Richard Stallman, programador norteamericano, fundador del movimiento por el Software Libre.
A continuación reproducimos una polémica con Richard Stallman, fundador del movimiento por el Software Libre. Si bien la nota fue publicada originalmente en junio de 2004 y algunos aspectos quedaron desactualizados, la polémica mantiene su vigencia en el marco de la creciente importancia y actualidad del tema.
Crisis del capitalismo y mercantilización del conocimiento
La llamada ofensiva “neoliberal” de los años ‘90, ha sido el intento de la burguesía de revertir la caída de su tasa de ganancia (que comienza a declinar desde fines de la posguerra) reduciendo el valor de la fuerza de trabajo contra las posiciones de la clase obrera, con el arma de la hiperdesocupación, lo cual sólo fue posible luego del desvío-derrota del ascenso revolucionario del ‘68-’76 [1].
“Las imágenes del capitalismo del siglo XIX y su enorme pauperización de las condiciones de la vida obrera, vuelven a reaparecer en toda su magnitud al lado de los maravillosos adelantos de la técnica. Es que a pesar de que el trabajo históricamente está cada vez más determinado por el desarrollo de la ciencia y de la tecnología incorporada a la producción (trabajo muerto) que por el trabajo vivo, el capital necesita siempre una fuente cada vez mayor de valorización, de robo de trabajo ajeno.” [2]. Cuando la lógica del capital penetra hasta el último poro de la sociedad, hasta en los trabajos más inmateriales como el del programador, la lógica de la valorización se impone en todos los ámbitos de la producción.
Es así, que vivimos un momento de “mercantilización y la privatización generalizada del mundo” (...) ”No se trata solo de la privatización de las industrias y de los servicios, sino también de lo vivo, del saber, del agua, del aire, del espacio, del derecho, de la información, de las solidaridades” [3].
A partir de estas contradicciones surgen renovados debates sobre las propiedades intelectuales en todos los ámbitos, desde las compañías de software y discográficas, hasta en los laboratorios medicinales y en las modificaciones genéticas de organismos, que podrían dar respuesta al problema de la alimentación mundial.
La importancia económica de este mecanismo no es menor en cuanto a la dependencia y saqueo de los países semicoloniales por parte de las potencias imperialistas, siendo uno de los temas recurrentes de las discusiones que se dan en la OMC [5].
“Los debates sobre las diferentes formas de patente, en particular la secuencia del genoma, plantean otro problema: el de la distinción entre descubrimiento e invención y de su interpretación jurídica. ¿Se puede poseer una idea cuando un programa informático no es en el fondo más que un elemento de la lógica aplicada, dicho de otra forma, trabajo intelectual muerto? Más generalmente, ¿se podría imaginar patentar las matemáticas para someterlas a un derecho de propiedad?
“El derecho de propiedad intelectual tiende pues a atropellar al derecho liberal clásico y su legitimación de la propiedad por el trabajo.”...“En estos casos, la patente es asimilable a un derecho de propiedad industrial: si la invención es definida como una solución técnica susceptible de aplicaciones industriales, no se puede patentar una idea, una teoría científica, o una fórmula matemática” [6].
“Estos rompecabezas filosófico-jurídicos son el fruto de contradicciones cada vez más explosivas entre la socialización del trabajo intelectual y la apropiación privada de las ideas de una parte; entre el trabajo abstracto que es objeto de la medida mercantil y el trabajo concreto difícilmente cuantificable que juega un papel creciente en el trabajo complejo, de otra parte” [7].
¿Qué es el movimiento por el software libre?
Cuando las computadoras personales empezaron a ser masivas, algunas empresas consideraron que no era bueno que cualquiera pudiera ver cómo estaba hecho el programa: ellas habían invertido dinero en su desarrollo y cualquier otra empresa podría utilizar sus avances para su propio beneficio. Entonces comenzaron a esconder el código fuente de los programas para que sólo pudieran verlo quienes trabajaban allí.
Es así que en 1984 Richard Stallman [8], un investigador del Massachusetts Institute of Technology, inició un movimiento para mantener el software y su código libre delas trabas de las empresas. Compartiendo los conocimientos, pensaba, la sociedad se beneficiaría con mejores programas [9].
Por otro lado uno de los principales exponentes del “código propietario” es el imperio de Microsoft, fundado por Billl Gates, que ha establecido su propio código y mediante licencias, quienes usan sus productos deben pagar regalías. Es por eso que Microsoft se ha convertido en uno de los principales “enemigos” del movimiento por el software libre” y de su máximo referente, el Sr. Stallman.
Con el objetivo de buscar formas de valorizar su capital, la propiedad privada del software obliga a las empresas a sacar un nuevo modelo todos los años, y a cada uno debe agregarle nuevas funciones para que los usuarios deseen adquirirla, fomentando necesidades superfluas y capacidades de procesamiento innecesarias.
