

Un día como hoy 19 de enero de 1919 cae asesinado el revolucionario alemán Karl Liebknecht, una de las principales figuras del socialismo alemán, quien estuvo al frente de la insurrección de 1919.

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Karl Liebknecht fue un revolucionario socialista alemán, una de las figuras más destacadas de la lucha del ala radical al interior del del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). Nació en Leipzig, en el entonces Reino de Sajonia, el 13 de agosto de 1871. Fue hijo de Wilhelm Liebknecht, un destacado socialista y uno de los fundadores del SPD, el partido que nucleaba a la vanguardia del poderoso movimiento obrero alemán y camarada de August Bebel, uno de los principales dirigentes de la socialdemocracia. Su madre fue Natalia Reh, una mujer culta, hija de un abogado de la Sala Superior de la ciudad de Darmstadt.

El joven Karl vivió desde niño los efectos del acoso político y la pobreza, ya que su padre fue perseguido y encarcelado varias veces. pero también fue profundamente influido por él y por su lucha contra el militarismo prusiano. Ello en el contexto del ascenso del imperio alemán, es decir después del triunfo en la guerra franco-prusiana y su inserción tardía en el mercado mundial, que le llevaría a ser de las potencias imperialistas impulsoras de la gran carnicería de la Primera Guerra Mundial.

A pesar de la pobreza, Karl Liebknecht estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Leipzig, acabando sus estudios en Berlín entre 1890 y 1893, con ayuda del SPD en el cual militaba fervientemente. En sus años de universitario formó parte de agrupaciones críticas al régimen burgués. Aunque no participó de forma más activa de las discusiones, estas fueron fundamentales para su formación ya que en estas reuniones aprendió de ciencias, teoría y por su puesto de política.

En 1896 se doctoró y en 1898 fue académico, posteriormente dejó el servicio de Estado en la Universidad y comenzó a ejercer como abogado, también fue el periodo en que comenzó su actividad política dentro del partido socialdemócrata, donde inmediatamente se colocó en su ala izquierda y radical. Es así que continuó con una de las labores de su padre, la cual era hacer propaganda anti-militarista entre los trabajadores y desde el partido, con ello en 1902 fue elegido como delegado comunal, cargo desde el cual comenzó una lucha política más intensa contra el régimen.

En 1904 realizó, como abogado, la defensa de revolucionarios rusos en Alemania, acusados de conspiración por llevar folletos de propaganda de Suiza a Rusia; en 1907 es fundador en Stuttgart de la "Unión Internacional de Organizaciones Socialistas Juveniles". En ese mismo año escribió su obra más famosa "Militarismo y antimilitarismo", un libro en el que denuncia al imperialismo alemán, por este motivo fue encarcelado de 1908 a 1909, en ese período es elegido diputado al Landtag prusiano (cámara alta), a pesar de encontrarse en prisión. Fue uno de los primeros
parlamentarios socialistas en formar parte de este órgano de gobierno, ya que estuvo mucho tiempo reservado para los nobles.

En 1912 desempeñaría su papel más importante como diputado socialista en el Reichstag, ya que desde el principio se opondría a la política imperialista alemana, con especial énfasis en el rechazo a la guerra, una de sus primeras acciones en ese sentido fue denunciar los crecientes vínculos de la industria con la actividad bélica. Como en fue la fábrica de Krupp, de Essen, donde se producían armas y la cual estaba bajo un control estrecho del Ejército.

Uno de sus actos más destacables fue que en 1914 se convirtió en el único diputado del SPD en votar en contra de los créditos de guerra, así, junto con personajes como Franz Mehring, Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin, fundaron una fracción radical de la socialdemocracia, el Partido Socialdemócrata Independiente. El 12 de enero de 1916 es expulsado del SPD, y ese mismo año fue detenido junto con Luxemburgo, durante la manifestación del 1 de mayo del mismo año y permanecerá allí hasta la insurrección de finales de 1918.

El 23 de octubre de 1918 es liberado a causa de que la burguesía quería apaciguar al movimiento obrero que se había despertado por la deriva de la guerra y la inminente derrota. El 9 de noviembre es recibido junto con Rosa Luxemburgo por una gigantesca manifestación de obreros, el objetivo era la toma del poder político mediante la consigna de poner fin a la guerra e instaurar una república socialista. Sin embargo, la socialdemocracia traidora estaba fuertemente enraizada entre los trabajadores, además la falta de un partido revolucionario que fuera capaz de quebrar ese control que la burocracia ejercía sobre la mayoría del movimiento obrero trajo consigo la derrota del ascenso de masas.

