Sobre llovido, mojado. Se empiezan a conocer las propuestas de reforma previsional del nuevo gobierno. Los principales blancos: mujeres, negros, jóvenes y la diversidad sexual.
Las propuestas del gobierno brasileño para la reforma previsional comienzan a ser divulgadas: mujeres, negros, diversidad sexual y la juventud son los blancos de Bolsonaro. Para la juventud trabajadora habría dos opciones: mantener sus derechos laborales y perder oportunidad de empleo, o prescindir de sus derechos a cambio de contratos de trabajo precarios y súper explotados.
Las propuestas de reforma previsional encabezada por el ministro de Hacienda, Paulo Guedes, dejan en evidencia que la “madre de todas las reformas” será planificada punto por punto, de forma de atacar brutalmente a todo el pueblo trabajador de Brasil. Los jóvenes tendrán un “trato especial”, con ataques que se sumarán a los ya introducidos por la reforma laboral del golpisa Michel Temer.
La propuesta de Guedes consiste en embutir en la reforma previsional una nueva reforma laboral que afectará principalmente a los jóvenes. Los que ingresen al mercado de trabajo tendrán que elegir entre continuar bajo la legislación laboral vigente, que ya está afectada por la precarización y la quita de más de un centenar de derechos ocurrida durante el gobierno de Temer, o una nueva modalidad con aún menos derechos a cambio de ofertas de trabajo, y donde los conflictos laborales serían resueltos en la justicia común. Esta segunda modalidad deja a la juventud, que hoy es la mayor parte de los desocupados del país, merced de una mayor precarización.
En esta segunda opción ofrecida a la juventud en la reforma de Bolsonaro desaparece, por ejemplo, la figura de Fondo de Garantía por Tiempo de Servicio (FGTS) tal como existe hoy, una suerte de seguro de retiro al que los trabajadores pueden acceder en caso de despido. Hay una propuesta de que el beneficio sea utilizado en el régimen de capitalización, inyectando más dinero a los banqueros.
La idea de establecer dos tipos de contratación laboral no es un elemento nuevo y forma parte del proyecto de gobierno que Bolsonaro presentó en las elecciones, el Proyecto Fênix.
Actualmente, la tasa de desempleo entre jóvenes es el doble de la tasa general, alcanzando el 26,6% para jóvenes entre 18 y 24 años, y Bolsonaro va a atacar justamente a la juventud precarizada, quitándole derechos desde el primer empleo. Mientras 4,1 millones de jóvenes están desocupados él ve en ese sector una oportunidad de incrementar las ganancias de los empresarios a costa de un creciente nivel de miseria y súper explotación. Esto se suma al ataque a la educación, intentando limitar la libertad de pensamiento con proyectos reaccionarios como el "Escuela sin partido" y dejando a miles de personas fuera de las escuelas y universidades, lo que hace de la juventud un blanco fácil para la explotación y el trabajo precario.
Además, Paulo Guedes defiende también los 65 años como edad mínima para la jubilación, tanto para hombres como para mujeres. Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, la expectativa de vida promedio del brasileño es de 75 años, siendo mucho menor en las regiones más pobres del país. O sea que el plan de Bolsonaro para descargar la cuenta de la crisis capitalista es literalmente que los trabajadores trabajen hasta que se mueran, bajo regímenes precarios y salarios bajísimos.
La reforma previsional diseñada para la juventud va a aumentar y profundizar aun más las condiciones de explotación de la juventud pobre y periférica, que hoy termina siendo lanzada a empleos con bajos salarios y sin derechos, con jornadas de trabajo extensas y condiciones de tercerización y precarización, como los call centers.
En Brasil hay 1,4 millones de trabajadores en call centers, en su mayoría mujeres jóvenes que buscan su primer trabajo, y es justamente ese sector el que Bolsonaro quiere atacar con su reforma: mujeres, jóvenes, negros y negras, la diversidad sexual.
Los call center emplean principalmente a mujeres jóvenes
Frente a esto, las burocracias sindicales como la CUT y la CTB, dirigidas respectivamente por el PT y por el PCdoB, siguen en su “tregua interminable” con el gobierno de Bolsonaro. Con una política consciente de “presionar” sin organizar nada, intentan lavarse la cara mientras los ajustes y las reformas avanzan contra los trabajadores con la connivencia del PT y el PCdoB en el parlamento, a la vez que exigen que los trabajadores crucen los brazos y esperen su “resistencia democrática”.
La reforma previsional es la reforma insignia del gobierno Bolsonaro, y muestra que la lucha contra los ataques no está separada de la lucha de las mujeres, los negros, la diversidad sexual y la juventud. Estos sectores, blancos declarados del gobierno de Bolsonaro, tienen planteado organizarse en sus lugares de trabajo y estudio, para construir un plan de luchas contra la reforma previsional, en defensa de derechos democráticos, sin intimidarse ante los ataques y censuras del gobierno y la extrema derecha.