Desde hace años, Stallman comenzó a desarrollar el concepto de Copyleft en oposición al Copyright. El Copyleft usa el copyright [10], pero lo invierte para servir a lo opuesto de su propósito: en lugar de “privatizar” el software, es un medio de mantenerlo libre. La idea central del Copyleft es que se le da a cualquiera el permiso para correr el programa, copiarlo, modificarlo y redistribuir versiones modificadas, pero no se le da permiso para agregar restricciones [11]. Es así como se forman “comunidades” de programadores que cooperan, se encargan de mejorar el código, escribir la documentación necesaria y probarlo nuevamente.
En los últimos años los desarrollos Opensource o Copyleft [12] vienen cobrando una mayor masividad, abarcando mayores funcionalidades y amenazan con desplazar en algunos sectores al software propietario.
“Siguiendo una tendencia internacional, en Brasil ya anunciaron con bombos y platillos que la administración pública adoptará el software libre. El gobierno de Lula lo plantea no sólo como una posibilidad de ahorrar millones de dólares, sino también como parte de una política tendiente a la “inclusión digital” de la población. Por eso pretenden, según palabras del ministro de Cultura, Gilberto Gil, que Brasil se convierta en “un polo mundial de software libre”. Aunque en la Argentina las definiciones son menos tajantes, el proceso avanza en la misma dirección: este año ya hubo cuatro reuniones organizadas por el Gobierno para analizar la implementación del software libre en el Estado” [13].
Como explica Stallman, el desarrollo del software libre se basa en la cooperación y en la libre difusión de las mejoras realizadas, demostrando que esta forma de trabajo es superior a la utilizada por las empresas al ocultar sus innovaciones mediante patentes. Llega a cuestionar la organización de la producción de software ligado a las ganancias y a contraponerlo a una producción con un objetivo social.
Es notable la calidad de los desarrollos que en muchos casos superan en cuanto a calidad al software propietario [14], si se tiene en cuenta que se han realizado prácticamente sin financiamiento en comparación con las fabulosas sumas que maneja el gigante Microsoft.
Sin embargo el software libre trata en realidad de fijar el límite de lo inapropiable [15], es decir como forma de controlar al monopolio, proponiendo una nueva licencia como forma de compartir las condiciones de evolución de un producto pero sin cuestionar la riqueza de las grandes compañías que no es otra cosa que plusvalía, o trabajo no remunerado que se apropia el patrón.
Después de cierta nostalgia por los primeros tiempos de la computación, cuando los programadores trabajaban por hobby, el Sr. Stallman llega a la gran pregunta del millón “¿Cómo podemos pagar a los programadores?”.
Como evidentemente el Sr. Stallman entiende que el argumento “programar es divertido” no puede más que entusiasmar a algunos estudiantes curiosos, termina planteando un muy tibio (tirando a frío) reformismo, que plantea que el software libre puede ser financiado “si la sociedad proporciona el empuje inicial” desarrollando el mismo desde los colegios, universidades y organismos gubernamentales. Es así, que como forma de reducir costos algunas dependencias estatales se están pasando al uso de software libre.
Sin embargo, hoy puede verse que estos desarrollos están siendo utilizados para reducir costos por las mismas empresas a las que el Sr. Stallman cree combatir, tanto es así que hasta la misma Microsoft ha comenzado a utilizar software libre como base para sus productos como forma de proveerse de mano de obra barata [16], en este caso gratis, y voluntaria basada en algunos programadores confundidos a los que el Sr. Stallman hace creer que trabajan en beneficio de la humanidad.
Es que, al no cuestionar en absoluto al carácter de clase de la sociedad y el estado, el Sr. Stallman no ve (o no quiere ver) que lo que él observa en el desarrollo del software no es más que una tendencia propia del régimen, que pone límites a una difusión masiva de las innovaciones, ya que esto implicaría una caída cualitativa de sus ganancias. Y que mientras exista el capitalismo, el desarrollo de la producción no puede escapar a la ley del valor que rige su desarrollo.
Esto no hace mas que mostrar el terrible freno que imponen las relaciones de producción al desarrollo de las fuerzas productivas, imaginemos por un instante las posibilidades de estos desarrollos si estuvieran impulsados por una economía democráticamente planificada en función de las necesidades sociales y si extendiéramos esto a otros ámbitos de la innovación como la medicina y la producción de alimentos genéticamente modificados.
Un fantasma recorre la red. ¿Manifiesto Linuxista [17] o Crisis Capitalista?