Así, el 19 de enero de 1919, tras un arresto, caía asesinado Karl Liebknecht junto con Rosa Luxemburgo, sobre la base de un golpe contrarrevolucionario que triunfó gracias a la parálisis que la socialdemocracia impuso a la clase obrera, gobernando a la burguesía y permitiendo que el estado mayor alemán, mediante los Freikorps -un grupo de veteranos de la Primera Guerra Mundial, ultra reaccionarios y quienes después serían fuertes cuadros del Partido Nazi- aplastaran la revolución alemana.

Posiciones políticas

Una de sus principales luchas fue contra el revisionismo, corriente fundada por Eduard Bernstein y posteriormente apoyada por Karl Kautsky, la cual era en resumen una justificación teórica de la adaptación de la burocracia partidaria y sindical socialdemócrata al régimen burgués. Esta tiraba por la borda la posibilidad de la revolución socialista y planteaba que, lo que era realmente necesario era ganar escaños en el parlamento y delegaciones sindicales como medio para reformar al capitalismo.

Esto era contrario a los principios planteados por el marxismo revolucionario al que se afiliaba Liebknecht, en los cuales los escaños y los puestos sindicales son herramientas para fortalecer a la clase trabajadora, con el fin de conquistar el poder para así crear una nueva sociedad. Así, por ejemplo, en el Congreso de Dresde, fue junto con su camarada Rosa Luxemburgo, uno de los mayores críticos a las posiciones revisionistas.

Estas posiciones de conciliación con la burguesía, no sólo habían consumido a la socialdemocracia alemana, sino que se expresó en todos los partidos que conformaban a la Segunda internacional. Sus direcciones estaban integradas principalmente por líderes sindicales que se habían convertido en una burocracia y privilegiaban la negociación política con el enemigo en el parlamento y posteriormente como gobierno. Es decir, se convirtieron en una fuerza material que se puso al servicio de los intereses de los capitalistas, para quienes comenzaron a contener al movimiento obrero.

“Como víctima de la bancarrota de la socialdemocracia frente a la guerra, el destino personal de Liebknecht encarna el futuro del proletariado alemán como clase”, (Rosa Luxemburgo, septiembre de 1916)

A tal grado llegó la traición de la mayoría de los diputados socialdemócratas que votaron a favor de los créditos para iniciar la Primera Guerra Mundial, la cual fue definida correctamente por el ala espartaquista, el núcleo antecesor de los comunistas alemanes, como una carnicería imperialista, la cual no tenía nada que ofrecer a los trabajadores más que muerte y miseria. Ellos la definieron como lo que era, una guerra para que el gran capital monopolista pudiera disputarse los mercados mundiales.

De esa manera, Liebknecht, consecuentemente se pronunciaría en contra del conflicto bélico, denunciando a la dirección socialdemócrata, a las posiciones del “defensismo revolucionario” y otras mentiras que las direcciones traidoras usaban para encubrir su posición canalla. Lejos de todo espacio de comodidad y de posiciones intelectuales que lo alejaran de la realidad política, se lanzó a la lucha a pesar de la persecución que después se llevaría en su contra.

Los revolucionarios que encabezaron la formación de la Liga Espartaquista se colocaron desde el principio a la izquierda de los partidos obreros, empatando con los rusos, Lenin y Trotsky sobre la necesidad de guardar la independencia, de luchar por la toma del poder político por parte de la clase obrera y contra la burguesía al expropiarle los medios de producción. Sin embargo una de las grandes diferencias que tuvieron con los rusos, especialmente con Lenin, fue la concepción sobre el partido revolucionario.

Mientras que Vladimir Ulianov concibió una organización ampliamente delimitada, sujeta a un alto grado de acuerdo, que pusiera énfasis en la formación de los cuadros, con una dirección bien formada y centralizada, en la cual primara el centralismo democrático. Los espartaquistas pensaron en un partido más laxo, que al encontrarse como minoría en los consejos obreros alemanes no tuvo la capacidad de quebrar el dominio socialdemócrata.

Ellos pensaban que el partido debía construirse desde la base, sin una delimitación tan tajante frente a otras corrientes y otros sectores, además de que no ponía tanto énfasis en la formación de los cuadros. De ahí que intentaran hacer un frente único con elementos reformistas independientes del SPD, indispuestos a luchar. Al cometer este error estratégico, donde la fundación del Partido Comunista de Alemania llega tarde, a finales de 1918 justo cuando se están desarrollando los acontecimientos revolucionarios.

“Hemos perdido a nuestros mejores compañeros, ¡y sus asesinos siguen formando parte del Partido Socialdemócrata que osa remontar su genealogía hasta Carlos Marx! ¡Estos son los hechos, camaradas! El mismo partido que traicionó los intereses de la clase obrera desde el principio de la guerra, que apoyó al militarismo alemán (…) ¡ese mismo partido y sus jefes (Scheidemann y Ebert) se autodenominan marxistas al mismo tiempo que organizan las bandas reaccionarias que han asesinado a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo!”, León Trotsky, 18 de enero de 1919.

 
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