Por su cuenta de twitter, el presidente Evo Morales felicitó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que rechazó la propuesta injerencista de Estados Unidos sobre Venezuela gracias al veto establecido por Rusia y China.
La crisis venezolana agravada por la creciente injerencia imperialista impulsada por Trump, ha dividido aguas en la izquierda latinoamericana y en particular en Bolivia, donde el conjunto de las organizaciones llamadas de izquierda o se encuentran alineadas detrás de Maduro y su plan de ajuste capitalista y represivo contra el pueblo venezolano o detrás de Donald Trump y su títere Guaidó reconocido por otras potencias imperiales como Francia, España y Alemania así como por toda la derecha regional con Bolsonaro, Piñeira o Macri.
Luego de la conferencia de Montevideo auspiciada por López Obrador de México y el gobierno uruguayo, a la que se sumó el gobierno boliviano, Maduro abrió las puertas para entablar un posible diálogo con el mismo Trump, poniendo de relieve la preocupación por la fuerte presión diplomática y los llamados a las Fuerzas Armadas Bolivarianas para que den un golpe desconociendo al gobierno de Maduro. Esta apertura negociadora con el imperialismo, más allá de los resultados de la misma, lejos está de ser un cambio en la política sostenida por Maduro en Venezuela o Evo Morales en Bolivia durante sus 12 años de gobierno, sino que estuvo antecedida por dos sobresalientes hechos: la entrega de Battisti a la justicia italiana y los calurosos saludos a Bolsonaro en Brasil y hoy nada menos que al Consejo de Seguridad de las naciones unidas. Recordemos que este organismo es el responsable de matanzas en el medio oriente, millones de refugiados y el reparto y saqueo de esa región del mundo. Este organismo, que Evo Morales embellece al calificar como “a hecho respetar el derecho internacional” es uno de los garantes de la impunidad y la criminalidad del estado sionista de Israel contra el pueblo palestino. Mientras para la asunción de Bolsonaro en Brasil no fueron invitados los representantes de Venezuela, Cuba y Nicaragua por tratarse de “dictaduras” según la categoría de Trump y toda la derecha regional, Evo Morales no sólo que fue invitado sino que trató de “hermano” a Bolsonaro cuando este viene sosteniendo discursos y medidas profundamente antiobreras, antipopulares y antidemocráticas. Esto ya marcaba la agenda de negociación por el tema del gas y demás acuerdos con el gigante sudamericano. Sin embargo lo que generó cortocircuitos al interior de las filas del MAS fue la entrega a la derecha italiana, sin juicio de extradición y con suma rapidez al perseguido político italiano Cesare Battisti. La voluntad negociadora con la derecha regional e internacional en momentos en que parece retroceder el “progresismo” latinoamericano no tuvo ningún escozor de semejante colaboración con la derecha internacional.
Sin embargo, lejos de lo que afirmaron diversos integrantes del partido de gobierno, esto no fue un rayo en cielo sereno, sino que fue la continuidad, con altibajos, de una política profundamente conciliadora con el capital trasnacional acompañada de una fuerte retórica antimperialista y anticapitalista.
El antimperialismo de Evo y sus amigos
Durante todos estos años el gobierno de Evo Morales ha hecho gala de un discurso y algunas actitudes que han sido celebradas por la izquierda continental como antimperialistas. El caso mas notorio de esto fue la expulsión del embajador de Estados Unidos, Goldberg, durante la crisis de septiembre del 2008 y la ruptura de las relaciones diplomáticas que se mantienen hasta el día de hoy pese a algunos intentos de reestablecerlas con resultados negativos.
Durante ese año, se vivió la mayor crisis política del gobierno del MAS, con amagues separatistas por parte de la llamada “media luna” y connatos de guerra civil a partir de la masacre de El Porvenir en Pando. El imperialismo y toda la oposición de derecha querían las mayores garantías a sus derechos de propiedad en particular la tierra, luego de las deliberaciones de la Asamblea Constituyente. El resultado fue la negociación sellada, el 21 de octubre del 2008, en la ciudad de Cochabamba donde 2 diputados del MAS encabezados por García Linera y 2 diputados de la oposición encabezados por Carlos Borth, modificaron decenas de artículos del proyecto de nueva constitución burlando de esta manera todas las discusiones y elaboraciones realizadas en la misma Asamblea Constituyente. De este pacto surgió el nuevo régimen político denominado “Estado Plurinacional” y es lo que explica por qué hoy la derecha se embandera detrás de la defensa de la Constitución contra los intentos reeleccionistas de Evo Morales y García Linera. Es lo que también explica por qué en Bolivia no hay una oposición de derecha “destituyente” similar a lo que ocurre en Venezuela.
