Rosa Luxemburgo (RL) fue la hija menor de una familia de judíos-polacos nacida en Zamosc Polonia en 1870. Desde muy joven se enrola en el Partido Revolucionario Socialista Proletariat de su país natal, lo que marca el inicio de su carrera como revolucionaria.
Una vida desmesurada
El clima de represión extrema que se sufría en aquel tiempo en Polonia obligó a RL a huir de su nación con rumbo a Alemania, el cual era uno de los países capitalistas más avanzados; lo que le permitió hacer contactos con revolucionarios alemanes y de muchas otras nacionalidades enriqueciéndola intelectualmente.
Ingresó a la universidad en la cual se doctora. Participó activamente en el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD por sus siglas en alemán) donde se convirtió rápidamente en una de sus dirigentes y en esta calidad escribió su primera obra importante: “Reforma o Revolución”, en la que debate con los revisionistas del marxismo.
En 1905 estalló la primera revolución rusa. RL no tardó en iniciar actividad de agitación en favor de la Rusia revolucionaria, lo que trajo como consecuencia uno de sus muchos encarcelamientos. Cuando fue liberada continúo con su actividad militante y teórica, que dio como resultado libros como: “Reforma social o revolución” (1900), “Huelga de masas, partido y sindicatos” (1906), “La acumulación originaria de capital” (1913), entre otros.
En 1914 la socialdemocracia alemana votó los créditos de guerra, lo que abrió paso al inicio de la Primera Guerra Mundial. Esta decisión incitó una ruptura entre RL y el SPD. En febrero de 1915 Rosa fue encarcelada y esta condición duró casi toda la guerra. En 1917 estalló la segunda Revolución Rusa; RL la recibió con todo entusiasmo, pero esto no le impidió hacer observaciones críticas al partido bolchevique.
En 1918 fue liberada y fundó la Liga Espartaquista (SpartakusBund), la cual tomó una dirección política distinta a la SPD. En 1919 la Liga es culpada de una campaña insurreccional, lo cual fue una calumnia, según las palabras del biógrafo y compañero de lucha de RL, Paul Frölich quien afirma que:
Nunca hubo una insurrección espartaquista, La prueba irrefutable: las editoriales de Die Tote Fahme en los días críticos. En ellas se reflejan la política de la Spartakusbund:
- 1ro. de enero, “la contrarrevolución entre bastidores” (Documentos oficiales sobre la guerra que la contrarrevolución había emprendido contra Rusia)
- 2 de enero, “traficantes de esclavos” (el mismo tema);
- 3 de enero, “El primer congreso del partido”,
- 4 de enero, “Las perspectivas de la revolución italiana”;
- 5 de enero, “Los sirvientes del capital minero” (lucha económica en la cuenca del Ruhr).
Estos titulares demuestran claramente que la dirección del Partido Comunista pensaba que en el periodo inmediato se realizaría una progresión constante de la revolución, y en forma alguna, una lucha armada en las calles de Berlín.
La realidad es que las luchas de enero fueron preparadas con mucho cuidado y resolución por los jefes de la contrarrevolución, y fueron provocadas con astucia. [1]
Fraguado y consumado el complot contrarrevolucionario, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo son asesinados el 15 de enero de 1919, el cuerpo de ella fue arrojado desde el puente de Liechtenstein al canal de Landwehr.
La revolución no logró triunfar en Alemania, lo que trajo varias consecuencias, por mencionar algunas: el aislamiento de la Revolución Rusa, el surgimiento de los primeros cuerpos de paramilitares que dieron origen a las SS nazis y al fascismo y la sobrevivencia del capitalismo en Europa.
Pensamiento y revolución
En RL la cuestión de reformar al estado o revolucionarlo, es decir, destruirlo se plantea como un problema central. ya que en 1900 Eduard Bernstein proclamaba la tendencia evolucionista del capitalismo hacia el socialismo y limitaba todas las luchas al parlamento y mejoras económicas por medio de los sindicatos.
Rosa señaló lo falaz de dicha aseveración. Para empezar dicha concepción del capital implícitamente considera al Estado como algo eterno, que se va mejorando con el tiempo y que en algún punto de la historia de la humanidad se llegará al momento de la perfección.
Dicha concepción olvida que el Estado como toda creación humana es producto de condiciones materiales de existencia concreta, que varían de época a época y que no existen construcciones sociales transhistóricas. Sin dejar de lado que excluye a la lucha de clases del análisis, y este último concepto es fundamental para entender la teoría y la práctica de Marx y el marxismo.
Además, se reconoce la necesidad de aumentar los estándares de vida de la clase trabajadora. Pero esta acción por sí misma no es suficiente ya que puede estancar la conciencia del trabajador en un conformismo que durará mientras se mantenga esa breve bonanza. Se busca obtener mejores condiciones de vida e incrementar el nivel cultural de los trabajadores, para luego seguir con ellos un paciente trabajo de concientización respecto a la necesidad de derrumbar al capitalismo.