El desarrollo del software libre lejos de tener un carácter anticapitalista, no sale de un cuestionamiento al carácter monopólico de Microsoft, a partir de una posición liberal burguesa clásica, que busca fomentar el desarrollo del software libre como forma de competir con el gigante de Bill Gates y abaratar costos de pequeñas, medianas y grandes empresas muchas de las cuales, por otra parte, lo fomentan.
A la sombra del crecimiento del software libre, han proliferado una amplia gama de pseudo-teorías que buscan ver al software libre en sí mismo, como algo progresivo para la humanidad y que por lo tanto terminan siendo totalmente funcionales: posición liberal burguesa anti-Microsoft.
Desde la versión reformista de Stallman y sus amigos, que busca mostrar a la lucha por el software libre como una lucha por humanizar al capitalismo mediante reformas para lograr un mundo “mejor”, en donde Microsoft es el malvado que obstruye la sana lógica del libre mercado.
Hasta los que hablan de una especie de cybercomunismo autonomista, que mediante la creación de redes autónomas de información e intercambio llevarían, sin necesidad de enfrentamiento con el estado capitalista y sin necesidad de apropiación de los medios de producción [18], a una especie de comunismo de la información [19] en donde el papel destacado vendría a ser ocupado por una élite de trabajadores de lo inmaterial, autónomos de las leyes de valorización del capital [20].
El punto común que tienen estas teorías es que ven al desarrollo tecnológico, en este caso el software libre, como algo positivo en sí mismo, por fuera del carácter de clase que revisten bajo el sistema capitalista, dándole el poder en sí mismas de amortiguar la crisis capitalista, democratizar las sociedades (o la información), o en el último caso sentar las bases para una extinción del capitalismo por “muerte natural”.
Pongamos la tecnología al servicio de los trabajadores [21]
Los marxistas no estamos contra del desarrollo de las fuerzas productivas, ni del dominio público de la propiedad intelectual. Pero no apoyamos el desarrollo tecnológico como un fin en sí mismo, ya que en nuestra época, bajo relaciones de clase capitalistas, tanto más avanza la técnica y el conocimiento, más la burguesía la utiliza para oprimir a los pueblos y redoblar el control sobre los trabajadores.
Qué vigencia tienen las palabras de Lenin, cuando decía que "La‘libertad de imprenta’ es una de las principales consignas de la ‘democracia pura’. Los obreros saben, y los socialistas de todos los países lo han reconocido millones de veces, que esa libertad será un engaño mientras las mejores imprentas y grandísimas reservas de papel (podríamos agregar los canales de TV y radio, NdR) se hallen en manos de los capitalistas y mientras exista el poder del capital sobre la prensa (TV y radio, NdR), poder que se manifiesta en todo el mundo con tanta mayor claridad, nitidez y cinismo cuanto más desarrollados se hallan la democracia y el régimen republicano (...) A fin de conquistar la igualdad efectiva y la verdadera democracia para los trabajadores, para los obreros y los campesinos, hay que quitar primero al capital la posibilidad de contratar a escritores, comprarlas editoriales y sobornar a la prensa, y para ello es necesario derrocar el yugo del capital, derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia. Los capitalistas siempre han llamado ‘libertad’a la libertad de lucro para los ricos, a la libertad de morirse de hambre para los obreros. Los capitalistas llaman libertad de imprenta a la libertad de soborno de la prensa por los ricos, a la libertad de utilizar la riqueza para fabricar y falsear la llamada opinión pública (...) Libertad e igualdad verdaderas será el orden de cosas que están instaurando los comunistas, y en él será imposible enriquecerse a costa de otros, no habrá posibilidad objetiva de someter directa o indirectamente la prensa al poder del dinero, no habrá obstáculo para que cada trabajador (o grupo de trabajadores, sea cual fuere su número) posea y ejerza el derecho igual de utilizar las imprentas y el papel que pertenecerán a la sociedad” [22].
Por eso, luchamos por una economía socialista, democráticamente planificada entre productores y consumidores, que pueda liberar al conocimiento y a la técnica del freno que le imponen las relaciones de producción capitalistas, apropiándose de los medios de producción para ponerlos en función de las necesidades sociales, para “liberar progresivamente a la humanidad de la pesada carga del trabajo y para que la medida de la riqueza sea verdaderamente el tiempo disponible y para desarrollar efectivamente las necesidades del individuo social” [23].
Para ello buscamos poner el conocimiento, la técnica y en este caso el software libre, al servicio de la clase que maneja los principales resortes de la producción, el transporte, la comunicación y la información. La única clase social capaz de poner tras de sí al conjunto de los oprimidos, capaz de enterrar a este sistema miserable y decadente para siempre en la prehistoria de la humanidad y con ello liberar al hombre de la esclavitud asalariada: la clase obrera en alianza con los demás sectores populares.