En Bolivia, pese a lo que muchos creen en el exterior, la producción hidrocarburífera sigue dependiendo de las operaciones que realizan las trasnacionales, a las que se premia con jugosos subsidios. Lo mismo sucede con las empresas mineras, las que continúan depredando los recursos naturales y el medio ambiente. Las únicas empresas nacionalizadas fueron Huanuni y Colquiri gracias a la lucha de los trabajadores contra el gobierno del MAS. Todas las trasnacionales mineras están en el país operando con absoluta seguridad jurídica.
Hace casi 12 años, en la Cumbre de la Madre Tierra realizada en Cochabamba, Evo Morales calificó de “criminal” la producción de biocombustibles, denunciando que era inaudito producir alimentos para quemarlos. Es el mismo Evo Morales que unos meses atrás promulgó la ley que autoriza, alienta y financia la producción de biocombustibles de la mano de la burguesía agroindustrial del oriente boliviano, la CAINCO. La deuda externa contraída por los gobiernos neoliberales es religiosamente pagada aunque hoy se diversifican los acreedores teniendo al capital chino como destacado.
El gobierno de Evo Morales ha combinado exitosamente las políticas macroeconómicas y de estabilización neoliberal, con una mayor participación estatal vía inversiones y gasto público, con una importante retórica antimperialista que le ha permitido conservar importantes franjas de su capital político. Es esta ecuación entre economía y política la que por un lado genera desconfianza de los sectores más a la derecha de la oposición, pero los cuales optan por moverse con cautela debido al conservadurismo en las relaciones capital trabajo o Estado-nación e imperialismo. El mismo Carlos Mesa cuando fue acusado de querer eliminar los bonos y subsidios implementados en la abierta campaña electoral de este año, salió a desmentir tales acusaciones y afirmar que lo “bueno” realizado por el gobierno debía mantenerse.
La política sostenida desde cancillería con respecto a Venezuela formando parte de los gobiernos mexicano y uruguayo que buscan una salida negociada de Maduro ante la posibilidad creciente de intervención norteamericana directa, solo es la prolongación de esta actitud sostenida durante los 12 años de gobierno. Lejos de enfrentar al imperialismo, Evo Morales sigue los pasos del chavismo de negociar y reducir el problema de la dependencia estructural de nuestros países a meras poses diplomáticas y retóricas pero muy lejos de atacar los intereses económicos imperialistas en la región.
Enfrentar la injerencia imperialista de Trump con un programa de acción revolucionario
La agresividad imperialista es cada vez mayor. Esto no es casualidad sino que esta motivada por la creciente pérdida de hegemonía del imperialismo norteamericano y que por lo tanto necesita traducir su fuerza y peso político en mayores ventajas económicas frente al creciente peso del capital chino en la región. Esta creciente agresividad no puede ser enfrentada sólo con palabrería como el reformismo continental y particularmente el de Evo Morales y sus amigos creen. Es necesario afectar los intereses imperialistas en la región y en el país.
Sólo con la efectiva nacionalización de los recursos naturales (RRNN) expulsando a las trasnacionales que operan en el país se puede empezar a afectar sus intereses, terminando con el saqueo, depredación de recursos y violación de los derechos nacionales y al territorio de los pueblos indígenas y campesinos afectados. La nacionalización de toda la banca y el capital financiero, reemplazándolo por una banca estatal única controlada por los trabajadores puede terminar con el control especulativo de las tierras y las construcciones urbanas terminando con la dependencia de los capitales imperialistas en el país además de otorgar créditos baratos al pequeño productor. La abrogación de la ley 1008 (del Régimen de la Coca y Sustancias Controladas) y sus modificaciones es fundamental para establecer el libre cultivo de la hoja de coca, comercialización e industrialización, terminando con la vergonzosa fiscalización que hace el imperialismo disfrazada de “lucha contra las drogas” sobre el país y que el actual gobierno ha mantenido cambiando los Yungas paceños en vez del Chapare como región privilegiada para la erradicación y la represión.
Llamamos a las y los trabajadores, a los estudiantes y a los sectores empobrecidos a emprender la movilización y organización para luchar y expulsar al imperialismo de Venezuela y toda América Latina, sin depositar una pizca de confianza en Maduro o Morales, abriendo de esta manera el camino a la lucha por un gobierno de los trabajadores, única forma de terminar con la dominación imperialista del país e iniciar la construcción del socialismo, en serio y no sólo en palabrería. |