Rosa también nos recuerda que el Estado es una organización política de la clase dominante y su origen reside en la división de trabajo que a su vez engendra intereses antagónicos irreconciliables. Por lo tanto, aun suponiendo que un partido socialista ganará la mayoría en las cámaras por medio de la democracia formal, la experiencia se ha cansado en demostrar que las clases dominantes no se quedan inertes, sino al contrario, reaccionan violentamente para mantener sus privilegios intactos o en palabras de la misma RL:
“En el interés del capital, las reformas sociales encuentran sus naturales límites.” [2]
Pasemos ahora con el problema del “espontaneismo” que tanto se le ha acusado a RL. Para empezar, lo espontáneo en el ámbito luxemburguista se refiere a esa chispa e innovación inicial que las clases explotadas dan, en un primer movimiento de fuerza y que es el inicio de toda una movilización social. Para RL este factor era muy importante debido al simple hecho de que en una sociedad de masas como las actuales, es completamente imposible enlistar a todos los trabajadores en las filas de un partido revolucionario, incluso en las sociedades industriales más avanzadas sólo una minúscula parte de los asalariados están afiliados a algún tipo de sindicato. Por ende, la mayoría no cuenta con una férrea disciplina y conciencia partidista para hacer la revolución.
Dado que las filas del partido nunca serán conformadas por todo el proletariado. RL reconoce que las filas del partido siempre serán una mínima parte en comparación de la mayoría del proletariado. En este sentido tiene acuerdo en que los miembros del partido siendo los más conscientes y con el objetivo bien definido, pueden jugar como guía programática de la revolución explicando tenaz y pacientemente a los trabajadores de la necesidad de organizarse y por qué luchar.
Por lo tanto, se reconoce la importancia vital de la organización partidaria permanente; esto no anula la necesidad que, las masas en el calor de la lucha deban llegar a conclusiones socialistas. No obstante, la mayoría de los críticos de RL asumían posiciones estalinistas usando el adjetivo de “espontaneista” sin nunca preguntarse que entendía RL por espontaneidad.
La noción de espontaneidad, nace de la necesidad histórica de resolver la pregunta ¿cómo fue posible que en un país como Rusia en la cual la clase obrera es débil y mal organizada estallara la revolución de 1905?, siendo que, antes de 1905 era vista como una herramienta puramente de dirección pro mejoras económicas. Esta concepción es falsa, según RL, ya que parte de la concepción de que la huelga de masas es simplemente un medio técnico de lucha, que puede ser decidido o también prohibido a voluntad, de acuerdo con el mejor conocimiento y conciencia, una suerte de cortaplumas que se puede tener guardado en el bolsillo “por lo que pudiera suceder.”
En resumen, la huelga de masa como la espontaneidad son procesos históricos concretos, que llevan sus reglas de desarrollo y no son a capricho de los sujetos o los dirigentes. Esta premisa básica del marxismo es olvidada por todos los que critican a la ligera a RL respecto a este punto. sin olvidar que, la visión “espontaneista” es una concepción policial de la revolución, ya que concibe al cambio de la sociedad como la agitación de unos cuantos “dirigentes alborotadores” dejando de lado el proceso social y contradictoria de la lucha de clases.
Sobre la cuestión de la mujer, Rosa se delimita perfectamente del feminismo burgués, porque lo que el género une, la clase lo separa. En sus palabras, define el problema de la siguiente manera:
“La mujer burguesa no está interesada realmente en los derechos políticos, porque no ejerce ninguna función económica en la sociedad, porque goza de los frutos acabados de la dominación de clase. La reivindicación de la igualdad de derechos para la mujer es, en lo que concierne a las mujeres burguesas, pura ideología, propia de débiles grupos aislados sin raíces materiales, es un fantasma del antagonismo entre el hombre y la mujer, un capricho. De ahí el carácter cómico del movimiento sufragista.
La proletaria, en cambio, necesita de los derechos políticos porque en la sociedad ejerce la misma función económica que el proletario, trabaja de la misma manera para el capital, mantiene igualmente al Estado, y es también explotada y dominada por éste. Tiene los mismos intereses y necesita las mismas armas para defenderse. Sus exigencias políticas están profundamente arraigadas no en el antagonismo entre el hombre y la mujer, sino en el abismo social que separa a la clase de los explotados de la clase de los explotadores, es decir, en el antagonismo entre el capital y el trabajo.” [3]
Con estas breves reflexiones es que se busca homenajear y recuperar la acción militante y pensamiento de unas de las más grandes revolucionarias marxista de la historia. Su energía y determinación dejo la semilla de un mundo sin explotados y explotadores, un mundo en que la miseria, el desastre ecológico, la discriminación estarán en el basurero de la historia. El orden burgués este cimentado en lodo y sangre, pero como dijo Rosa días antes de su asesinato:
"¡El orden reina en Berlín!", ¡esbirros estúpidos! Vuestro orden está edificado sobre arena. La revolución, mañana ya "se elevará de nuevo con estruendo hacia lo alto" y proclamará, para terror de ustedes, entre sonido de trompetas:
¡Fuí, soy y seré!
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