En el año 1975 el movimiento estudiantil secundario comenzaba a mostrar su potencialidad de lucha, fruto del convulsionado momento político que vivía Argentina y el mundo. En este marco se logra conquistar el boleto estudiantil, una reivindicación sentida por todos los estudiantes. Apenas asume la Junta Militar, arrebata este logro recientemente obtenido. Frente a esta situación los estudiantes organizan una gran movilización de protesta para reclamar la plena e inmediata implementación del boleto secundario, manifestando así que no iban a resignar tan fácilmente sus conquistas.
Días después comenzaron una serie de secuestros y desapariciones de estudiantes.
Se dice que la noche de Los Lápices fue una sola noche y que los desaparecidos peleaban por el boleto, pero la realidad fue otra: los estudiantes secundarios no fueron secuestrados al azar. Aquellos pibes eran parte de una generación marcada por procesos políticos y sociales como el Cordobazo, el Rosariazo, la Revolución Cubana y el Mayo Francés y se planteaban la perspectiva de cambiar la sociedad de raíz. La militancia cotidiana estaba en los colegios y también las calles. Los jóvenes sabían que la única manera de ir hasta el final por sus objetivos era unirse a los trabajadores. Sabían de qué lado organizarse para militar.
Por eso no fue solo una noche, sino una seguidilla de largas madrugadas en que el gobierno militar llevó adelante una verdadera cacería de brujas contra la juventud. Comenzado el accionar represivo por parte de la Triple A, durante el gobierno constitucional de Isabel Perón, la dictadura militar vino a profundizar a partir del 24 de marzo de 1976, la escalada represiva perpetrando un verdadero genocidio.
La represión fue brutal. Los primeros en desaparecer fueron: Claudio de Acha del Colegio Nacional; Daniel Alberto Racero y Horacio Húngaro del Normal 3; María Claudia Falcone, María Clara Cicocchini y Francisco López Muntaner del Bachillerato de Bellas Artes. Los únicos que lograron sobrevivir a las razias de aquellos días, fueron Pablo Díaz del Colegio “La Legión”, Gustavo Calotti del Colegio Nacional, Emilce Moler, Patricia Miranda y Nilda Eloy del Bachillerato de Bellas Artes.
Hoy, después de 38 años de aquellas noches y luego de más de 10 años de gobierno kirchnerista, los actos y movilizaciones por el 16 de septiembre se dividen en dos. Por un lado las organizaciones kirchneristas apoyan el modelo y solo hablan de la memoria reivindicando en términos simbólicos aquella militancia. Por el otro están las organizaciones de izquierda que bajo el lema “La lucha de ayer, es la lucha de hoy”, reivindican la militancia política de aquellos años, pero también reclaman el cese de la impunidad, la persecución y la desaparición de personas, como Jorge Julio López y Luciano Arruga. Además retoman la reivindicación del Boleto Gratuito, con el reciente proyecto presentado en la Legislatura de La Provincia de Buenos Aires - del cual el Diputado Christian Castillo del PTS en el Frente de Izquierda es coautor - y continúan la pelea por una educación pública, laica, gratuita y de calidad. |